Las mujeres se sientan a la mesa de negociaciones del proceso de paz y transición de Malí

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Malí está pasando por una triple crisis que abarca cuestiones de seguridad, humanitarias y políticas. Desde el 17 de enero, la población del norte del país se ha visto afectada por un conflicto armado. La inseguridad física ha llevado al éxodo de más de 200 000 personas y tres regiones han sido ocupadas por los grupos armados. La inseguridad alimentaria también afecta a más de tres millones de personas. Además, el golpe de estado militar llevó a la irrupción del orden constitucional y dio origen a una seria crisis política.

El 6 de abril se firmó un acuerdo entre la junta que se hizo con el poder y la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO), lo que ha permitido nombrar a un Presidente interino, Dionkounda Traoré.

Con el apoyo y asistencia de ONU Mujeres, se envió una delegación de cuatro mujeres de la Red de mujeres por la paz y la seguridad REPSFECO/Malí, a Uagadugú, capital de Burkina Faso, para participar en las negociaciones de transición entre el 15 y el 17 de abril. Durante el proceso, la presidenta de la Red, Saran Keita, leyó una declaración que había sido redactada por miembros de la red para el proceso de transición. “Es una pena que las mujeres, que representan el 51,7 por ciento de la población de Malí, no estén bien representadas en esos momentos cruciales de toma de decisiones, dijo.

La Sra. Keita instó al Presidente de Burkina Faso y facilitador oficial, Blaise Compaoré, a aceptar el rol decisivo de las mujeres a la hora de prevenir y resolver conflictos. Especificó que, por el bien del país, las mujeres “tienen que estar presentes en todo el proceso de mediación y participar en todos los mecanismos a todos los niveles. Su participación debe de darse sobre un pie de igualdad con las demás partes en un esfuerzo por mantener y promover la paz y la seguridad.

En la Declaración, las malienses exigen, sobre todo, la implementación de “medidas urgentes para luchar contra la violación de mujeres y de niñas, brindándoles ayuda y asistencia. Piden que se garantice la seguridad para los más vulnerables de los diversos grupos, especialmente las personas desplazadas, “tomando en cuenta la situación específica en la que se encuentran las mujeres y las niñas. También demandan la liberación incondicional del territorio del norte de Malí y la resolución del conflicto a través del diálogo en vez de la fuerza.

Las mujeres también abogaron por el retorno progresivo de las fuerzas armadas y del personal de seguridad nacional, equipados con recursos apropiados. Finalmente, hicieron un llamado para que se respeten los compromisos hechos en el acuerdo, y se “preserve un clima más pacífico, así como un mayor diálogo entre las partes.

Gracias a estos esfuerzos, las mujeres pudieron garantizar la inclusión de sus demandas en la declaración final. Una de ellas estipula que “se recuerda a los grupos armados en el norte de Malí su obligación de proteger a los civiles y de respetar escrupulosamente los derechos humanos; se les invita a poner un fin inmediato a todas las formas de violencia perpetradas contra las mujeres y los niños.

Un estudio realizado por ONU Mujeres sobre 24 de los principales procesos de paz desde 1992 muestra que la participación femenina en las negociaciones mundiales de paz se ha estancado: en la actualidad es del 7 por ciento en promedio, y sólo el 3,2 por ciento de los mediadores son mujeres. La participación activa de mediadoras en Uagadugú es un decisivo paso adelante.

Después de volver a Malí, las mediadoras han seguido con su campaña de promoción con la asistencia de ONU Mujeres, que incluyó la creación de un plan de acción para la mediación, prestando atención a las cuestiones relacionadas con el género, la seguridad y el regreso a la paz.