Las comerciantes de Accra abren camino al cuidado infantil

Un centro de educación de la primera infancia ubicado en el mayor mercado al aire libre de Ghana ha superado notables desafíos económicos para proporcionar a las niñas y los niños —y a las mujeres— el apoyo que necesitan.

Fecha:

Publicado originalmente en el informe insignia de ONU Mujeres El progreso de las mujeres en el mundo 2019-2020: Familias en un mundo cambiante

Before starting their working day, vendors can drop their children off at the Makola Market Childcare Centre. Photo: UN Women/Ruth McDowall
Antes de comenzar su jornada de trabajo, las y los vendedores pueden dejar a sus hijas e hijos en la guardería del mercado de Makola.Fotografía: ONU Mujeres/Ruth McDowall

Cada mañana, miles de mujeres se dirigen al mercado de Makola, uno de los mayores mercados urbanos al aire libre de África, situado en pleno centro de Accra, la capital de Ghana. Además de sus mercancías, muchas mujeres también llevan consigo a sus hijas e hijos pequeños o cargan a sus bebés sobre la espalda.

Mas historias

¿Cuál es el valor real del trabajo no remunerado?

“La supervivencia de muchas mujeres en todo el país depende de los mercados”, afirma Aunty Mercy, presidenta de la Asociación de Comerciantes de Ghana (GATA, por sus siglas en inglés), una de las mayores organizaciones de comerciantes del país. “Los mercados no son lugares seguros ni limpios para las niñas y los niños, pero a menudo las mujeres se ven obligadas a traerlos consigo de todos modos, y esto les causa estrés y ansiedad”.

En todo el mundo, las mujeres realizan el triple de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres, lo que incluye la mayor parte de la labor de cuidado infantil. Los sistemas de protección social deberían incluir servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad para los padres y madres que trabajan, sobre todo para quienes lo hacen en la economía informal: este tipo de servicios permite a las mujeres obtener mayores ingresos y fomenta la igualdad de género.

Sin embargo, en Ghana, como en otros muchos países del mundo, simplemente no existe este tipo de servicios de apoyo a las mujeres trabajadoras, muchas de las cuales se ven obligadas a recurrir a redes de familiares y amistades o a llevar a sus hijas e hijos con ellas.

En el mercado de Makola, las comerciantes y vendedoras están demostrando que esto puede cambiar gracias a los servicios de cuidado infantil diseñados para ellas y gestionados por ellas mismas.

Todas las mañanas, 140 niñas y niños se quedan en la guardería del mercado de Makola antes de que sus progenitores comiencen su jornada de trabajo.

“Nuestro objetivo es que las mujeres puedan concentrarse en su negocio y sepan que sus hijas e hijos están recibiendo una educación adecuada por parte de personas que se preocupan por su bienestar y su salud”, dice Aunty Mercy, que también es la directora del centro y trabaja en él como maestra.

La guardería, inaugurada en 1983 con el apoyo de la entonces primera dama, Nana Konadu Agyeman Rawlings, se administraba inicialmente desde su propia oficina personal, como servicio público, en coordinación con las asociaciones de comerciantes.

Posteriormente, tras el cambio de Gobierno en 2001, la Asamblea Metropolitana de Accra, que es la autoridad política y administrativa de la ciudad, asumió la gestión del centro. Las y los comerciantes manifiestan que la dirección, la calidad y la asequibilidad de la guardería se redujeron rápidamente.

Nyhira and her mother use the Makola Market Childcare Centre in Accra. Photo: UN Women/Ruth McDowall
Nyhira y su madre utilizan la guardería del mercado de Makola en Accra.Fotografía: ONU Mujeres/Ruth McDowall

“La guardería se gestionaba sin tener en cuenta las necesidades ni las opiniones de las mujeres que trabajábamos en el mercado, de modo que decidimos tomar las riendas”, dice Aunty Mercy.

Desde entonces, la gestión del centro ha estado en manos de una asociación de madres, padres y docentes, junto con representantes de GATA elegidos por las madres y los padres para formar parte de la junta directiva. Además, las madres y los padres aportan comida de sus propios puestos para el almuerzo diario de las niñas y los niños.

El personal de la guardería recibe a las niñas y los niños desde las 6 de la mañana y el centro cierra una vez que la última o el último es recogido por sus progenitores. Existe un sistema de pago flexible, además de subsidios y plazas gratuitas para quienes no pueden costear la cuota mensual.

Todavía persisten algunos desafíos importantes, sobre todo en relación con los salarios del personal docente. Pese a que dichos salarios estaban cubiertos cuando el centro se encontraba bajo el control municipal, ahora los progenitores deben correr con todos los gastos de funcionamiento. Una iniciativa nacional dirigida a reducir el costo de los salarios públicos un 40 % ha supuesto un importante obstáculo para las solicitudes de que el Ministerio de Educación asuma los salarios de la guardería.

Shelly Quartey, head teacher at the nursery. Photo: UN Women/Ruth McDowall
Shelly Quartey, jefa de estudios de la guardería. Fotografía: ONU Mujeres/Ruth McDowall

“Las comerciantes han demostrado su capacidad para gestionar con éxito el centro en Makola frente a grandes dificultades económicas; esto ha convertido a la guardería en un referente de la campaña dirigida a aumentar el acceso a los servicios de cuidado infantil en Ghana”, señala Dorcas Ansah, coordinadora en Accra del programa Focal Cities de WIEGO, un grupo dedicado a la defensa de los derechos de las mujeres que trabajan en la economía informal.

Junto con colectivos como WIEGO, las madres y padres de la guardería del mercado de Makola continúan presionando para recibir apoyo del gobierno municipal; también insisten en que los planes de modernización del mercado deberían incluir la renovación del centro de cuidado infantil.

“Nos gustaría que existieran guarderías públicas como esta en todos los mercados del país”, afirma Ansah. “Las mujeres han demostrado que es posible”.