Desde mi perspectiva: “Cuando hablamos de acción climática, la cuestión no radica en el tamaño de la tierra, sino en el uso de las escasas fuentes de agua”.

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Rachel Nzulu
Rachel, de 29 años, es una de las 31 instructoras personal de capacitación que están ayudando a desarrollar habilidades en los condados de Laikipia, Kitui y West Pokot. Crédito: ONU Mujeres/James Ochweri

Originally published on UN Women's website for Africa

Con su trabajo, Rachel Nzulu (29 años) apoya a mujeres agricultoras en el desarrollo de técnicas de agricultura acordes al clima.
 

Desde mi perspectiva: “Cuando hablamos de acción climática, la cuestión no radica en el tamaño de la tierra, sino en el uso de las escasas fuentes de agua”.

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Empecé a trabajar en la tierra porque es una actividad muy importante en Kenya, es una de sus prioridades de gobierno. Quiero ayudar en la construcción de la seguridad alimentaria de Kenya; además de colaborar con la lucha contra la pobreza en mi comunidad, una consecuencia de la inseguridad alimentaria.

La mayoría de quienes trabajan la tierra en mi comunidad local no combinan los cultivos y hacen sus plantaciones en espacios abiertos. Con materiales y técnicas modernos, mejoraremos la productividad y la nutrición basada en la agricultura; por eso estamos capacitando a las comunidades en la construcción de huertas verticales. No ocupan mucho espacio, son económicas y no requieren grandes inversiones. Además, el uso del agua es más eficiente: se puede emplear el agua de la cocina y reciclarla.

En un espacio de 2 x 2 m, pueden plantarse cerca de 165 semilleros, lo que significa mucha producción, ya que pueden convertirse en 1000 plantas. Una de estas huertas puede alimentar a una familia de cinco personas. Puede espaciarse la época de siembra para obtener una producción pareja y cosechar todo el año.

Es especial, ya que pueden sembrarse distintos tipos de cultivos nutritivos para el cuerpo y luego vender el excedente a la comunidad.

Por lo general, son los hombres quienes comercializan la mercadería y obtienen los ingresos. Queremos que las mujeres participen de esta instancia, ya que son quienes dedican su tiempo a cuidar los cultivos y a preparar los alimentos. Entienden las nuevas prácticas, ya que, en su mayoría, son las responsables de aportar mejores nutrientes a su familia, además de agregar posibles ingresos.

Cuando hablamos de acción climática en este lugar, la cuestión no radica en el tamaño de la tierra, sino en el uso de las fuentes escasas de agua. Todavía hay sequías. Siempre aconsejamos recolectar las lluvias. Pese al nivel de sequías, no todas las personas pueden hacerlo. No todas pueden permitirse comprar tanques de agua con sistema de canaletas en sus hogares”.

Rachel Nzulu, de 29 años de edad, trabaja para el Departamento de Agricultura dependiente del gobierno del condado de Laikipia.  Además, es instructora de personal de capacitación en el proyecto conjunto de ONU Mujeres y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, denominado Empoderamiento Económico de las Mujeres mediante Agricultura Climáticamente Inteligente en Zonas Centrales Áridas y Semiáridas. El proyecto, con apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional de la República de Corea (KOICA), refleja el Objetivo de Desarrollo Sostenible 15, que apunta a proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los sistemas terrestres, de gestionar bosques de manera sostenible, combatir la desertificación y detener y revertir la degradación, además de la pérdida de la biodiversidad. Nzulu y su equipo trabajarán con más de 23 grupos comunitarios de autoayuda en Laikipia, quienes quieren aprender nuevas prácticas agrícolas. Para fines de 2023, el proyecto habrá alcanzado a más de 2400 agricultoras y agricultores en los tres condados.