Lo que pasó tras el brote de COVID-19: Malawi

Alepher Matemba Banda: Cómo aprender a identificar el abuso y a ayudar a las sobrevivientes de violencia durante la COVID-19

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Incluso antes de la aparición de la pandemia de COVID-19, 243 millones de mujeres y niñas en todo el mundo habían sido maltratadas por sus compañeros sentimentales en el último año. Desde el inicio de la pandemia, con las medidas de confinamiento, los países de todo el mundo han presenciado un aumento alarmante de las denuncias de violencia contra las mujeres y, en especial, de violencia en el ámbito privado. ONU Mujeres trabaja con mujeres que están en primera línea día a día, dando respuesta a la pandemia en la sombra: la violencia contra las mujeres y las niñas. La serie “Lo que pasó tras el brote de COVID-19” refleja algunas de sus historias y cómo nuestros programas prestan apoyo a soluciones que no dejan a nadie atrás.

Alepher Matemba Banda. Photo courtesy of Alepher Matemba Banda
Alepher Matemba Banda. Foto cortesia de Alepher Matemba Banda
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La mayoría de las llamadas que recibo estos días en la línea telefónica de asistencia están relacionadas con los problemas que tienen las usuarias debido al brote de COVID-19. Muchas mujeres embarazadas están preocupadas porque no tienen recursos para evitar contraer el virus. Al mismo tiempo, a las niñas les inquieta la posibilidad de quedarse embarazadas por la escasez de métodos de planificación familiar en los centros de salud.

Utilizando un sistema computarizado, les proporciono información sobre los síntomas de la COVID-19, la ubicación de los centros donde se realizan las pruebas y las medidas preventivas que pueden adoptar. Nuestras clientas, que son en su mayoría embarazadas y muchachas adolescentes, nos llaman a través de una línea telefónica gratuita.

También recibimos llamadas de [víctimas] de violencia de género. Trabajo en Chipata cha pa foni desde hace tres años. Antes de formarme en el tema de la violencia de género, no podía identificar las diferentes formas de violencia ni atender a nuestras clientas que experimentaban violencia. Si sospechaba de la existencia de algún caso de violencia, tenía que notificarlo a mi responsable. Ni siquiera podía proporcionar asistencia temporal a la [víctima]. La capacitación que recibí me abrió los ojos.

Ahora, cuando escucho a una clienta por teléfono, puedo identificar a las sobrevivientes de violencia de género. Soy capaz de reconocer qué tipo de violencia están sufriendo y ayudarlas, evitando al mismo tiempo una nueva victimización. Conozco la unidad policial de apoyo a las víctimas y otras organizaciones a las que puedo remitir a las sobrevivientes.

Me siento muy orgullosa de poder ayudar a una mujer o una niña a proteger su cuerpo, vigilar su salud y mantenerse a salvo”.


ONU Mujeres responde con programas sobre el terreno

Junto al estrés económico y social, las restricciones de circulación y las medidas de aislamiento impuestas durante la COVID-19 ha aumentado la vulnerabilidad de las mujeres y niñas a la violencia sexual y de género en África Oriental y Meridional. Al mismo tiempo, los servicios de apoyo se están viendo interrumpidos.

En Malawi, Alepher Matemba Banda es una enfermera de 31 años que atiende las llamadas que se reciben en una línea de asistencia del Chipatala cha pa foni, un servicio nacional de asistencia telefónica en el ámbito sanitario. Banda fue una de las 40 personas trabajadoras de la línea de asistencia (enfermeras y personal técnico) que recibieron capacitación sobre salud y violencia de género a través de una iniciativa de ONU Mujeres financiada por la Oficina de los Fondos Fiduciarios de Aliados Múltiples de las Naciones Unidas. Aprendió a reconocer las señales de abuso y a proporcionar información, apoyo y servicios de remisión de manera ética y segura a las embarazadas y adolescentes, utilizando un sistema en línea durante la COVID-19.

El programa aspira a llegar a 4 millones de mujeres y adolescentes en Malawi para ofrecerles información sobre servicios que pueden salvar vidas.