En palabras de Ana Vasileva: "Estamos llevando nuestras palabras a la acción"

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Ana Vasileva. Photo: UN Women/Mirjana Nedava
Ana Vasileva. Photo: ONU Mujeres/Mirjana Nedava

Ana Vasileva es activista por los derechos de las mujeres y miembro de la colectiva feminista Fight Like a Woman (Lucha como una mujer); vive y trabaja en Skopje, en la ex República Yugoslava de Macedonia. También ha colaborado con la iniciativa "Not only on March 8th" (No sólo el 8 de marzo) de ONU Mujeres, que procura hacer entender que las cuestiones relativas a la igualdad de género no deben llevarse a primer plano sólo una vez al año, en el Día Internacional de la Mujer, sino que deben debatirse públicamente de forma sistemática. Junto con otras activistas feministas, Vasileva inició recientemente un nuevo movimiento social en la ex República Yugoslava de Macedonia contra el acoso sexual, con el hashtag #СегаКажувам (#ISpeakUpNow), inspirado por las campañas mundiales #TimesUp y #MeToo. Vasileva habló a ONU Mujeres acerca de su trayectoria como activista feminista.

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En 2013, me hice famosa instantáneamente (o debería decir, gané mala reputación) cuando publiqué un post en un blog acerca de la cultura de violación en Macedonia. Mi post fue inspirado por un popular hashtag de twitter #TheyCalledHer (#ЈаВикале) lleno de sexismo y misoginia bajo el pretexto del humor. Después de que escribí el blog, me convertí en blanco de abusos y amenazas en línea. Incluso abrieron un hashtag con mi nombre para insultarme.

Esto no me impidió seguir hablando acerca de la violencia contra las mujeres, la cultura de violación y la manera en que se reflejan en las mujeres y la sociedad… la manera en que la cultura de violencia permea nuestra cultura pop, nuestros medios de comunicación y la forma en que escribimos.

He perseverado en mi activismo, fundado en mi creencia en la solidaridad femenina y la práctica feminista. Como parte de la colectiva feminista informal Fight Like a Woman, hemos tomado medidas para poner de manifiesto las desigualdades de género en el medio urbano y hemos organizado editatonas en línea. Hemos realizado un mapa de las calles con nombres de mujeres distinguidas de la ciudad con grafiti de plantillas para visibilizar a las mujeres; hemos puesto libros feministas en las manos de las estatuas en el centro de la ciudad; hemos destacado a las luchadoras antifascistas en la 2ª Guerra Mundial; y también organizamos espectáculos callejeros mostrando el trabajo doméstico invisible y no remunerado que realizan las mujeres.

Después vinieron las campañas #MeToo y #TimesUp. En Macedonia, las campañas encontraron mucha resistencia, desencadenadas por la narrativa contraria que denuncia el movimiento como uno de 'odio a los hombres y la sexualidad'.

A la luz del contexto de nuestro país, otras seis feministas y yo creamos nuestro propio hashtag: #СегаКажувам (#ISpeakUpNow) e iniciamos una campaña contra el acoso sexual y la violencia contra las mujeres el 16 de enero al mediodía.

La idea era compartir algunas de nuestras historias personales o historias de nuestras amigas sobre el acoso sexual en los medios de comunicación en 100 palabras, centrándonos en el abuso desde una posición de poder. El hashtag se extendió rápidamente, y al final de la jornada muchas más mujeres se habían sumado. También llamó la atención de los medios de comunicación en la región, ya que fue la primera campaña de este tipo en los Balcanes.

La campaña reveló la magnitud y prevalencia del acoso sexual, y expuso también las sutiles formas en que este comportamiento se normaliza e internaliza. Al final del día siguiente, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, el Ministerio de Educación y Ciencia y el Ministerio del Interior, junto con el Primer Ministro, habían manifestado su apoyo oficial a nuestra campaña.

Nuestro movimiento también enfrentó críticas. Algunas personas nos han criticado por no revelar los nombres de los delincuentes, pero nuestro objetivo no es castigar a unos pocos individuos, sino lograr un cambio real en las actitudes de las personas y el sistema, para que no haya más tolerancia social a esta violencia.

Este es sólo el principio. Aún falta un largo camino por recorrer antes de alcanzar la igualdad de género en la región y en el mundo, pero estamos llevando nuestras palabras a la acción, un paso a la vez".