Cuando se trata de consentimiento, no hay límites difusos.

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El consentimento: No hay lineas borrosas

“No dijo que no”, “habíamos bebido mucho”, “lo iba pidiendo por la ropa que llevaba” o “hay que ser más tajante”.

Ya hemos oído antes estas frases. La gente las usa para intentar desdibujar los límites del consentimiento sexual, culpar a las víctimas y exculpar a los agresores del delito que han cometido.

Puede que las personas que usan estas expresiones entiendan el consentimiento como una idea vaga, pero la definición es muy clara. Cuando se trata de consentimiento, no hay límites difusos.

Esto es lo que entendemos por consentimiento:

¿Qué imágenes y qué palabras acompañan al consentimiento?

Con convencimiento

El consentimiento nace de un sentimiento de motivación. En lugar de buscar un “no”, asegúrate de recibir un “sí” activo.

Si tu pareja acepta, pero transmite preocupación o inseguridad, no hay consentimiento.

“No”, “no lo sé” o un silencio no son sinónimos de consentimiento.

Dado libremente

El consentimiento se debe dar sin presiones. No es correcto engañar, forzar o amenazar a alguien para que diga que sí. Nadie puede dar su consentimiento si está inconsciente o en un estado mental alterado, por ejemplo, bajo los efectos del alcohol o las drogas.

Informado

Sólo puedes consentir si conoces todos los hechos. Por ejemplo, cuando una persona dice que va a utilizar protección durante la relación sexual, pero no lo hace, no hay sexo consensuado.

No puede haber consentimiento libre y pleno si alguna de las partes implicadas es menor de edad. Por lo tanto, el matrimonio infantil es un acto no consentido.

“Casarse a una edad tan temprana es lo peor por lo que puede pasar una niña. Cuando fuerzas a una niña a casarse, le estás dando a un hombre el derecho a violarla todos los días”, explica Jaha Dukureh, Embajadora regional de ONU Mujeres en África.

Dukureh, sobreviviente de la mutilación genital femenina y víctima de un matrimonio forzado a los 15 años de edad, conoce de primera mano las repercusiones de estas prácticas dañinas y no consensuadas, que privan a las niñas de su derecho a la salud y la autonomía. Lee su entrevista.

No es No.

Específico

El consentimiento contempla situaciones específicas. Tienes derecho a consentir una cosa y no otra. Puedes estar de acuerdo en besar o tocar un día y no al día siguiente. Lo que consientes es sólo decisión tuya y puede variar.

Reversible

El consentimiento se puede retirar. Puedes cambiar de idea en cualquier momento. Y el consentimiento es importante incluso entre las parejas que ya han mantenido relaciones sexuales antes.

La mayoría de las agresiones sexuales no las cometen personas extrañas en callejones oscuros. Es frecuente que el autor de una agresión sexual sea alguien a quien la víctima conoce o, incluso, una pareja sentimental.

Varios estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeresha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental. Erradicar la violencia contra las mujeres implica obtener el consentimiento en todas las situaciones, incluso en el ámbito del matrimonio y las relaciones a largo plazo.

¿Por qué es importante el consentimiento?

Cada persona tiene unos límites distintos y todo el mundo merece que se respeten los suyos.

Usa el consentimiento para crear un entorno sexual seguro.

Lo fundamental es que el consentimiento importa porque su ausencia significa violencia doméstica, violación o agresión sexual, delitos castigados por la ley.

Dina Smailova es una activista por los derechos de las mujeres de Kazajstán. Un grupo de compañeros de clase la violó cuando tenía 20 años. Cuando lo descubrieron en su casa, tuvo que irse a vivir a las afueras de la ciudad porque suponía una vergüenza para su familia.

La estigmatización y las actitudes que culpan a las víctimas de violación tienen consecuencias tangibles y muy dolorosas para las personas sobrevivientes. Smailova lo recuerda: “Durante 25 años, mantuve mi violación en secreto. Pasé 25 años estremeciéndome en silencio cada vez que oía hablar de una violación, perdí la relación con mis familiares y mis amistades y estaba dolida con mi madre por haberme dado la espalda”.

Tras años de terapia, Smailova habló públicamente sobre su violación en Facebook y recibió miles de respuestas de mujeres que también habían sido víctimas de acoso, violación o agresión.

Smailova, empoderada por esa solidaridad recién descubierta, puso en marcha en Kazajstán el movimiento NeMolchi, que significa “no te quedes callada”. Desde entonces, ha asesorado y apoyado a 200 mujeres sobrevivientes; además, su trabajo fue decisivo para ganar siete casos de violencia sexual en 2017.

Dina Smailova. Photo: Almat Mukhamedjanov
Dina Smailova. Foto: Almat Mukhamedjanov

La historia de Smailova subraya la importancia de luchar para que se haga justicia ante la ausencia de consentimiento. Cuando se consigue que los agresores rindan cuentas ante la ley se deja claro que el consentimiento no es negociable.

¿Cómo podemos crear una cultura del consentimiento convencido?

Para crear una cultura del consentimiento es necesario que todo el mundo cambie de forma consciente su forma de relacionarse con los demás.

Hay que enseñar a las niñas y a los niños la importancia del consentimiento desde la infancia. Es una parte esencial de la educación sexual integral, que empodera a la población a través del conocimiento de sus derechos.

Una forma de acabar con los tabúes relacionados con el consentimiento es crear espacios seguros e interactivos para hablar sobre el tema.

En 2015, la joven activista tailandesa Wipaphan Wongsawang puso en marcha el proyecto Thaiconsent, que ofrece espacios para que las mujeres y los hombres dialoguen sobre las relaciones sexuales. La campaña pretende que la gente distinga entre “sexo consentido” y “sexo no deseado” y permite entablar conversaciones reales entre miles de personas.

Nana Wipaphan Wongsawang. Photo: Prachaya Phetvisit
Nana Wipaphan Wongsawang. Foto: Prachaya Phetvisit

Wongsawang inició el proyecto después de que un conocido intentara violarla. Más tarde descubrió que entre sus amistades había hasta diez mujeres que habían pasado por la misma situación. “Esto me pareció algo inaceptable. En aquel momento, el término 'cultura de la violación' existía en la sociedad tailandesa, pero no se entendía la idea de que la violación puede ocurrir sin necesidad de que haya daños físicos o gritos de socorro y dejar igualmente secuelas emocionales y psicológicas”, explica.

Wongsawang considera que debemos presentar un frente común para desterrar la idea de que los límites del consentimiento son difusos. Afirma que “únicamente cuando todas las personas tailandesas se sientan empoderadas para decir o no a las relaciones sexuales, y cuando los límites entre el y el no se respeten claramente, nuestro trabajo habrá finalizado”.

Que Quiere decir cuando dice que "no" -- No.

Lograr que los hombres y los niños participen en el debate sobre el concepto de masculinidad es otro pilar importante para generar conciencia sobre el consentimiento. Para desterrar la cultura de la violación, debemos examinar las masculinidades violentas y redefinir lo que significa ser un hombre usando principios feministas.

En Malawi, las charlas de la Barbería reúnen a hombres y niños para debatir sobre los estereotipos de género, el consentimiento y la violencia. Estos eventos, que utilizan pequeños grupos de debate, técnicas de narración y teatro, profundizan en estos temas y empoderan a los hombres para convertirse en agentes de cambio.

En noviembre de 2018, casi 100 personas, entre ellas dirigentes de la comunidad, líderes de movimientos religiosos y representantes de la sociedad civil, se reunieron en una charla en la barbería de Mangochi. En el acto, el reverendo Moses Chimphepho, comisario del distrito de Mangochi, destacó el potencial de estas iniciativas para transformar a las personas y a comunidades enteras: “Cuando un hombre pasa por la barbería, parece distinto al salir; salgamos con una actitud distinta de esta interacción”.

Descubre más cosas sobre el movimiento HeForShe y sobre las acciones que pueden emprender los hombres y los niños para conseguir un mundo con una mayor igualdad de género.