En palabras de Marija Andjelkovic: “Las niñas son cada vez más pequeñas... la pobreza está impulsando la trata de personas”

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Marija Andjelkovic  Director and founder of the Serbian NGO, ASTRA-Anti trafficking action, Serbia, grantee of UN Trust Fund to End Violence against Women. Photo: UN Women/Ryan Brown
Marija Anjelkovic. Foto: ONU Mujeres/Ryan Brown

En los años noventa, Marija Andjelkovic trabajaba en un centro de atención telefónica para niñas que experimentaban violencia, cuando recibió capacitación sobre la trata de personas. En esa época, la trata no era un fenómeno conocido, investigado y comprendido en Serbia; existía un vacío institucional que impedía abordar las necesidades de las sobrevivientes. Según afirmó ante ONU Mujeres en un encuentro mantenido durante el 62º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, la capacitación le abrió los ojos: “¡Me di cuenta de que algunas de las niñas con las que había hablado probablemente eran víctimas de trata!”. Marija Andjelkovic fue una de las primeras activistas de la sociedad civil que planteó la cuestión de la trata de personas en la región balcánica; luego, fue fundadora y directora de la ONG serbia ASTRA (Acción contra la trata). Desde 2016, ASTRA cuenta con el apoyo del Fondo Fiduciario de la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres —gestionado por ONU Mujeres en nombre del sistema de las Naciones Unidas— en su propósito de facilitar asistencia directa a las sobrevivientes de la trata; además, trabaja con el gobierno y profesionales que prestan servicios para promover mejores políticas, mecanismos de remisión que incluyan servicios de apoyo especializados, e iniciativas de prevención.

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La pobreza impulsa la trata de personas. Casi el 80 por ciento de las víctimas son mujeres y niñas, que son objeto de trata principalmente para fines de explotación sexual. La tasa de desempleo es elevada, y lo único que quieren es una vida mejor, pero no son capaces de identificar las señales y los riesgos. Algunas se enamoran de hombres —los llamamos lover boys—, que son en realidad raptores.

Empecé a trabajar en la prevención de la trata con un proyecto que daba información acerca de la migración segura y de cómo identificar los riesgos de trata. Teníamos una línea directa a la que las personas podían llamar. Un día, recibimos una llamada de una víctima de trata que llamaba para denunciar violencia extrema. No era un caso frecuente, porque ella seguía en situación de trata, pero había logrado hacerse de un teléfono y explicar cuál era su ubicación. Llamamos a la policía y la rescataron.

Nos dimos cuenta de que no bastaba con la prevención: también teníamos que proveer apoyo directo y servicios a las víctimas.

Al año 2003, el 90 por ciento de las funcionarias y los funcionarios estatales de Serbia no sabían qué [implicaba] la trata y no percibían que fuera un problema dentro del país. Ahora, con el apoyo del Fondo Fiduciario de la ONU, hemos capacitado a más de 1.200 funcionarias y funcionarios —trabajadoras y trabajadores sociales, agentes de policía, y juezas y jueces— sobre cómo identificar a las víctimas, respetar sus derechos y abordar el problema de la trata.

Esto también ayuda a comprender las nuevas tendencias; las niñas [víctimas] son cada vez más pequeñas, incluso de 13 y 14 años, y la trata dentro de las fronteras de Serbia se está tornando más común. Internet es el mecanismo de captación más novedoso. Creamos un experimento con una niña virtual: un perfil de una niña de 15 años que usaba Internet como lo haría cualquier niña de esa edad. En 24 horas el perfil recibió más de 3.000 solicitudes, entre ellas, ofertas de trabajo y ofertas sexuales explícitas de hombres adultos.

Estamos organizando talleres y educación entre pares en los colegios, de modo tal que las y los jóvenes conozcan las señales y los riesgos de la trata. Estamos intentando que participe personal docente, desde el nivel primario hasta el secundario, y queremos incluir información sobre la trata en el plan de estudios escolar.

Aún nos queda un largo camino por recorrer. En Serbia todavía no hay una legislación nacional integral sobre la violencia de género.

Tampoco hay aún una solución para la cuestión de la indemnización a las víctimas de trata; apenas dos del total de las víctimas identificadas (sólo 500 identificadas en Serbia) han logrado un fallo de indemnización a su favor. Mientras tanto, la mayoría de traficantes de personas pasan en la cárcel sólo unos años, o incluso sólo unos meses.

Trabajo en este tema desde hace 18 años. Sigo adelante porque no puedo decirle a una víctima que mi proyecto ha terminado y que no hay más fondos, y que por eso no puede recurrir a servicios jurídicos o sanitarios. Quiero que se establezca un sistema sostenible, que cuente con el apoyo del gobierno, para que las víctimas de la trata no necesiten a Marija o a ASTRA”.