En palabras de Aiman Umarova: “El hecho de que se silencie la violencia no quiere decir que no esté presente en nuestras vidas”.

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Aiman Umarova. Photo: Yuliya Kozlova
Aiman Umarova. Foto: Yuliya Kozlova

Aiman Umarova, prestigiosa abogada y activista de los derechos humanos kazaja, se especializa en delitos sexuales contra las mujeres, las niñas y los niños y en delitos relacionados con la tortura y el extremismo violento. Umarova, que colabora con ONU Mujeres en los 16 Días de activismo contra la violencia de género, ofrece asesoramiento especializado en proyectos de ONU Mujeres destinados a poner fin a la violencia contra las mujeres en Kazajstán. Ha dedicado su vida a combatir la violencia contra las mujeres, a pesar de haber tenido que enfrentarse a numerosas amenazas, intentos de asesinato, intimidaciones y difamaciones anónimas.

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“La inmensa mayoría de las causas penales que llevo están relacionadas con la violencia sexual. Casi todos son delitos difíciles de probar contra las personas más vulnerables: mujeres, niñas, niños y personas con discapacidades. Prácticamente todos los casos de violencia en grupo, van acompañados de amenazas a la víctima y a mí. 

¿Por qué? Porque las tradiciones y costumbres patriarcales siguen siendo dominantes en nuestra sociedad y permiten que la violencia contra las mujeres se perciba como algo habitual. También perpetúan la posición secundaria de la mujer en el hogar, su subordinación al hombre en la vida diaria, en la esfera profesional y en la sociedad. Estas concepciones tradicionales acaban convirtiendo el tema en un tabú, algo de lo que no se habla, que no se denuncia y que preferiblemente debe ‘quedarse en casa’. 

El hecho de que se silencie la violencia no quiere decir que no esté presente en nuestras vidas. 

Además, la legislación actual no suele favorecer a las personas que sobreviven a la violencia, incluso aunque se denuncie. 

Tomemos, por ejemplo, el caso de Anna Anikina, que está cumpliendo condena por haber asesinado a su esposo, que la había sometido a un maltrato continuo. O el de Dinara Chiderinova: su esposo intentó matarla, pero él se libró de la pena por intento de homicidio porque se aplicaron unos preceptos legales mucho más indulgentes.

Cuando se trata de delitos sexuales violentos contra las mujeres, que están regulados por el Código Penal de Kazajstán, la calidad de la investigación forense o de los exámenes médicos deja mucho que desear. Las cosas se complican todavía más cuando la persona que comete la agresión o la víctima son menores de edad, ya que en estos casos la calidad de los interrogatorios puede suponer una gran diferencia.

A pesar de todo, denunciar estos delitos es importante. A veces, un caso individual influye positivamente en la aplicación de la ley en el país. Así sucedió, por ejemplo, cuando representé a una mujer condenada que dio a luz tras una violación en grupo en prisión. El tribunal condenó al grupo de agentes penitenciarios no sólo por violación y abuso de autoridad, sino también, por primera vez en nuestra historia, por tortura, lo que supuso reconocer [jurídicamente] la existencia de la tortura sexual. 

Considero que las intervenciones y la prevención de estos delitos serán más eficaces si las personas encargadas de su investigación tienen una capacitación especial, y si cada ciudad y distrito dispone de un departamento especializado para investigar los delitos contra las mujeres, las niñas y los niños.

Combatir la violencia es mi forma de buscar la verdad, luchar por la justicia y ayudar a quienes me necesitan. Las mujeres que rompen el silencio a pesar de tenerlo todo en contra son las que me inspiran para seguir adelante”.

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Sobre Aiman Umarova: Aiman Umarova es miembro del Consejo de Especialistas en Derechos Humanos dependiente de la Presidencia de la República de Kazajstán y cofundadora de la organización Human Rights Lawyers. En 2018, fue una de las 10 mujeres candidatas a recibir el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje concedido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, por su excepcional valentía y el liderazgo demostrado en la defensa de la paz, los derechos humanos y la igualdad de género.