Nada es imposible para las mujeres

Con 63 años, Salomé Miranda es parte de un grupo emergente de mujeres constructoras de La Paz, Bolivia. Comenzó a trabajar a los siete años y no recibió educación, al igual que muchas otras niñas indígenas en su comunidad. Sobrevivió a un matrimonio abusivo y con la ayuda de la Asociación de Trabajadoras de la Construcción, conquistó una nueva vida para ella y sus hijos. Hoy, sueña con su propia empresa de construcción.

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Construction worker Soledad Miranda, 63. Photo: UN Women/David Villegas
Salomé Miranda, 63. Foto: ONU Mujeres/David Villegas

Salomé Miranda suda bajo el calor del sol mientras trabaja en la ribera del río Pasankeri, al oeste de la ciudad de La Paz, capital de Bolivia. Viste un overol polvoriento, grandes botas y un casco de construcción que cubre sus largas trenzas. Miranda es parte de un equipo de construcción, que incluye a 467 trabajadoras, muchas de ellas indígenas, que reparan escuelas y construyen muros perimetrales para el Gobierno Municipal.

“Puedo salir adelante hasta donde las fuerzas me acompañen, y con el tiempo abriré mi propia empresa de construcción", dice con ojos que brillan con sueños, mientras que sus manos y su voz firme revelan su experiencia.

Datos de las Naciones Unidas y del Ministerio del Trabajo, Empleo y Previsión Social de Bolivia indican que al menos 848.000 niños y niñas de entre 5 y 17 años (28% de esa población) están atrapados en la explotación laboral infantil [1]. También fue el caso de Soledad Miranda.

El padre de Miranda murió antes de que ella naciera. Su madre la abandonó cuando era bebé. Ella se crio con una tía y comenzó a trabajar a los siete años. Asistir a la escuela no era una opción. Si bien la asistencia escolar ha mejorado en Bolivia en los últimos años, las niñas indígenas siguen teniendo niveles de escolaridad mucho más bajos [2].

Poco después de que Miranda cumpliera 17 años, su tía llegó a casa con un hombre 14 años mayor que ella y le dijo: "Salomé, te casarás con este hombre. Con él nunca te faltará nada".

Los ojos de Miranda se llenan de lágrimas cuando recuerda a su esposo: "Mi vida con él era un martirio. Todos los días me golpeaba y como estaba con los ojos hinchados, no podía salir de casa".

A los 18 años, tuvo su primer embarazo, y 13 más siguieron en el transcurso de 24 años, incluyendo dos abortos involuntarios. A lo largo de su matrimonio, las palizas continuaron. "Una vez me pegó tanto que me arrancó una de mis trenzas. Me desmayé y me tuvo que echar agua para que reaccionara", recuerda. La violencia de género es generalizada en Bolivia y con frecuencia termina en la muerte de las mujeres. Según el Fiscal General Ramiro Guerrero, durante el 2016 se registraron 104 feminicidios (asesinatos de mujeres por motivos de género).

El abuso continuó hasta que el esposo de Miranda murió en un accidente. Ella emigró entonces con sus 12 hijos a La Paz y comenzó a buscar trabajo. Primero, logró subsistir haciendo trabajos informales. Lavó ropa y vendió refrescos y cerveza en las calles. Después de cuatro años en La Paz, encontró un trabajo como constructora para el gobierno municipal. Allí se enteró de la Asociación de Mujeres Constructoras. Financiada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género a través de RED HABITAT, la Asociación ayuda a las constructoras a aprender nuevas técnicas, a diversificar su oferta laboral y a defender sus derechos.

Miranda, junto con más de 450 mujeres, recibió capacitación en pintura, plomería, revestimientos, cerámica y refacciones. En La Paz, el trabajo de construcción, que solía ser percibido como una ocupación exclusivamente de hombres, es realizado cada vez más por mujeres especializadas, capacitadas y económicamente empoderadas.

Actualmente, Miranda gana un sueldo de 2.290,00 bolivianos, (unos 320 dólares) al mes. "Toda mi vida, dependía de mi marido, y él me daba unos centavos para la comida.", dice ella, "Ahora soy libre, comencé a vivir cuando él murió. Ahora yo decido sobre mi economía, sobre mi vida".

Carolina Taborga, Representante de ONU Mujeres en Bolivia, explica que hoy "“las mujeres son el sostén de la economía con su trabajo como constructoras, obreras, empresarias y productoras”. ONU Mujeres pronto implementará dos nuevos proyectos en el departamento de Chuquisaca, en el sur de Bolivia, para fomentar las oportunidades económicas de las mujeres en productos forestales no madereros en la selva amazónica.

Notas

[1] United Nations Bolivia (2013), El trabajo infantil comienza a edades cada vez más tempranas. Accesible en http://www.nu.org.bo/noticias/destacados-nacionales/el-trabajo-infantil-comienza-edades-cada-vez-mas-tempranas/

[2] UNICEF, Situation of Children in Bolivia. Accesible en https://www.unicef.org/bolivia/spanish/children_13030.htm