Alocución de Michelle Bachelet en el lanzamiento del Programa conjunto sobre la mujer rural con los organismos con sede en Roma

Fecha:

Alocución de Michelle Bachelet en el lanzamiento del Programa conjunto sobre la mujer rural con los organismos con sede en Roma - “Aceleración de los progresos en materia del empoderamiento económico de la mujer rural. Nueva York, 27 de septiembre de 2012.

[Cotejar con el texto pronunciado]

Buenas tardes.

Bienvenidos, Presidenta Johnson-Sirleaf, distinguidos panelistas y participantes, y los copatrocinadores, Gobiernos de Brasil, Canadá, Liberia y los Países Bajos. Muchas gracias por la asociación que tienen con nosotros y por su apoyo. Es un placer estar aquí con todos ustedes.

Este es un evento muy emocionante para nosotros. Hoy estamos todos orgullosos de lanzar el programa conjunto de ONU Mujeres, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de Alimentos, “Aceleración de los progresos en materia del empoderamiento económico de la mujer rural.

Quiero recordar acerca de quién estamos hablando cuando decimos “mujer rural. Éstas son las mujeres de todo el mundo que trabajan largas horas como agricultoras, trabajadoras agrícolas y empresarias. Cuando terminan ese trabajo, se dedican a trabajar aún más horas cuidando a sus hijos y familias. Ganan una miseria por lo que cosechan, por el trabajo agrícola que hacen y por lo que venden, y no ganan nada por el trabajo que hacen en el seno de la familia.

Además, cuando hablamos de las mujeres y las niñas rurales, hablamos del 25 por ciento de la población del mundo. En su mayoría son pequeñas agricultoras y representan el 43 por ciento de la mano de obra agrícola en los países en desarrollo. Quizá el término correcto para denominarlas sea “sostén, porque lo que suministran -agua, combustible, alimentos, dinero- es el sustento de sus familias, sus comunidades y sus naciones. Las mujeres rurales llenan los platos y los estómagos vacíos, aunque muchas veces los de ellas quedan vacíos. En realidad, las mujeres rurales no tienen un rendimiento bajo porque su productividad sea baja, sino que tienen un rendimiento alto si se toma en cuenta los recursos limitados de que disponen.

Juntos podemos cambiar esta situación: con leyes que promuevan los mismos derechos, las mismas oportunidades y la misma participación, de modo que puedan alimentar mejor a sus hijos y vender sus bienes en el mercado; y con mejores políticas de modo que se beneficien del comercio y de las finanzas y que hagan una contribución efectiva al crecimiento económico inclusivo. También con servicios básicos, para que puedan trabajar con menos riesgo para su salud y que tengan una cuenta bancaria y acceso a la energía y al agua limpia, y con una mejor división del trabajo para que puedan tener más tiempo de hacer todo el trabajo que realizan en sus casas, en los campos, en los mercados y en los puestos de trabajo.

Cuando las mujeres están empoderadas y pueden exigir sus derechos y el acceso a la tierra, el liderazgo, las oportunidades y las opciones, las economías crecen, se fomenta la seguridad alimentaria y mejoran las perspectivas para las generaciones presentes y futuras.

Las mujeres rurales han estado en el centro de los debates de alto nivel desde hace algún tiempo, especialmente en la última sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, en Río +20, y en las discusiones de la agenda internacional para el desarrollo posterior a 2015.

La mujer rural ha sido tildada de solución para erradicar la pobreza y el hambre y para promover la sostenibilidad. Hemos visto repetidos compromisos de invertir en las mujeres y en el desarrollo agrícola, pero a pesar de las promesas y los compromisos de apoyo, se ha dirigido muy pocos recursos para mejorar el diario vivir de la mujer rural. Ésa es la razón por la que nos entusiasma este programa y los cambios que se lograrán en los siete países donde se implementará: Etiopía, Guatemala, Kirguistán, Liberia, Nepal, Níger y Rwanda.

El programa saca provecho de los puntos fuertes respectivos de nuestros organismos: la asistencia en materia de políticas para la agricultura y la seguridad alimentaria de la FAO; los programas de inversión rural del FIDA; las innovaciones en lo relativo a la asistencia alimentaria del PMA; y la experiencia técnica en lo referente al empoderamiento económico de las mujeres de ONU Mujeres. En este programa trabajaremos unidos para que las mujeres rurales puedan salir de la pobreza.

Funcionará de la siguiente manera. Nuestro marco estratégico se centra en cuatro áreas importantes: la condición, los derechos, el acceso a los recursos y la participación de las mujeres, y estamos trabajando para lograr cuatro resultados claros y específicos.

Nuestro primer objetivo es mejorar la seguridad alimentaria y de nutrición para todas las mujeres rurales, ayudando a las pequeñas agricultoras a aumentar su productividad. Esto lo conseguiremos trabajando con gobiernos nacionales y locales de modo de dar a las mujeres un mejor acceso y control de los recursos productivos como la tecnología que hace que el procesado de los alimentos sea mejor y más eficiente; brindando apoyo a los bancos de alimentos, cooperativas y campañas de sensibilización sobre la nutrición; y garantizando que los servicios esenciales como las revisiones médicas, el registro de las tierras y la asesoría jurídica estén a disposición de las mujeres en las áreas rurales.

El segundo objetivo es ayudar a las mujeres rurales a aumentar sus ingresos para que puedan mantener sus medios de vida. Aquí nos centraremos en conseguir más servicios financieros para las campesinas empresarias de modo que puedan establecer y hacer funcionar sus empresas y sacar todo el provecho del mercado.

Nuestro tercer objetivo es aumentar el liderazgo y participación de las mujeres rurales de modo que puedan influenciar las leyes, políticas y programas y hacerse cargo de sus futuros. Apoyaremos a las mujeres para que asuman puestos de liderazgo y que participen activamente en las organizaciones, cooperativas y sindicatos de productores, e instaremos a las mujeres y a los hombres a crear consciencia sobre los derechos de las mujeres rurales.

Nuestro cuarto y último objetivo es crear un entorno de políticas sensibles a los asuntos de género para fomentar el empoderamiento económico de las mujeres rurales. Brindaremos asistencia en materia de políticas a los países con el fin de introducir la igualdad de género en las políticas y marcos jurídicos relacionados con los alimentos, la agricultura y la nutrición, y el desarrollo rural. Además, crearemos un índice agrícola para hacer el seguimiento de los progresos en cada país. Trabajando juntos aumentaremos y ampliaremos los modelos innovadores que funcionan y marcaremos una diferencia en las vidas de las mujeres rurales.

Cuando las mujeres están empoderadas y pueden exigir sus derechos y el acceso a la tierra, el liderazgo, las oportunidades y las opciones, las economías crecen, se fomenta la seguridad alimentaria y mejoran las perspectivas para las generaciones presentes y futuras.

Todos sabemos que para marcar una diferencia se requiere visión, planificación y compromiso, y ésa es la razón por la que les insto, en tanto que representantes de los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad de negocios, a unirse a nosotros en esta asociación. Si trabajamos juntos con las mujeres rurales, podemos marcar una diferencia real y duradera ahora y para las generaciones futuras.

Muchas gracias. Ahora tengo el placer de ceder la palabra a mi buen amigo, Jose Graziano da Silva, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, quien presentará a la Presidenta Ellen Johnson Sirleaf.