Discurso de Michelle Bachelet durante la capacitación de mujeres en técnicas de mediación y gestión de conflictos a nivel nacional, internacional y comunitario en Malí

Fecha:

Discurso de Michelle Bachelet en la capacitación de mujeres en técnicas de mediación y gestión de conflictos a nivel nacional, internacional y comunitario. Centro Internacional de Conferencias de Bamako, Malí. 9 de enero de 2013.
[Cotejar con el texto pronunciado.]

Agradezco a las y los organizadores por esta invitación y saludo a las mujeres y a los hombres de Malí por su valor y resistencia en las circunstancias tan difíciles que atraviesan.

Hace doce años, el Consejo de Seguridad de la ONU reconoció que la única paz sostenible —la paz que dura más allá de la firma de un acuerdo— es la paz en cuya mesa de negociaciones hay mujeres y hombres. La plena participación de las mujeres en el logro de la paz es esencial para alcanzar una paz que sea sostenible. Uno de nuestros principales objetivos en ONU Mujeres es promover la plena participación de las mujeres en la pacificación y en la consolidación de la paz a largo plazo.

El mundo ha reconocido que las violaciones y la violencia sexual durante los conflictos son consideradas crímenes de guerra, y todos los crímenes de guerra deben ser juzgados, los culpables deben ser castigados y las víctimas deben ser protegidas garantizándoles justicia. Conozco las medidas valientes que están tomando para proteger los derechos de las mujeres, para apoyar la democracia y para alentar una resolución no violenta del conflicto, y también sé que este trabajo tiene sus riesgos.

Conozco igualmente el alcance de sus esfuerzos por dejar conocer sus inquietudes y prioridades a los más altos niveles. Déjenme asegurarles que sus reuniones con altos funcionarios y líderes políticos —inclusive con la Secretaria General Adjunta de la ONU— fueron fundamentales en hacer que el mundo prestase atención a la situación de las mujeres en Malí.

Sus voces han sido oídas. Agradezco tener esta oportunidad de oírlas y de aprender de ustedes hoy. Ustedes han actuado de manera solidaria, más allá de las divisiones étnicas y de las tensiones internas.

Las mujeres de Malí están trazando el camino hacia la paz. Las mujeres de Malí siempre han estado en el centro de la pacificación. Durante la revolución de 1991, fueron primordiales en la transición democrática del país. En abril pasado, las malienses estuvieron presentes en los debates de Ouagadougou asegurándose de que se incluyesen los derechos de las mujeres y la violencia sexual y de género en la declaración final.

En noviembre pasado hice notar a los miembros del Consejo de Seguridad el trabajo que desempeñan las mujeres líderes y los grupos de mujeres en Malí como contribución a una solución no violenta de la crisis. También hice un llamado a la comunidad internacional para que adoptase medidas especiales para proteger los derechos de las mujeres y prevenir la violencia contra las mujeres y los niños, y puse énfasis sobre la importancia de dedicar fondos para las reparaciones, los cuidados y el empoderamiento de las sobrevivientes.

El 20 de diciembre, el Consejo de Seguridad condenó firme y unánimemente todos los abusos de los derechos humanos perpetrados en el norte de Malí y expresó su inquietud acerca del uso continuo de la violencia contra las mujeres. Quiero felicitar el compromiso del Ministro de la Justicia por garantizar la rendición de cuentas de estas violaciones.

Por indicación del Secretario General, el sistema de la ONU ha acelerado sus esfuerzos por apoyar el proceso político de Malí. ONU Mujeres actúa con el conocimiento de que una amplia participación social y una amplia participación de las mujeres en la resolución de un conflicto es primordial para la estabilidad y la democracia a largo plazo. Un diálogo político amplio e inclusivo es fundamental para forjar el consenso nacional sobre un plan para la transición en Malí.

Tenemos hoy pruebas concretas de que un proceso de paz inclusivo tiene más probabilidades de perdurar. Las mujeres aportan a los procesos de paz la insistencia de que se incluyan sus prioridades en el acuerdo de paz y ello constituye una paz más firme y sostenible que proteja todos los derechos humanos, garantice la justicia y establezca la democracia.

Como sabemos, la paz debe tener sus raíces en la justicia, y esto puede significar cuotas para las mujeres en las elecciones posteriores al conflicto, la extensión de los derechos a la propiedad a las mujeres y el reconocimiento de que la violencia sexual generalizada y sistemática requiere una justicia específica y dispositivos de reparaciones.

Su presencia aquí hoy habla de su disponibilidad y capacidad de contribuir de manera significativa a la transición, inclusive como votantes y candidatas en elecciones futuras, y para consolidar una paz y una democracia duraderas.

Es un enorme placer para mí dar comienzo a este importante programa de capacitación que tiene como fin fortalecer el liderazgo de las mujeres de Malí en la mediación y en las negociaciones. Quiero agradecer a los socios técnicos y financieros que hacen posible esta tarea: los Países Bajos, Suiza, España y Canadá.

ONU Mujeres fue creada para ser un instrumento de cambio. Desde la creación de políticas a nivel mundial y a nivel de país, nuestra prioridad ha sido facilitar la realización, por parte de las mujeres, de sus derechos humanos y promover el liderazgo de las mujeres en la resolución de conflictos. Creo firmemente en un enfoque proactivo de la pacificación, en el que las mujeres tienen un rol central y crucial. Las negociaciones oficiales son sólo una parte de un proceso de resolución de un conflicto, que va desde una alerta temprana al mantenimiento de la paz y a una consolidación de la paz a largo plazo.

En dos días me reuniré con los líderes de la CEDEAO en Abuja y les transmitiré sus exigencias y sus inquietudes. Como ya lo ha hecho el Secretario General de la ONU, insistiré sobre el hecho de que toda intervención en el norte de Malí tendrá que hacerse dentro del marco más amplio de un proceso político y respetando plenamente las leyes internacionales. Toda solución de la crisis en Malí debe atender el crimen de las violaciones y prohibir categóricamente la amnistía por los crímenes de guerra de violencia sexual.

Por lo tanto, para preparar una intervención militar es sumamente importante contar con métodos fiables y eficaces para prevenir y dar respuesta a las violaciones de los derechos de las mujeres. También es esencial ofrecer una justicia y un apoyo adecuados a las mujeres víctimas de violaciones y a las sobrevivientes de la violencia. La violencia y la impunidad deben terminar.

No hay una única medida que eliminará todas las dificultades a las que se enfrenta el país; la situación requiere una respuesta exhaustiva en la que se coordinen y se refuercen entre sí las dimensiones política, de seguridad, humanitaria y de derechos humanos. ONU Mujeres hará todo lo posible por apoyar un proceso amplio e inclusivo. Las opiniones de las mujeres deben ser parte integral de la formulación del plan de transición. El pueblo de Malí —hombres, mujeres y jóvenes— debe estar en el centro de todo esfuerzo por restablecer la democracia y recuperar su territorio.

Permítanme concluir con sus propias palabras: « Une paix négociée sans les femmes est vouée à l'échec ». Vive les femmes du Mali ! Vive le Mali un et indivisible !