Alocución de Michelle Bachelet durante su visita a las mujeres desplazadas internamente, en la Casa de la Mujer en Malí

Fecha:

Alocución de Michelle Bachelet durante su visita con mujeres desplazadas internamente, en la Casa de la Mujer. Bamako, Malí. 9 de enero de 2013.

[Cotejar con el texto pronunciado.]

Permítanme en primer lugar agradecer a las y los organizadores por esta visita y esta oportunidad única de poder ver personalmente y de que ustedes me puedan contar directamente acerca del impacto de la crisis y de la situación de las mujeres y de las niñas desplazadas en Malí. Los admiro por su valor, fuerza y determinación. El valor de la población de Malí, y particularmente de las mujeres que han estado viviendo en circunstancias extremadamente difíciles, es un llamado a la solidaridad, a la responsabilidad y a la acción responsable con y para las malienses.

Todo el mundo está atento a la situación en Malí y, como a muchos personas en la comunidad internacional, me preocupa sobremanera la deterioración de las condiciones de seguridad en las regiones del norte. Condeno las violaciones de los derechos humanos y reafirmo el concepto de que la plena participación de las mujeres debe estar en el centro de cualquier esfuerzo en aras del mantenimiento y de la consolidación de la paz y de asegurar la justicia.

Estoy aquí en calidad de primera directora de ONU Mujeres y también como hermana que una vez estuvo exiliada. Sé lo difícil que es verse forzada a dejar su casa y su comunidad. Sé lo difícil que es hacer que sus familias y sus hijos estén seguros. El mundo debe saber por lo que están pasando las mujeres y las niñas desplazadas en Malí. Resulta esencial dar respuesta a sus inquietudes y atender sus prioridades para lograr la paz, la democracia y el desarrollo.

ONU Mujeres trabaja en Malí y en todo el mundo para crear sociedades donde las mujeres y los hombres tengan las mismas oportunidades, derechos y participación. Trabajamos con la convicción de que el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género son esenciales para el desarrollo, la paz y la seguridad. He escuchado sus historias. Los abusos a los derechos humanos de las mujeres en la parte norte del país son inaceptables y debe ponérseles fin e impartirse castigos. Es preciso adoptar métodos eficaces y creíbles para prevenir y dar respuesta a las violaciones de los derechos de las mujeres.

Además, es absolutamente imperativo que la protección de las mujeres pase a ser una parte intrínseca, una prioridad en los procedimientos operativos de cualquier fuerza internacional que se despliegue en el norte de Malí.

En dos días me reuniré con los líderes de la CEDEAO e insistiré sobre el hecho de que toda solución a la crisis debe atender los crímenes de violación y prohibir categóricamente la amnistía por los crímenes de violencia sexual. Las intervenciones en lo relativo al desplazamiento de las mujeres y de las niñas relacionado con el conflicto, para que sean eficaces, deben incluir el apoyo a las sobrevivientes. Éstas deben ocuparse del riesgo de la violencia sexual y de género entre las poblaciones desplazadas y garantizar la distribución de alimentos y de otros artículos no alimenticios necesarios para las mujeres.

En este sentido aplaudo las acciones conjuntas del Ministerio de Acción Humanitaria y el Ministerio de la Niñez, las Mujeres y el Empoderamiento de las Mujeres por su movilización a favor de las poblaciones desplazadas, en especial de las mujeres y de los niños. También quiero expresar mi respeto y felicitaciones a todas y todos los que trabajan diariamente, poniendo en peligro sus vidas, para asistir a las víctimas de las violaciones, incluyendo la Asociación de Abogados de Malí, la APDF y la ONG GREFFA.

Como respuesta a la crisis, ONU Mujeres, conjuntamente con todo el sistema de la ONU, ha iniciado un plan de emergencia para prestar apoyo psicosocial y asistencia económica a las mujeres y a las niñas desplazadas, en situación de riesgo o víctimas de violencia. Junto a otros organismos seguiremos brindando apoyo al trabajo de la sociedad civil y de las organizaciones de mujeres que dan servicios esenciales y acompañan a las mujeres y a las niñas desplazadas.

Me complace ver que casi 20 unidades destinadas a dar una asistencia específica a las mujeres desplazadas ya trabajan en dos regiones con ONG locales como Amprode Sahel. Después de tres meses desde el inicio de este programa, más de 10.000 mujeres desplazadas internamente y sus familias han recibido asistencia en lo referente a actividades generadoras de ingresos. Debemos igualmente agradecer a nuestros socios financieros y técnicos, incluyendo a los Países Bajos, Suiza, Canadá, España, Bélgica y Suecia por el generoso apoyo que dan a esta iniciativa.

Todas y todos sabemos que la discriminación de género en la legislación nacional o en las prácticas tradicionales puede colocar a las mujeres desplazadas en una situación todavía más precaria. Sea en campamentos o en familias de acogida, los derechos de las mujeres deben ser protegidos, incluyendo su derecho a vivir libres de violencia y discriminación, a gozar de un nivel de vida adecuado y a tener viviendas decentes y seguras.

La ley internacional prohíbe categóricamente las violaciones y otras formas de violencia sexual en los conflictos. No puede haber amnistía para estos crímenes y debe hacerse justicia para toda persona que haya sido víctima de una violación. Los comandantes tienen la responsabilidad de impedirlas y si no lo hacen, son igualmente responsables jurídicamente.

Ya se ha establecido fehacientemente que la paz, una paz que vaya más allá del simple acto de la firma de un acuerdo de paz, no puede sostenerse si no tiene sus raíces en la justicia. Cuando no se investiga las violaciones de los derechos humanos, no se atiende las causas a la base del conflicto, cuando no se oye los clamores de justicia de las víctimas, hay un alto riesgo de que se vuelva a la violencia.

Sus voces, las voces de las mujeres, deben ser oídas de modo que sus necesidades sean atendidas y que se protejan sus derechos humanos. El mundo las tiene que oír y yo las acompañaré para que las mujeres sean una parte integral de la solución de la crisis del país. ONU Mujeres las acompaña en aras de la paz, la justicia y la igualdad. Yo haré que sus voces sean oídas, y haré todo lo que esté a mi alcance para que haya un apoyo internacional para los derechos y la participación de las mujeres en la consolidación de la paz y la democracia en este país.