La participación y el liderazgo político de las mujeres en la mira: en busca de la igualdad

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Declaración de Michelle Bachelet, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, en la CEDAW 30: Celebración del 30º aniversario del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Sala de Conferencias 3 del Ala Norte de la Sede de las Naciones Unidas, Nueva York, 9 de julio de 2012.

[Cotejar con el texto pronunciado.]

Distinguidos panelistas y colegas,

Señoras y señores:

Hoy celebramos el 30º aniversario del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Es un día excepcional.

A todos los miembros pasados y presentes del Comité de la CEDAW quiero decir una cosa en nombre de ONU Mujeres: muchas gracias por todo lo que han hecho para hacer avanzar los derechos de las mujeres, el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género. El trabajo que han hecho para hacer realidad el texto de la CEDAW no se puede exagerar: mediante sus esfuerzos han hecho avanzar los derechos humanos universales de las mujeres, incluyendo el derecho a la participación política, a la igualdad ante la ley, en el matrimonio y en la vida familiar, en el mundo laboral, en la educación y la salud, y en la vida cultural.

En los últimos 30 años, la Convención, y en especial el trabajo del Comité de la CEDAW, han tenido un impacto considerable. Los Estados han cambiado leyes, políticas y programas para tratar la violencia contra las mujeres y el tráfico de mujeres, para hacer avanzar los derechos reproductivos, para garantizar los derechos de las mujeres en el matrimonio y en el divorcio, para hacer avanzar los derechos de las mujeres en el trabajo y el derecho a la tierra, la propiedad y la herencia. Los derechos de las mujeres han sido incluso consagrados en las constituciones nacionales.

En todo el mundo, los abogados y jueces, los parlamentarios, los representantes de las organizaciones no gubernamentales y de las instituciones nacionales de derechos humanos se han apoyado en la Convención y en informes del Comité de la CEDAW en busca de justicia para las mujeres. Las mujeres y las niñas de todo el mundo se han visto empoderadas para exigir sus derechos porque la Convención detalló las condiciones para ello y el Comité de la CEDAW hizo recomendaciones a los gobiernos sobre acciones concretas. Los acuerdos mundiales como la Plataforma para la Acción de Beijing de 1995 de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y el Programa de Acción de 1994 de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo también están basados en la CEDAW.

En los últimos 30 años, el Comité de la CEDAW ha brindado apoyo al trabajo de los organismos, fondos y programas de las Naciones Unidas. A su vez, las entidades de la ONU de todo el mundo han apoyado al Comité, la CEDAW y su Protocolo Opcional, y han tratado de reflejar sus disposiciones en las leyes nacionales.

En este sentido, hay una cantidad de personas en todo el mundo que trabajan actualmente para implementar la Convención y para hacer realidad los derechos de las mujeres. Algunos todavía hablan de estándares de derechos humanos como “sólo palabras sobre un papel, pero esto ciertamente no es el caso de la CEDAW, que se ha convertido en una ley viva. Por ello se debe agradecer, en última instancia, a los miembros del Comité de la CEDAW que han trabajado con inteligencia, energía y compromiso, año tras año, para monitorear de cerca los retos y logros de cada país y ofrecer una orientación concreta tan necesaria para progresar aún más. Puedo decirles que en ONU Mujeres damos gran valor al rol del Comité y que la Convención es la guía para todo lo que hacemos.

Hoy quisiera centrarme en una de las prioridades que tenemos en ONU Mujeres: ampliar la participación y el liderazgo político de las mujeres en busca de la igualdad. Mi principal mensaje es que en el 30º aniversario del Comité de la CEDAW, más de 30 países tienen el 30 por ciento o más de mujeres parlamentarias, y estamos tratando de lograr la paridad de género para 2030. Quiero que recuerden este mensaje como 30-30-30.

De cara al futuro tenemos una herramienta poderosa a nuestra disposición para lograr este objetivo: me refiero a las medidas temporales especiales como las cuotas o las leyes de paridad. Hace tan sólo unas semanas, en la Conferencia Río+20, las mujeres Jefas de Estado y de Gobierno firmaron un Llamado a la Acción para el Futuro que quieren las mujeres. Pidieron a los gobiernos del mundo que tomen medidas urgentes, incluyendo medidas temporales especiales, para acelerar la participación plena y equitativa de las mujeres en la gobernanza a todos los niveles y el liderazgo de las mujeres en todas las tomas de decisiones. El documento final de la Conferencia de Río a su vez enfatizó la importancia de implementar medidas temporales para aumentar de manera considerable la cantidad de mujeres en posiciones de liderazgo.

El Comité ha aconsejado consistentemente a los Estados parte para que tomen en consideración la adopción de las medidas especiales temporales, y las mujeres en sus países respectivos se han apoyado en la autoridad de la CEDAW a la hora de defender dichas medidas. Ha habido algunos resultados realmente alentadores en países como Rwanda, Suecia, Sudáfrica, Nicaragua, Timor-Leste y, recientemente, Argelia. Las cuotas son muy efectivas. De los 33 países que actualmente cuentan con un 30 por ciento o más de mujeres en el parlamento, 26 tienen cuotas que les ayudan a garantizar esos resultados.

Amigos: la representación equitativa de las mujeres es un asunto de justicia y democracia. Como digo a menudo, la democracia se trata no sólo del derecho al voto sino también del derecho a ser electo. Las mujeres constituyen el 51 por ciento de la población mundial, y sin embargo están mal representadas en las entidades supuestamente representativas que toman las principales decisiones que afectan sus vidas; en la actualidad, las mujeres representan en promedio el 19,5 por ciento de los parlamentarios.

Es una cuestión de simple justicia y es también una cuestión de mejorar la calidad democrática de la representación. Si se tiene más mujeres legisladoras, se discutirá públicamente más y distintas inquietudes, con el fin de dar respuesta a las diferentes necesidades de la sociedad, incluyendo las de las propias mujeres. Esto no quiere decir que las mujeres en política deban centrarse únicamente o incluso principalmente en los asuntos relativos a las mujeres, sino todo lo contrario. Tampoco es cierto que el hecho de que se elija a una mujer a un puesto público garantice que ella sea sensible a los asuntos de género. Sin embargo, la realidad es que los parlamentos y gobiernos compuestos principalmente por hombres simplemente no tienen la misma sensibilidad para las inquietudes y los derechos de las mujeres.

¿De qué otra manera se podría explicar que al día de hoy, en todo el mundo, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres siguen siendo puestos en duda diariamente? En Río, hace sólo un par de semanas, fue necesario una concertación masiva de la parte de ONU Mujeres, FNUAP, la sociedad civil y otros socios para garantizar que los Estados Miembros volviesen a comprometerse con el documento final de la Plataforma para la Acción de El Cairo y reconocieran explícitamente la importancia de la salud sexual y reproductiva en aras de un desarrollo sostenible. No mucho antes de eso, en la Comisión de la

Condición Jurídica y Social de la Mujer, habíamos visto cómo algunos trataban de cuestionar los claros compromisos en materia de salud sexual y reproductiva y de los derechos reproductivos asumidos en El Cairo y en Beijing.

Una vez que tengamos la misma representación de mujeres y de hombres en los parlamentos, es de esperar que ya no tengamos que explicar más que el espíritu y el cuerpo de las mujeres no pueden ser divididos y que si las mujeres pueden votar o ser electas a los puestos más altos, también tendrían que poder decidir si, cuándo y cuántos hijos quieren tener.

El tener a más mujeres en la política también tiene un efecto positivo en lo relativo a la creación de modelos de conducta positivos para las mujeres jóvenes y las niñas, y también para los niños. Un estudio de MIT realizado en 2007 en India concluyó que una mayor presencia y visibilidad de las mujeres en la política en los gobiernos locales hacía aumentar el desempeño académico y las aspiraciones profesionales de las jóvenes, además de generar un cambio positivo en las actitudes y expectativas de los niños y de los padres.

En las aldeas que nunca habían tenido líderes políticas mujeres, los estudios concluyeron que los padres tenían un 45 por ciento menos probabilidades de esperar que sus hijas continuasen estudiando después de la secundaria, y las propias niñas tenían 34 por ciento menos probabilidades de aspirar a hacerlo. El efecto que tienen las mujeres líderes como modelos de conducta es importante porque abre el camino a la igualdad para las generaciones futuras.

En momentos en que festejamos este 30º aniversario, felicito una vez más a los miembros del Comité de la CEDAW por su inagotable dedicación. Reitero el compromiso de ONU Mujeres para intensificar su apoyo a fin de garantizar que los próximos 30 años marquen aún más progresos en la lucha por erradicar todas las formas de discriminación contra las mujeres y lograr una igualdad real y duradera.

Muchas gracias.