Desde mi perspectiva: “Ser una persona con discapacidad es difícil. Ser una mujer con discapacidad supone dificultades adicionales”.

Malvika Iyer, activista por los derechos de las personas con discapacidad y conferencista motivadora, recibió una calurosa ovación por sus palabras en el Foro de Jóvenes de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW61). Tras perder las manos por el estallido de una bomba, Malvika se convirtió en una firme defensora de la inclusión, tanto en materia de género como para las personas con discapacidad.

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Malvika Iyer. Foto: MHPV

QuoteAntes del accidente, tenía una infancia feliz. Era muy buena en los deportes y en danza clásica. Luego se produjo el estallido. De inmediato, perdí las dos manos y sufrí lesiones graves en las piernas, como fracturas múltiples, parálisis de los nervios y pérdida de sensibilidad. Durante dos años tuve que estar en cama y me sometí a varias operaciones.

El dolor era insoportable. Para empeorar las cosas, la gente empezó a sentir pena por mí. Sufrir esas lesiones fue una cuestión del destino. Pero quedarme quieta y hundirme en la autocompasión era una elección. Una elección que decidí no hacer.

Lentamente, me recuperé y fui a la escuela. Al principio intentaba ser como todos los demás, como si el accidente no hubiese sucedido. Pero aceptar el trauma emocional que acompañó al accidente, la pérdida de los brazos y la desfiguración de las piernas fue el primer paso para empezar una vida nueva, con nuevas posibilidades. Crecí inmersa en la idea de que, como niñas, debíamos tener una belleza perfecta y casarnos. Ahora, con una discapacidad, todo el mundo tenía por seguro que mi vida había terminado.

Pero, sin importar lo que todos dijeran, mi madre nunca se movió de mi lado y jamás me hizo sentir que yo era menos persona por mi discapacidad. Con su ayuda, crecí en fortaleza de espíritu y en seguridad en mí misma. No se necesita un cuerpo perfecto para triunfar en la vida.

Como conferencista motivadora, he hablado a través de distintas plataformas en todo el mundo, pero mi principal logro es haber hecho posible un cambio en la vida de las personas que me he encontrado e influir positivamente en ellas. Estas personas siempre vuelven a mí, a contarme que se sintieron esperanzadas, que mi historia les inspiró a dejar de quejarse y empezar a vivir su vida en plenitud. Siento que se me dio una segunda oportunidad de vivir, y debo aprovecharla para ayudar a las personas a entender que en la vida nunca hay que rendirse.

La vida es incierta, y tenemos que prepararnos para cualquier dificultad que nos ponga en el camino. Ese es mi mensaje".

ODS 5: Igualdad de género
ODS 10: Reducción de las desigualdades

Malvika Iyer, quien ahora tiene 28 años, nació en Kumbakonam, Tamil Nadu, India. El 26 de mayo de 2002, cuando tenía 13 años, perdió las dos manos al estallar un explosivo en su hogar de Bikaner. Unos meses antes, se había incendiado un depósito de municiones cercano a su casa y, sin que Malvika lo supiera, había restos de bombas dispersos por la zona. Hoy, Malvika es activista por los derechos de las personas con discapacidad y estudia para obtener un doctorado en trabajo social. Es una defensora apasionada de la inclusión de las mujeres con discapacidad en todos los niveles de la sociedad, y pronunció una conferencia motivadora en el Foro de Jóvenes organizado por ONU Mujeres durante el sexagésimo primer periodo de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW61). La historia de Malvika demuestra qué se puede lograr si se empodera a todas las mujeres y las niñas, tal como se refleja también en el  ODS 5 sobre la igualdad de género, y elODS 10 sobre la inclusión social, económica y política para todas las personas.

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