La igualdad de género en 2025: logros, brechas y la decisión de los 342 billones de dólares

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Mujeres del proyecto de empoderamiento económico «Mujeres Candelareñas» en Candelaria de la Frontera, Chalchuapa, Santa Ana, El Salvador. En la foto: Iliana Veralí Lemus, Denni Elizabeth Linares, Delma Noris Morales, Dora Alicia Gonzáles, Nora Daysi Hernández, Rosario Elizabeth Ramos, Mirna Esperanza Cerna, Andrea Campos, Rosa Flandes acompañadas por Jéssica María Procarioni, coordinadora territorial de ONU Mujeres El Salvador, que apoya a la Red de Mujeres del Trifinio a través del programa MELYT. Foto: ON
Mujeres del proyecto de empoderamiento económico «Mujeres Candelareñas» en Candelaria de la Frontera, Chalchuapa, Santa Ana, El Salvador. En la foto: Iliana Veralí Lemus, Denni Elizabeth Linares, Delma Noris Morales, Dora Alicia Gonzáles, Nora Daysi Hernández, Rosario Elizabeth Ramos, Mirna Esperanza Cerna, Andrea Campos, Rosa Flandes acompañadas por Jéssica María Procarioni, coordinadora territorial de ONU Mujeres El Salvador, que apoya a la Red de Mujeres del Trifinio a través del programa MELYT. Foto: ONU Mujeres.

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2025 nos plantea una encrucijada. Uno de los caminos conduce a una pobreza más aguda, a economías más débiles y a la supresión de los derechos humanos. El otro lleva al progreso de las economías, la construcción de sociedades más seguras y futuros más justos para todas las personas. 

Lo que hace que este año sea crucial es el calendario: quedan apenas cinco años para que venza el plazo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El mundo estableció esa fecha para hacer realidad la igualdad para todas las personas. El Panorama de género 2025, elaborado por ONU Mujeres y el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, muestra lo que costaría el fracaso, pero también los beneficios que están a nuestro alcance. 

Hay motivos para la esperanza. Las niñas superan a los niños en la finalización de los estudios escolares, las mujeres están obteniendo escaños en los parlamentos y, en tan solo cinco años, casi 100 países han eliminado leyes discriminatorias, por ejemplo, para proteger a las niñas del matrimonio infantil y establecer la definición de la violación con base en el consentimiento. Sin embargo, la pobreza, el hambre, la guerra, las catástrofes climáticas y la reacción contra el feminismo están erosionando el progreso y podrían anular los avances logrados por toda una generación. 

Los datos dejan clara la decisión a la que nos enfrentamos: todavía es posible alcanzar la igualdad para las niñas que están naciendo hoy, pero el mundo tiene que empezar a invertir ahora.

La pobreza tiene rostro de mujer

El 10 por ciento de las mujeres viven en la pobreza extrema, una proporción que no ha mejorado desde 2020, y 351 millones de mujeres y niñas podrían seguir atrapadas en la pobreza extrema en 2030. Las mujeres asumen una mayor carga de trabajo de cuidados no remunerado que los hombres, se ven excluidas de la propiedad de la tierra, de las finanzas y de los empleos decentes; es decir, se les niegan las herramientas necesarias para prosperar.

Si los Gobiernos actúan de manera inmediata, la pobreza extrema de las mujeres podría reducirse del 9,2 por ciento en 2025 a solo un 2,7 por ciento en 2050. ¿Qué se conseguiría con ello? Un impulso de 342 billones de dólares a la economía mundial de aquí a 2050. Invertir en las mujeres es la estrategia de crecimiento más inteligente que puede elegir un país.

Hambrientas, agotadas y olvidadas

En 2024, las mujeres tenían una probabilidad mayor que los hombres de pasar hambre: el 26,1 por ciento de ellas se enfrentaban a la inseguridad alimentaria, frente al 24,2 por ciento de ellos, lo que equivale a 64 millones más de mujeres que de hombres. Las mujeres también pasan casi tres años más de su vida con mala salud. Para 2030, una de cada tres mujeres en edad reproductiva podría padecer anemia, una enfermedad que merma la energía, la productividad y la salud.

El hambre y la mala salud alejan a las mujeres de la escuela, el trabajo y los puestos de liderazgo, y los costos de esta exclusión repercuten en las familias y las economías enteras. Quienes nacen de madres con malnutrición, por ejemplo, corren un mayor riesgo de padecer mala salud y de obtener menores ingresos a lo largo de su vida. 

Una sociedad es tan fuerte como la salud de las mujeres que viven en ella. Cuando las mujeres reciben los alimentos y la atención sanitaria que necesitan, las familias prosperan y se pone fin a los ciclos de pobreza.

Puertas abiertas en las escuelas, pero el matrimonio infantil y la violencia truncan el futuro

Hoy en día las niñas tienen mayor probabilidad que los niños de terminar la escuela, pero el camino hacia el liderazgo está truncado. En 65 países de un total de 70 analizados, las mujeres tienen una probabilidad mucho mayor de ser profesoras que directoras de centros de enseñanza secundaria, lo que demuestra que muy pocas llegan a asumir puestos de máxima responsabilidad, incluso en un sector dominado por las mujeres. 

Para demasiadas niñas, la educación termina abruptamente con el matrimonio, pues casi una de cada cinco jóvenes se casa antes de cumplir los 18 años. La violencia también es un horror cotidiano, ya que 1 de cada 8 mujeres de entre 15 y 49 años ha sido víctima de violencia de pareja tan solo en el último año. Sin embargo, allí donde existen leyes, servicios y sistemas sólidos, los índices son 2,5 veces inferiores, lo que demuestra que la protección funciona.

Las prácticas nocivas siguen despojando a las niñas de su dignidad y autonomía corporal. Cada año, 4 millones de niñas siguen siendo sometidas a la mutilación genital femenina (MGF), la mitad de ellas antes de cumplir los 5 años. Para acabar con la MGF en 2030, el ritmo de los avances debería ser 27 veces más rápido que el actual.

La educación puede abrir puertas, pero el matrimonio infantil, la MGF, la violencia y la discriminación las cierran de golpe, dejan el techo de cristal intacto y excluyen a las mujeres de los puestos de liderazgo.

Las brechas en el poder, los salarios y la IA

Las mujeres ocupan tan solo el 27 por ciento de los escaños parlamentarios y el 30 por ciento de los puestos directivos. A este ritmo la igualdad en la esfera del liderazgo tardará 100 años en llegar. Las cuotas demuestran lo que se puede conseguir –en algunos países han hecho posible duplicar la proporción de mujeres que ocupan escaños parlamentarios–, pero los avances siguen siendo dolorosamente lentos. 

Los obstáculos empiezan mucho antes de que las mujeres lleguen a la sala de juntas. Unos 708 millones de mujeres quedan excluidas del mercado laboral debido a los cuidados no remunerados y la pobreza de tiempo. Incluso aquellas que trabajan se ven empujadas hacia empleos con salarios más bajos y con menos oportunidades para ascender. Sin embargo, cuando las mujeres alcanzan puestos de poder, la recompensa es clara: las empresas con un mayor número de mujeres en puestos de liderazgo obtienen sistemáticamente mejores resultados que otras, lo que demuestra que cuando las mujeres tienen igualdad de acceso a las oportunidades, el crecimiento y la innovación prosperan. 

A medida que se afianza la revolución de la inteligencia artificial (IA), el mundo se enfrenta a una nueva y profunda transformación, y se corre el riesgo de perpetuar la desigualdad si no aprendemos de los errores del pasado. Las mujeres solo representan alrededor del 29 por ciento de la fuerza laboral en tecnología a escala mundial y tan solo el 14 por ciento del personal directivo en el sector tecnológico. Además, casi el 28 por ciento de los puestos de trabajo ocupados por mujeres están en peligro de cara a la IA, frente al 21 por ciento de los desempeñados por hombres. 

Sin embargo, el futuro digital también podría ser un ecualizador importante. Cerrar la brecha digital de género podría beneficiar a 343 millones de mujeres y niñas, sacar a 30 millones de la pobreza extrema, mejorar la seguridad alimentaria de 42 millones e impulsar un crecimiento mundial de 1,5 billones de dólares de aquí a 2030.

Las mujeres son las más afectadas por los conflictos y el caos climático

En 2024, 676 millones de mujeres y niñas vivían a menos de 50 kilómetros de conflictos mortales, la cifra más alta en décadas. Al mismo tiempo, los factores de estrés relacionados con el cambio climático, como las inundaciones, sequías y altas temperaturas potencialmente letales, se están intensificando, y las mujeres son las primeras en sentir sus efectos.

Esto implica caminar mayores distancias para conseguir agua, perder ingresos cuando fracasan las explotaciones agrícolas y pesqueras o vivir en peligro en refugios inseguros. El cambio climático por sí solo podría empujar a otros 158 millones de mujeres a la pobreza de aquí a 2050, casi la mitad en África Subsahariana. Sin embargo, se continúa excluyendo a las mujeres de las negociaciones de paz y de la planificación de las catástrofes climáticas. 

Las soluciones pueden ser sencillas. Se calcula que, si se invirtieran 8.000 millones de dólares anuales en combustibles limpios para cocinar, podría obtenerse un ahorro de 192.300 millones de dólares en salud y tiempo para las mujeres y niñas, además de importantes recortes de las emisiones de carbono, con lo que la rentabilidad sería 24 veces superior a la inversión. En cambio, los costos de la inacción podrían elevarse a 800.000 millones de dólares.

Sin datos no hay progreso

Es imposible arreglar lo que no se ve. Sin embargo, los Gobiernos están retirando sistemáticamente el financiamiento de una de las herramientas más importantes para el progreso: los datos.

Desde 2025, más de la mitad de los institutos nacionales de estadística han notificado recortes presupuestarios, que afectan incluso a las encuestas demográficas y de salud. Solo se dispone del 57 por ciento de los datos de género necesarios para realizar un seguimiento de los avances, solamente 1 de cada 4 países sabe cuánto gasta en igualdad de género y únicamente la mitad de las instituciones nacionales de género cuenta con el personal adecuado.

Si no cuentan con datos sólidos, los Gobiernos no podrán liderar la carrera por la igualdad. Proteger los datos significa proteger el progreso. Es una de las medidas más sencillas y eficientes en materia de costos que podemos tomar, porque si no se tienen en cuenta las necesidades y los éxitos de las mujeres, quedan excluidas del futuro.

Cinco años para apostar por la igualdad

Al mundo le quedan cinco años para decidir si la igualdad seguirá siendo una promesa vacía o se convertirá en una realidad para todas las personas. 

Nos lo jugamos todo. Mantener a las mujeres en la pobreza, apartadas del liderazgo y expuestas a la violencia es un sabotaje económico. La desigualdad lastra el crecimiento, desperdicia el potencial y frena a sociedades enteras.

La acción puede transformar la privación en crecimiento. Invertir en las mujeres podría sacar a cientos de millones de personas de la pobreza extrema y añadir 4 billones de dólares a la economía mundial de aquí a 2030, lo que permitiría alcanzar un total acumulado de 342 billones de dólares para 2050. La igualdad no es un costo que haya que absorber: es el beneficio que el mundo pierde cada día que la retrasa.

Pero el dinero por sí solo no basta. Lo que está en juego es la exclusión. Las mujeres y niñas se ven expulsadas de los mercados laborales, se les niega la asistencia sanitaria, son excluidas de los presupuestos y silenciadas en la toma de decisiones. Los sistemas no se derrumban de repente, se van vaciando poco a poco.

El camino a seguir no es ningún misterio. El Panorama de género 2025 señala seis áreas que podrían cambiar las reglas del juego: inclusión digital; fin de la pobreza; protección frente a la violencia; igualdad en la toma de decisiones; paz y seguridad; y justicia climática. Todas ellas conforman la hoja de ruta de Beijing+30: soluciones concretas que pueden acelerar el progreso, mejorar la vida en todas partes y reconectar las economías con la igualdad. 

El futuro solo será justo y próspero si quienes ostentan responsabilidades de liderazgo optan por la igualdad de género ya.

The Gender Snapshot 2025

Explore key findings from this year's report across all SDGs with data, visuals, and the most pressing issues affecting women and girls around the world

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