Recuperación y consolidación de la paz

Los países que tratan de recuperarse de un conflicto se enfrentan a retos enormes para su recuperación y reconstrucción. Pese a que en general se acepta que las mujeres y los hombres deben participar en dichos procesos equitativamente y que su carácter inclusivo es esencial para la paz, la consolidación de la paz sigue siendo un ámbito ampliamente dominado por élites masculinas.

El informe sobre la participación de la mujer en la consolidación de la paz, elaborado en 2010 por el Secretario General de las Naciones Unidas, contiene un amplio plan de acción con siete compromisos para guiar al sistema de las Naciones Unidas y a sus socios hacia una distribución más equilibrada. Este plan contempla la plena participación de las mujeres y las Naciones Unidas se comprometen a destinar un 15 por ciento de los fondos asignados después de los conflictos a proyectos cuyo fin principal sea responder a las necesidades específicas de las mujeres, promover la igualdad de género o empoderar a las mujeres. Todas las entidades de las Naciones Unidas que trabajan en la esfera de la consolidación de la paz comenzaron a aplicar el plan en 2011, para lo que contaron con la ayuda de ONU Mujeres y de la Oficina de Apoyo a la Consolidación de la Paz.

ONU Mujeres trabaja en tres áreas clave de intervención en el ámbito de la recuperación y la consolidación de la paz:

Planificación posterior a un conflicto: Nuestras soluciones

Los documentos de planificación nacionales e internacionales sirven como planes de acción para la reconstrucción y el desarrollo posteriores a un conflicto. Para mejorar el bienestar de las mujeres, la planificación debe tener en cuenta la complejidad de las relaciones sociales y de las cuestiones de género. Por ejemplo, la incapacidad de las mujeres para acceder a los servicios después de los conflictos suele deberse tanto a la falta de seguridad física como a la existencia de unas normas sociales que restringen la igualdad de oportunidades. Por otro lado, es muy habitual que los planes elaborados pasen por alto las necesidades de las mujeres, ya sea en términos de políticas, programas o recursos.

Las evaluaciones de necesidades posteriores a un conflicto constituyen herramientas de planificación particularmente útiles a la hora de financiar la reconstrucción y el desarrollo. El sistema de las Naciones Unidas, la Unión Europea, el Banco Mundial y los bancos de desarrollo regionales llevan a cabo estas evaluaciones a petición de los gobiernos nacionales. ONU Mujeres ofrece su experiencia en materia de género, como en el caso de la evaluación que se realizó en 2012 en Yemen. Nuestra organización garantizó que el plan de transición nacional incorporara objetivos específicos relativos a las mujeres en la recuperación económica; algunos de esos objetivos se refieren a la contratación de mujeres como proveedoras de servicios de primera línea en los sectores de la educación y la salud.

Recuperación económica: Nuestras soluciones

Cada vez existen más pruebas que demuestran que una inversión a gran escala en el empoderamiento económico de las mujeres genera dividendos sociales a corto y largo plazo, también en las situaciones posteriores a conflictos. En comparación con los hombres, las mujeres suelen gastar una proporción muy superior de sus ingresos en la familia y el bienestar de la comunidad. Por lo general, no obstante, quedan al margen de los programas de empleo y de otras oportunidades de recuperación, a pesar de que durante y tras un conflicto el número de hogares encabezados por mujeres aumenta de forma considerable.

En el marco del plan de acción con siete compromisos, ONU Mujeres trabaja con los gobiernos, los socios de las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales para promover la inclusión de las mujeres en los programas locales de infraestructura y desarrollo. Esto supone involucrarlas directamente a la hora de determinar prioridades, identificar beneficiarios y supervisar la ejecución de dichos programas. Los programas de empleo, por ejemplo, deberían contemplar a las mujeres como colectivo específico y exigir que ninguno de los sexos resulte beneficiario de más de un 60 por ciento de las jornadas de trabajo generadas. Gracias a la incorporación de este requisito, el sistema de las Naciones Unidas colaboró con las organizaciones no gubernamentales tras el terremoto que sufrió Haití en 2010 para reservar una cuota del 40 por ciento de las jornadas laborales temporales para las mujeres.

A medida que Rwanda sigue intentando recuperarse del genocidio que asoló el país en 1994, ONU Mujeres ayuda a los socios nacionales a mejorar los servicios agrícolas que prestan a las mujeres. Las mujeres han recibido asistencia para incorporarse a cooperativas agrícolas, en las que pueden obtener préstamos y fertilizantes para mejorar su productividad. Desde entonces, el rendimiento de algunas granjas de pequeño tamaño se ha triplicado. La capacitación impartida a los dirigentes de las cooperativas y a las autoridades de distrito sobre la igualdad de género impulsó la participación de un mayor número de mujeres en el diseño de medidas y servicios agrícolas dirigidos a mejorar el equilibrio de género. La introducción de un nuevo requisito que consiste en que ambos miembros del matrimonio deben firmar los cupones para la obtención de fertilizante ha puesto fin a una práctica muy habitual: la venta del fertilizante por parte de los hombres, en lugar de utilizarlo en la parcela familiar. Además, el hecho de que las parejas también deban suscribir conjuntamente los préstamos de las cooperativas se ha traducido en un drástico incremento de los índices de devolución de dichos préstamos.

Restablecimiento de la gobernanza: Nuestras soluciones

Las transiciones posteriores a conflictos, crisis políticas o desastres humanitarios pueden ofrecer oportunidades sin precedentes para fortalecer el liderazgo, el empoderamiento y los derechos de las mujeres en los nuevos sistemas de gobierno, desde la prestación de servicios hasta las reformas jurídicas de cara a las elecciones. ONU Mujeres colabora con los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil para promover la participación de la mujer en las elecciones posteriores a los conflictos, incluso mediante el establecimiento de cuotas electorales. Nuestra organización ayuda a las instituciones públicas a avanzar en materia de igualdad de género y desarrolla la capacidad de las líderes y de las/os defensoras/es de la igualdad de género para exigir reformas que respeten los derechos y den respuesta a las prioridades de las mujeres.

En 2011, ONU Mujeres ayudó a la Comisión del Referéndum de Sudán del Sur a crear una dependencia de género con nueve personas dedicadas al asesoramiento especializado. Con objeto de reducir unos índices de analfabetismo que pueden llegar hasta el 90 por ciento entre las mujeres, involucramos a 24 organizaciones de la sociedad civil para realizar visitas puerta a puerta en 10 estados a fin de sensibilizar a las/os ciudadanas/os sobre los derechos y las prioridades de las mujeres y animarlas/os a inscribirse para votar. Participaron en esta iniciativa más de 40.000 personas. En las elecciones, las mujeres representaron el 51 por ciento del total de votantes inscritos, lo que supuso un récord histórico.

Tras un conflicto civil que sacudió Tayikistán en la década de 1990, ONU Mujeres ayudó a las mujeres rurales a constituir grupos de vigilancia en las comunidades locales. Estos grupos identifican formas de mejorar la calidad y el diseño de los servicios públicos, y colaboran con las autoridades locales haciéndoles llegar sus comentarios sobre la calidad de dichos servicios, sobre todo en relación con la inscripción en el Registro Civil y con los programas de protección social. A su vez, esto ayuda a quienes prestan los servicios a dar una respuesta más adecuada a las necesidades de las mujeres y los hogares vulnerables. Este modelo ha sido tan eficaz que los gobiernos locales han comenzado a crear grupos similares en otros distritos.