Declaración conjunta por Jefas y Jefes de órganos de la ONU sobre poner fin a la violence contra las mujeres y las niñas

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Nosotras y nosotros, las y los abajo firmantes, Jefas y Jefes de organizaciones y órganos del sistema de las Naciones Unidas, expresamos nuestra profunda preocupación por el hecho de que la violencia contra las mujeres y las niñas siga siendo una de las manifestaciones más generalizadas de la discriminación contra la mujer y de las violaciones de los derechos humanos. La violencia contra las mujeres y las niñas es un fenómeno universal y sus índices siguen siendo inaceptablemente elevados. Hasta siete de cada 10 mujeres en diversas partes del mundo declaran haber sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida, la mayoría de veces a manos de sus compañeros sentimentales.

La violencia contra las mujeres y las niñas afecta seriamente su capacidad para ejercer los derechos y las libertades en condición de igualdad con los hombres y tiene efectos devastadores sobre muchos aspectos de sus vidas, incluida la salud y los derechos en materia sexual y reproductiva, así como su salud física y mental. Por otra parte, se ha demostrado que la violencia contra las mujeres y las niñas puede ser causa y consecuencia del VIH. Más allá del impacto sobre las personas, la violencia contra las mujeres y las niñas tiene consecuencias graves para las familias, las comunidades y las sociedades y conlleva importantes costos económicos y sociales para los países. Es un impedimento para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio y otros objetivos de desarrollo acordados a nivel nacional e internacional.

Las mujeres y las niñas también sufren asesinatos por motivos de género, violencia sexual tanto en situaciones de conflicto como en ausencia de él. Esta violencia incluye: violaciones, mutilaciones genitales femeninas y acoso sexual en el lugar de trabajo, en otras instituciones y en espacios públicos; los llamados crímenes de “honor”; los matrimonios precoces, forzados e infantiles; la trata de personas con fines de explotación sexual; y otras formas de abuso verbal, psicológico, emocional y físico y sexual. Se reconoce ampliamente que las mujeres y las niñas que se enfrentan a múltiples formas de discriminación, como mujeres y niñas con discapacidades, mujeres y niñas indígenas, mujeres y niñas de grupos étnicos y otras minorías, así como mujeres que viven con el VIH, están expuestas a un mayor riesgo de violencia, al tiempo que esta violencia puede provocar que las mujeres y las niñas corran el riesgo de contraer el VIH.

Reconocemos que, en parte gracias al fruto de los esfuerzos de la sociedad civil mundial, en especial de organizaciones que defienden los derechos de las mujeres y de la infancia en todo el mundo, cada vez se presta más atención a la violencia contra las mujeres y las niñas y se cuenta con más documentación. Las mujeres y las niñas no sólo deben considerarse víctimas, sino también agentes del cambio y participar equitativamente en la erradicación de la discriminación y la violencia. Para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas debemos educar a mujeres y hombres y cambiar los estereotipos relacionados con el género, las actitudes y las creencias que toleran la violencia y los ideales nocivos que existen en torno a la masculinidad. También debemos promover normas y comportamientos a favor de la igualdad de género y la participación de las mujeres en la toma de decisiones. Se debe impulsar los esfuerzos para prevenir la violencia de género y complementarlos con un mayor acceso a la justicia, así como con procesos de reparación y el acceso a servicios integrales, el empoderamiento de las mujeres y las niñas y la erradicación de la estigmatización de las sobrevivientes. Esto exige la adopción de enfoques a distintos niveles y la participación de todos los segmentos de la sociedad, al igual que una intensa colaboración con hombres y niños. A fin de crear un entorno propicio para que mujeres y niñas puedan ejercer sus derechos y vivir sin violencia, es necesario aplicar marcos jurídicos y de políticas, diseñar medidas de prevención, establecer servicios y respuestas y contar con la base de pruebas necesaria para aportar información a las políticas y los programas.

Instamos a todos los gobiernos a cumplir con sus obligaciones para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, como se describe en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la Convención sobre los Derechos del Niño y sus Protocolos Facultativos y otros tratados sobre derechos humanos. También hacemos un llamado a los gobiernos para que implementen, con los recursos adecuados, los compromisos asumidos en la Plataforma de Acción de Beijing, el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, la resolución 1983 del Consejo de Seguridad, la Declaración política sobre el VIH y el SIDA de 2011 y otros acuerdos mundiales y regionales pertinentes. Recomendamos encarecidamente que se priorice la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas a escala nacional, regional e internacional. La consecución de la igualdad de género, también mediante la eliminación de todas las formas de violencia contra la mujer, debe ser un componente central de la agenda para el desarrollo posterior a 2015.

Nosotras y nosotros, como líderes del sistema de las Naciones Unidas, nos comprometemos a trabajar conjuntamente con socios regionales y nacionales para poner fin a la lacra de la violencia contra las mujeres y las niñas. Nuestro compromiso se refleja en nuestras estrategias y prioridades organizacionales y a través de iniciativas interinstitucionales como la campaña del Secretario General de las Naciones Unidas ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres. La asignación de recursos financieros y humanos para prevenir y responder a la violencia contra las mujeres y las niñas debe ser una prioridad para nuestro trabajo humanitario y en materia de desarrollo. Para avanzar en este sentido trabajaremos con gobiernos, instituciones públicas y privadas, órganos profesionales y la sociedad civil, basándonos en la experiencia y el compromiso de redes y organizaciones de defensa de los derechos de la mujer.

La violencia contra las mujeres y las niñas puede y debe prevenirse. El sistema de las Naciones Unidas está dispuesto a colaborar y hacer su parte. Todas y todos debemos aspirar a un mundo justo con igualdad entre mujeres y hombres, niñas y niños, donde todas las mujeres y las niñas vivan sin miedo ni violencia.

Firmas

Directora Ejecutiva, ONU Mujeres
Administradora, PNUD 
Directora General, UNESCO
Directora General, OMS 
Director General, OIT 
Director Ejecutivo, UNODC 
Director Ejecutivo, UNICEF 
Director Ejecutivo, UNFPA 
Alto Comisionado, ACNUDH
Director Ejecutivo, ONU-SIDA