Mujeres palestinas: hacer y ganar el pan

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Son las 6 de mañana en la Ribera Occidental, parte de los Territorios Palestinos Ocupados, e Istethkar Abdelkarim ya hace dos horas que trabaja. Sin embargo, es feliz. Décadas de conflicto, bloqueos en la frontera y firmes restricciones de movimiento y acceso han paralizado la economía palestina.

El desempleo es muy elevado, los alimentos son caros y alimentar a una familia es un reto constante. A pesar de todo ello, la contribución vital de las mujeres a los ingresos de las familias es esporádica en la región. El número de mujeres palestinas que tienen un empleo a tiempo completo está entre las más bajas del mundo. Éste es el caso en especial en las áreas más rurales del territorio, donde las tradiciones están más arraigadas, el acceso a los servicios es más difícil y las oportunidades de trabajo son muy limitadas debido a la situación socioeconómica y política.

En 2010 Istethkar y otras 200 mujeres rurales de la Ribera Occidental, decidieron que había llegado la hora de pasar a la acción. Con el apoyo del Ministerio palestino de Educación y de Educación Superior y de ONU Mujeres, y con la financiación del Gobierno de Noruega, han puesto sus habilidades al servicio de los comedores escolares. Istethkar prepara ahora comidas saludables, que vende a un precio subsidiado a unas 400 niñas con hambre, que antes pagaban mucho más por el almuerzo.

Las comidas incluyen su especialidad de pollo relleno y musakhan (pollo con especias) que ella muestra con orgullo. Esta actividad revitalizó a su familia y sus finanzas, especialmente, dice, cuando su esposo perdió el trabajo. “Me ayudó psicológica y financieramente. No había tenido nunca un ingreso propio y siempre dependimos de mi esposo explicó Istethkar. En la actualidad, en las comunidades más pobres de la Ribera Occidental, las comidas preparadas por las empresarias locales como Istethkar alimentan a casi 70.000 escolares. Al garantizar que los niños coman comidas nutritivas, las mujeres están también haciendo un cambio a largo plazo en los que las rodean.

Según Zein Hamad, dietista del Ministerio palestino de la Educación, algunos problemas de salud como la anemia — que entorpece considerablemente la capacidad de aprendizaje de los niños — y la obesidad han disminuido dramáticamente en el área desde que las mujeres comenzaron con este trabajo. La tasa de anemia se ha desplomado, pasando de afectar al 25 por ciento de los niños a sólo unos pocos. Alia El-Yassir es la Directora de la oficina de ONU Mujeres en el Territorio Palestino, que respalda este proyecto en las cantinas escolares.

Dice que es crucial mejorar la nutrición de los niños hasta un nivel que les garantice logros académicos, más que centrarse únicamente en las calorías. También cree que el efecto dominó del proyecto está transformando no sólo a las personas sino también a las familias y las comunidades. “La prioridad más importante para las mujeres y las comunidades es que necesitan ingresos, una fuente de ingresos en la que puedan confiar, dice. Samah Mousa, coordinadora regional del proyecto, aclara que muchos esposos primero se resistieron a la idea de que sus mujeres trabajasen, pero la mayoría llegaron a apreciar los nuevos roles de sus esposas a medida que comenzaron a generar ingresos para la familia. Algunos maridos incluso las ayudan con el trabajo.

Ahmed Suleiman, marido de Istethkar, dice que ahora le gusta mucho el nuevo rol empresarial de su esposa y su posición de cabeza económica de la familia. Después de que él perdiera su empleo pudo abrir y mantener un negocio gracias a lo que gana su mujer. “Ella ahora es una ayuda en todos los aspectos de la vida, dice. Gracias a su trabajo en los comedores escolares contribuye financieramente, incluso pagando los estudios superiores de nuestros hijos, porque yo no lo podía hacer solo. Estoy muy orgulloso de mi esposa.

Istethkar está contenta de sus esfuerzos y de los cambios que le ha aportado el proyecto. “Antes era tímida en mis relaciones con la gente, pero ahora soy más fuerte y tengo más confianza en mí misma, explica. “Espero que mi trabajo continúe y mejore, espero trabajar toda la vida. Para Istethkar y las demás 200 mujeres como ella, esta nueva independencia económica les ofrece a ellas y a sus familias un rayo de esperanza para el futuro en esta tierra víctima de tantos conflictos.

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