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La Dra. Pamela Solano; obstetra, ginecóloga y médica voluntaria; mira a través de la entrada de seguridad improvisada, hecha de láminas de plástico, de un hospital en Surala (Filipinas). Fotografía: ONU Mujeres/Louie Pacardo.
La Dra. Pamela Solano; obstetra, ginecóloga y médica voluntaria; mira a través de la entrada de seguridad improvisada, hecha de láminas de plástico, de un hospital en Surala (Filipinas). Fotografía: ONU Mujeres/Louie Pacardo.

En estos dos años de pandemia de COVID-19, hemos aprendido muchísimo sobre resiliencia: hemos identificado lo que nos fortalece, nos da seguridad y nos permite adaptarnos, y lo que no. Ahora, necesitamos enfocarnos en reconstruir nuestros sistemas sociales, políticos y económicos de manera que nos empoderen y protejan a todas y a todos. Las elecciones que hagamos hoy —cómo asignamos nuestros recursos y cómo decidimos avanzar— tendrán consecuencias a largo plazo, no sólo para las mujeres, las niñas y otras poblaciones vulnerables, sino también en nuestra salud en general y en nuestra supervivencia como especie. 

COVID-19: reconstruir la resiliencia

La construcción de resiliencia para enfrentar futuras crisis comienza recuperándonos de la actual.

Hechos clave y cifras
Illustration of woman wearing mask with COVID-19 molecule behind her.
47 M

Se estima que la pandemia de COVID-19 empujará a otros 47 millones de mujeres y niñas a la extrema pobreza, y profundice aun más la brecha de pobreza entre los géneros.

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29 %

Según la información brindada por 16 países, durante la pandemia, las mujeres han hecho un 29 % más de trabajo de cuidados de niños y niñas que los hombres.

Illustration of man holding hand over woman's mouth inside the outline of a house.
1/2

Según los resultados de una encuesta hecha en 13 países, cerca de una de cada dos mujeres informó que ella o una conocida suya experimentaron alguna forma de violencia desde que empezó la pandemia.

Prioridades de ONU Mujeres durante la pandemia de COVID-19
Violencia de género
Servicios de salud
Empleo y pobreza
Trabajo de cuidados
Protección social
Inclusión política
Datos sobre género
Clima

Nuestras sociedades son tan seguras como nuestras y nuestros integrantes más vulnerables.

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Aisa Ismailova, estudiante de medicina de 23 años, prepara una jeringa a bordo de un ómnibus vacunatorio en Tiflis (Georgia). Los ómnibus vacunatorios en los distritos de Tiflis han resultado ser un éxito, ya que las personas reciben la vacuna sin inscripción previa. 7 de septiembre de 2021 Fotografía: FMI/Daro Sulakauri.
Aisa Ismailova, estudiante de medicina de 23 años, prepara una jeringa a bordo de un ómnibus vacunatorio en Tiflis (Georgia). Los ómnibus vacunatorios en los distritos de Tiflis han resultado ser un éxito, ya que las personas reciben la vacuna sin inscripción previa. 7 de septiembre de 2021 Fotografía: FMI/Daro Sulakauri.

Desde pérdidas de empleo desproporcionadas hasta una profundización de la violencia de género, las mujeres y las niñas están sufriendo los efectos sociales, económicos y sanitarios que deben atenderse con intervenciones políticas específicas. Sin embargo, los análisis muestran que muchos planes de respuesta ante la pandemia de COVID-19 no han podido satisfacer esta necesidad: apenas alrededor del 40 % de las medidas políticas a nivel nacional fueron diseñadas para dar respuesta a los riesgos y desafíos específicos de género.

Sin acciones integrales que reduzcan los efectos por género causados por la pandemia, esta podría representar un significativo retroceso en el avance obtenido con tanto esfuerzo en materia de derechos de las mujeres. Repensar las maneras en que protegemos y cuidamos a las mujeres y a otras poblaciones vulnerables será fundamental para construir la resiliencia mundial y evitar repetir lo sucedido en el año 2020.

Preguntas más frecuentes

  • La pandemia de COVID-19 plantea una cantidad de riesgos singulares a la seguridad física, social y económica de las mujeres.  

    Las mujeres están sobrerrepresentadas en muchos empleos y demografías que se enfrentan a un elevado riesgo de exposición y/o muerte por COVID-19; estos grupos incluyen las trabajadoras de cuidados y de salud en la primera línea, las mujeres adultas mayores y las mujeres pobres de todo el mundo. La pandemia también ha causado estragos en la salud de las mujeres en general, ya que por los sistemas de salud sobrecargados debieron interrumpirse servicios críticos de atención sanitaria, como cuidados pre- y posnatales, y otros servicios de salud sexual y reproductiva.  

    Asimismo, los confinamientos y los factores de estrés socioeconómicos causados por la pandemia provocaron un aumento en la violencia de género, tanto en espacios públicos como en los hogares. Debido a que los servicios sociales ya habían sobrepasado el límite de su capacidad, los recursos para las sobrevivientes fueron considerablemente insuficientes.  

    Las mujeres y las niñas también han sido particularmente susceptibles a las repercusiones económicas de la pandemia. Han sufrido las pérdidas de empleo de manera desproporcionada, y se estima que reingresen al mercado laboral a una tasa mucho menor en comparación con los hombres. La carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado — que suele recaer de manera asimétrica en las mujeres — ha aumentado durante la pandemia y consecuentemente reducido el tiempo que las mujeres disponen para el trabajo remunerado.  

    En definitiva, la pandemia amenaza con deshacer décadas de avances en pos de la igualdad de género. Para evitar este retroceso, las respuestas ante la pandemia de COVID-19 deben atender de manera directa las necesidades específicas de las mujeres y las niñas. 

  • Una respuesta ante la pandemia de COVID-19 con sensibilidad de género reconoce los efectos de esta por género e incorpora políticas para atenderlos de manera específica. Las políticas pueden incluir medidas para mitigar la violencia de género, reducir la carga del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, promover el acceso de las mujeres a empleos y recursos financieros, y brindar protecciones sociales integrales y sólidas para todas las mujeres y las niñas.

    Fundamentalmente, las mujeres han quedado excluidas de los equipos de trabajo relativos a la COVID-19: representan apenas el 24 % de quienes integran los equipos de trabajo para contrarrestar los efectos de la pandemia de COVID-19 en todo el mundo. Asimismo, hay otros dos obstáculos para identificar las necesidades singulares de las mujeres y las niñas, a saber: muchos de los datos sobre los efectos de la pandemia no están desagregados por sexo, y hay una falta de datos sobre cuestiones específicas de género, como la violencia de género. Promover el liderazgo de las mujeres en los procesos de respuesta y recuperación ante la pandemia, y aumentar la recopilación de datos de género son clave para fomentar la elaboración de políticas y presupuestos sensibles al género.

  • Para atender los efectos específicos de género causados por la pandemia, necesitamos saber cuáles son exactamente. Pero la falta de datos de género ha, en muchos casos, ocultado las distintas experiencias de mujeres y niñas. Para salvar este problema, ONU Mujeres ha estado trabajando con socios en la recopilación de datos integrales sobre los efectos de la pandemia en las mujeres y niñas, así como de las respuestas nacionales a la pandemia.

    En conjunto con la OMS, ONU Mujeres está aportando datos actualizados sobre los casos de COVID-19 por sexo y edad. Además, hemos llevado a cabo encuestas de evaluaciones rápidas de género a alrededor de 100.000 personas en 58 países , con el foco puesto en cinco áreas de interés: 1) actividades y recursos económicos; 2) trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; 3) acceso a mercaderías y servicios; 4) bienestar emocional y físico; y 5) medidas de socorro. Más recientemente, elaboramos un estudio en 13 países sobre los efectos de la pandemia de COVID-19 en la violencia contra las mujeres. En colaboración con el PNUD, hemos creado un rastreador global de respuestas que supervisa las medidas de respuesta ante la pandemia de COVID-19 impuestas por Gobiernos de todo el mundo. El rastreador identifica, además, las medidas que incorporan la mirada de género.

    ONU Mujeres también ha provisto apoyo material a las mujeres y niñas que sufrieron los efectos de la pandemia, que incluye equipo de protección personal, transferencias de efectivo y asistencia a empresas propiedad de mujeres. Hemos trabajado con Gobiernos nacionales para garantizar el acceso de las mujeres a los servicios de salud esenciales y brindar apoyo a las sobrevivientes de violencia. Con distintas campañas e iniciativas, incluida #HeForShe, ONU Mujeres ha continuado el trabajo de concientización respecto de la distribución desigual del trabajo doméstico y de cuidados, y la incidencia por una división de responsabilidades más equitativa.

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Martha Maocha dirige una empresa productora de detergente en Zimbabwe. Comenzó a fabricar gel sanitizante para manos tras el brote de la pandemia. Fotografía: KB Mpofu/OIT
Martha Maocha dirige una empresa productora de detergente en Zimbabwe. Comenzó a fabricar gel sanitizante para manos tras el brote de la pandemia. Fotografía: KB Mpofu/OIT