Declaración: Hacia adelante – acción inmediata para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas

Declaración de Sima Bahous, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 25 de noviembre de 2022

Five years ago, the global #MeToo movement brought new urgency and visibility to the extent of violence against women and girls.  Millions of survivors came forward to share their experience.  They forced the world to recognise a reality that shames every one of us.  Their courage and voice led to a powerful collective activism and a sea-change in awareness.   

Declaración: Hacia adelante – acción inmediata para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas

Este llamado a la acción, que se suma a otras invaluables iniciativas en todo el mundo, aún resuena. Movimientos de base, activistas a favor de los derechos humanos de las mujeres y grupos de defensa de las sobrevivientes nos lo recuerdan todos los días, en todo el mundo.  Sus esfuerzos revelan el alcance de la violencia: recopilan y procesan estadísticas, documentan los ataques y traen a la luz lo que sucede entre las sombras.  En la actualidad, su trabajo es más importante que nunca.  Nos ofrece una vía para poner fin a las violaciones de los derechos de las mujeres.   

El activismo y los movimientos a favor de los derechos de las mujeres son la piedra angular para la rendición de cuentas, que asegura el cumplimiento de las promesas que tantas veces nos han hecho. Son poderosos y movilizadores. Hoy celebramos su trabajo.   

Las pruebas son claras. Debemos invertir con urgencia en organizaciones sólidas y autónomas por los derechos de las mujeres, para así arribar a soluciones eficaces.    

Esta es una lección que aprendimos durante la reciente pandemia de COVID-19.  Las democracias firmes con movimientos feministas fuertes y con más mujeres en el poder legislativo fueron más eficaces en su respuesta al pico de violencia de género, la pandemia en la sombra del COVID-19. En este y otros ámbitos hemos observado una y otra vez que cuando lideran las mujeres, todas y todos ganamos. Todas las personas nos beneficiamos de respuestas más inclusivas y eficaces a los desafíos que enfrentamos. Todas y todos ganamos con sociedades y economías más resilientes.   

Los hombres deben acompañar e impulsar estas iniciativas:  tienen un papel que desempeñar en este cambio.  Pueden comenzar a hacerlo donde viven.  Es una verdad incómoda, pero, para algunas mujeres y niñas, el hogar no es el lugar seguro que debería ser, sino que puede representar un peligro mortal.  Las estimaciones más recientes en cuanto a femicidios pintan un cuadro alarmante que las medidas de aislamiento contra el COVID-19 sólo empeoraron.  Nuestro nuevo informe, elaborado junto con UNODC, indica que en todo el mundo, en promedio, más de cinco mujeres o niñas mueren a manos de un miembro de su propia familia cada hora.   

Estas muertes no son inevitables. Esta violencia contra las mujeres puede impedirse.  Las soluciones están comprobadas e incluyen la intervención temprana de servicios de contención policiales y de justicia capacitados, además de acceso a protección y apoyo para las sobrevivientes.  

Hago tres llamados a la acción  que considero deben ser nuestras prioridades fundamentales.  Estas prioridades sientan las bases sobre los que podemos ir hacia adelante y hacer realidad los compromisos asumidos de poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.   

En primer lugar, llamo a los Gobiernos y actores de todo el mundo a aumentar la financiación y el apoyo a largo plazo a las organizaciones por los derechos de las mujeres; a comprometerse con la Coalición para la Acción sobre Violencia de Género de Generación Igualdad, y a donar a organizaciones de la sociedad civil mediante el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas y el apoyo a la Iniciativa Spotlight. Los recursos son importantes y el volumen de apoyo financiero a esta causa no guarda correlación ni con las dimensiones del problema ni con las declaraciones de preocupación de quienes ocupan puestos de liderazgo.  

En segundo lugar, les pido que todas las personas, cada quien a su manera, resistamos frente al retroceso en los derechos de las mujeres, amplifiquemos las voces de los movimientos de mujeres feministas y movilicemos a más actores.  Todas las personas podemos convertirnos en defensoras y defensores, y nuestras voces unidas pueden impulsar el cambio que buscamos. Al hacerlo, también debemos garantizar el liderazgo y la participación plenos e igualitarios de mujeres y niñas en los espacios políticos, de formulación de políticas y de toma de decisiones de todos los niveles.  La aceleración del avance hacia el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas será sólo uno de los beneficios.    

En tercer lugar, solicito que se fortalezcan los mecanismos de protección para defensoras y activistas a favor de los derechos de las mujeres.  Nadie jamás, en ningún lugar, debería enfrentar violencia o acoso por defender lo correcto y pedir lo necesario.  

No podemos permitir que nuestra determinación de ir “hacia adelante” por la igualdad de género flaquee. Nuestra meta de un mundo donde la violencia contra las mujeres y las niñas no sólo se condene sino también se detenga es posible. Podremos lograrlo avanzando juntas y juntos hacia adelante.