En Zimbabwe, las seropositivas están al frente del cambio y exigen sus derechos

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Phillipa Marisa. Foto: ONU Mujeres/Dudziro Nhengu

La salud de Phillipa Marisa, de 60 años de edad, se está deteriorando a causa del VIH. Solía preocuparse enormemente acerca del legado que le dejaría a sus hijos, ya que desde que su esposo murió de SIDA, le habían quitado su propiedad en Hopley Farm, Harare, tuvo problemas con su familia y graves altercados con su familia política. Sin embargo, encontró apoyo y consuelo en un programa que conecta a las mujeres seropositivas con sus derechos a la propiedad y a la herencia, y con otras mujeres en situación similar.

“Nos mostraron cómo escribir un libro de memorias, recuerda. “Yo hice dibujos sobre cómo enterré a mi esposo y acerca de las disputas familiares que surgieron. Pero también sobre las personas que se preocuparon por resolver dichas disputas y sobre cómo me devolvieron la propiedad. Me dieron una voz y el valor para contar mi historia sobre el despojo de mi propiedad.[Escuche más la historia de Phillipa en el video abajo]

La organización del Fondo de Investigación y Educación sobre Mujeres y Derecho en África Austral (WLSA por sus siglas en inglés), que cuenta con el apoyo de ONU Mujeres, ha trabajado para empoderar a las mujeres que viven con VIH y SIDA, educándolas acerca de sus derechos a la propiedad.

En Zimbabwe, las dinámicas de género privan a las mujeres de la mayor parte, si no es que de todo el control sobre los recursos como la tierra, el dinero y las posibilidades de crédito, lo que reduce su capacidad de acceder a la justicia y de proteger sus derechos. Por ejemplo, son pocas las que tienen certificados de matrimonio o testamentos. Para las viudas o las que están enfermas, esta desventaja puede ser peor aún porque muchas hacen frente a los problemas totalmente solas.

“Las mujeres seropositivas son víctimas de estigmatización y discriminación, lo que a menudo es la causa por la que no heredan las propiedades, dice Gertrude Murungu, Oficial superior de programas en WLSA. “Nuestro departamento de estudios estima que el 40 por ciento de las mujeres de Zimbabwe cuyas propiedades fueron usurpadas en los últimos tres años eran seropositivas.

Como parte de este programa, una Clínica Móvil de Asistencia Jurídica ayuda a las mujeres seropositivas que no pueden pagar los honorarios legales. Sus clientes incluyen a las mujeres que están enfermas y a las mujeres cuyos compañeros padecen o han muerto a causa del VIH/SIDA tanto en las áreas rurales como urbanas. En las clínicas las mujeres aprenden acerca de sus derechos, buscan asesoría y adquieren habilidades fundamentales como redactar o hacer el registro de un testamento ante la Suprema Corte, así como velar por la integridad del mismo.

Para profundizar la conciencia sobre este tema, el Fondo ha creado 18 círculos de empoderamiento en comunidades de bajos ingresos donde las mujeres comparten lo que han aprendido y se ayudan mutuamente. También estableció dos oficinas de ayuda en la Suprema Corte y en el Juzgado de Paz en Harare, capital de Zimbabwe. Con el fin de promocionar y ampliar sus programas, el Fondo trabaja con las ONG locales y con representantes gubernamentales provenientes desde el Ministerio de la Justicia hasta la policía.

“Es una estrategia muy práctica que tendría que ser replicada en todos los tribunales del país, dijo el Sr. Eldard Mutasa, Ministro de la Suprema Corte, en referencia a las oficinas de ayuda. “Las mujeres vienen desde lejos y no saben cómo acceder a los servicios de los tribunales. Algunas ni siquiera pueden permitirse gastar un dólar para fotocopiar sus documentos. La oficina de ayuda ha podido asistirlas en este sentido.

El Fondo también ha estado trabajando con los líderes tradicionales -muchos de los cuales presiden los casos de propiedad y de herencia en los tribunales informales- para garantizar que la idea se arraigue y se practique en las comunidades locales.

Todavía falta mucho por hacer y Mutasa dice que el próximo paso es formar y sensibilizar a los abogados y los jueces sobre las leyes que protegen a las mujeres. “Algunas partes de la ley a menudo no se comprenden, incluso por parte de los abogados, quienes terminan dando malos consejos y poniendo a las mujeres en desventaja, agrega.

Con todo, el paso más importante ya se ha dado: hacer participar a las propias mujeres en cuanto que agentes del cambio. “WLSA me enseñó a redactar un testamento, y ahora me dedico a enseñar eso a otras mujeres, dice Marisa. “Como seropositivas, si no tenemos nada que hacer nos preocupamos. Si nos mantenemos ocupadas nos olvidaremos de nuestras preocupaciones y nos haremos más fuertes.

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