Por un cese de la creciente ola de violencia contra las mujeres en Liberia

Liberia busca detener el aumento en la incidencia de violencia sexual y de género. Las niñas, algunas con tan sólo seis años, son víctimas de violaciones y sufren el efecto devastador que este hecho provoca en su salud y bienestar. La pequeña Decontee del condado de Nimba regresaba del campo cuando un hombre, un familiar suyo de 22 años, la violó. Su caso es uno de los pocos en los que el violador finalmente es procesado y condenado a prisión. Conforme a la Ley sobre Violaciones de 2005 de Liberia, la violación de menores o las relaciones sexuales con menores son delitos que no admiten la libertad bajo fianza. Sin embargo, en este momento se propuso una enmienda en la Cámara de Representantes con el fin de que la violación de menores sea considerada un delito con libertad bajo fianza. ONU Mujeres, junto con sus socios, aboga por leyes más rigurosas e invita a las y los líderes comunitarios a que se sumen en la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas.

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La mayoría de los casos de violación en Liberia se cometen contra menores, y muchas de las sobrevivientes quedan con secuelas psicológicas y médicas de por vida. Fotografía: ONU Mujeres/Winston Daryoue
La mayoría de los casos de violación en Liberia se cometen contra menores, y muchas de las sobrevivientes quedan con secuelas psicológicas y médicas de por vida. Fotografía: ONU Mujeres/Winston Daryoue

Es una tarde soleada de jueves en las afueras de un hogar seguro en el condado de Nimba, Liberia. En el interior, Decontee, de seis años, mira por la ventana, mientras relata la historia desgarradora de la violación que sufrió por parte de un familiar suyo de 22 años. Ha transcurrido más de un año desde aquel día, pero los efectos médicos y psicológicos aún hostigan a la pequeña Decontee.

La violación le provocó una fístula obstétrica, una afección que le generó incontinencia urinaria y fecal.

"Me hago encima, algunas veces, sin darme cuenta, y todavía me duele la barriga", cuenta con lágrimas en los ojos. Al igual que tantas otras sobrevivientes de una violación violenta, aún sufre el dolor y la estigmatización. El estado de Decontee ha mejorado levemente luego de someterse a dos cirugías, y pronto le realizarán un tercer procedimiento.

Además de la atención médica, el hogar seguro cuenta con servicios de consejería a fin de ofrecer apoyo psicosocial a Decontee y a otras 15 niñas, quienes también son sobrevivientes de violaciones. Con el tiempo, las niñas han empezado a interactuar entre sí y con las personas cuidadoras del hogar seguro y poco a poco van superando la situación traumática. "Cuando sea grande, quiero ser médica para atender a las personas", afirma Decontee, con una sonrisa dibujada en su rostro. 

"Cuando la acogimos en el hogar seguro, todas y todos notamos lo destrozada que estaba. No hablaba y tenía miedo de contarnos lo que le sucedía. Pero ahora vemos cambios significativos. Se siente segura cuando habla de lo que le pasa y participa mucho en los juegos", explica Yaah Belleh Suah, Coordinadora de Asuntos de Género del condado de Nimba.

Yaah se encargó de trasladar a la pequeña Decontee de la comunidad al hogar seguro, un espacio que recibe el apoyo del "Programa conjunto de las Naciones Unidas y el Gobierno de Liberia sobre violencia sexual y por razón de género y prácticas tradicionales nocivas", que dirige ONU Mujeres. Decontee es una de las pocas víctimas cuyo violador fue finalmente procesado y condenado a 20 años de prisión, gracias a las campañas y el apoyo de los grupos comunitarios de su aldea.

A catorce años de finalizada la guerra civil cuando la violación se usaba como arma de guerra, Liberia lucha por detener la elevada incidencia de violaciones y otras formas de violencia sexual y de género contra las mujeres y las niñas. De acuerdo con el Ministerio de Asuntos de Género, Infancia y Protección Social de Liberia, entre enero y septiembre de 2017, se denunciaron 892 casos de violencia sexual y de género, entre los cuales 506 correspondieron a violaciones y 475 involucraron a niñas.

Honorable Julia Duncan-Cassell, Minister of Gender Children and Social Protection of Liberia. Photo: UN Women/Winston Daryoue
Honorable Julia Duncan-Cassell, Ministra de Asuntos de Género, Infancia y Protección Social de Liberia. Fotografía: ONU Mujeres/Winston Daryoue

"Es estremecedor saber que las mujeres y las niñas de nuestro país sufren abusos y violaciones todos los días. La parte más angustiante es que la mayoría de estos casos se cometen contra niñas; debemos tomar medidas para detener estos hechos", expresa la Sra. Julia Duncan-Cassell, Ministra de Asuntos de Género, Infancia y Protección Social de Liberia.

Las leyes que protegen los derechos de las mujeres sirven como estrategias de disuasión ante estos delitos

Recientemente, Liberia ha logrado algunos avances en la promulgación de leyes que protegen los derechos de las mujeres y las niñas, entre las que se encuentra una ley sobre violencia doméstica que se aprobó en agosto de 2017. Sin embargo, estos logros que tanto esfuerzo costaron no deben darse por sentados.

 Las mujeres se manifiestan pacíficamente en la Legislatura de Liberia a favor de la aprobación del Proyecto de Ley sobre Violencia Doméstica. Fotografía: ONU Mujeres/Winston Daryoue
Las mujeres se manifiestan pacíficamente en la Legislatura de Liberia a favor de la aprobación del Proyecto de Ley sobre Violencia Doméstica. Fotografía: ONU Mujeres/Winston Daryoue

Conforme a la Ley sobre Violaciones de 2005 de Liberia, la violación de menores o las relaciones sexuales con menores son delitos que no admiten la libertad bajo fianza. Sin embargo, pese a que el país atraviesa una creciente ola de violencia sexual, una enmienda que propone el Senado podría dar marcha atrás a los avances y hacer que la violación de menores sea un delito que permita la libertad bajo fianza. La versión enmendada de la Ley sobre Violaciones se presentó ante la Cámara de Representantes para que se debatiera.

Distintas organizaciones de mujeres, el Ministerio de Asuntos de Género, Infancia y Protección Social de Liberia y los socios de las Naciones Unidas han instado a la Cámara de Representantes a que rechace la enmienda.

"La ley vigente sobre violación no sólo constituye un elemento disuasorio ante las violaciones, sino que es la única garantía de que los agresores sean juzgados por sus acciones y que las sobrevivientes, como Decontee, puedan encontrar amparo en la justicia", explicó Dhogba Mabande, Oficial del Programa de ONU Mujeres sobre Violencia Sexual y de Género en Liberia.

“Es probable que no se apruebe ninguna enmienda propuesta de la ley antes de que el mandato de la Presidenta Sirleaf finalice, y tenemos la esperanza de que contaremos con el apoyo de los nuevos legisladores de Liberia para dar marcha atrás a las decisiones de cambiar la ley", afirma la Ministra Cassell.

Además de las leyes, las soluciones basadas en la comunidad son esenciales

Si bien las leyes que ponen fin a la impunidad y sirven como disuasorios son fundamentales, romper los estereotipos de género y cambiar las conductas que toleran la violencia contra las mujeres y las niñas son igualmente importantes. El Programa Conjunto, que dirige ONU Mujeres y financia Suecia, también involucra a líderes religiosos y comunitarios, y personas influyentes para que rechacen las prácticas tradicionales nocivas, como la mutilación genital femenina y que se golpee a las mujeres, en seis de los 15 condados de Liberia. 

Según Mabande, el enfoque de base comunitaria es especialmente importante por lo siguiente: "Estamos trabajando en aras de que los jefes, los pastores, los imanes y los líderes juveniles puedan comprender la manera en que las mujeres y las niñas, y sus comunidades, se ven afectadas por las violaciones y otras formas de violencia sexual y de género. Las y los líderes comunitarios ahora tienen la oportunidad de aportar ideas sobre cómo se podrían abordar estos problemas y el papel que pueden desempeñar".

El programa trabaja con las y los líderes comunitarios en la prevención e identificación de la violencia sexual y de género, y se encarga de derivar a las sobrevivientes a quienes prestan los servicios correspondientes. De mayo de 2017 a la actualidad, más de 250 líderes tradicionales y religiosos se han capacitado sobre la mejor manera de proceder ante casos de violaciones y otras formas de violencia sexual y de género en sus comunidades. Asimismo, se han mejorado las capacidades de 173 agentes de policía, fiscales, profesionales de la salud y trabajadoras y trabajadores sociales para responder ante estos casos.