En Sudáfrica, las niñas unen sus fuerzas para superar la adversidad e impulsar el cambio

Los sonidos de las risas, del canto y las palmas se oyen desde un pequeño espacio para eventos en el barrio de Mamelodi, en las afueras de Pretoria (Sudáfrica). Dentro del lugar, un grupo de jóvenes adolescentes preparan, divertidas, una sesión de diálogo. Las participantes tienen entre 15 y 25 años, y se han unido tanto por su deseo de cambio como por la convicción de que ellas pueden ser las protagonistas de este cambio si hablan directamente con los grupos de poder y con quienes toman decisiones. Se trata del movimiento de mujeres jóvenes por la vida (Young Women for Life, YWfL).

En Sudáfrica, las niñas unen sus fuerzas para superar la adversidad e impulsar el cambio

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Young women for life movement members in Mamelodi township sing at the beginning of their group dialogue. Photo: UN Women/James Ochweri
Miembros del movimiento Young Women for Life en el barrio de Mamelodi cantan al inicio del diálogo grupal. Fotografía: ONU Mujeres/James Ochweri

El movimiento, convocado por la Comisión para la Justicia y la Paz de la Conferencia Sudafricana de Obispos Católicos con el apoyo de la oficina multipaís en Sudáfrica de ONU Mujeres, fue fundado en 2019 para ayudar a empoderar a mujeres jóvenes de Sudáfrica ante la discriminación y las penurias. Juntas, las miembros hacen frente a los problemas y las amenazas que viven a diario: el desempleo, la infección de VIH y la violencia de género.

La juventud en Sudáfrica sigue en desventaja en el mercado laboral, ya que experimenta una tasa de desempleo más alta que el promedio nacional. En el primer trimestre de 2022, la Oficina de Estadística de Sudáfrica informó que las tasas de desempleo arrojaban cifras del 63,9% y del 42,1% para los rangos de edad de entre 15 y 24 años, y de entre 25 y 34 años, respectivamente, mientras que la tasa nacional oficial de desempleo en la actualidad es del 34,5%. Según un informe del Banco Mundial, las pérdidas de empleo durante la pandemia de COVID-19 se concentraron desproporcionadamente entre quienes menos ingresos generan y empeoraron aún más las desigualdades que ya eran graves.

Las adolescentes y las mujeres jóvenes son particularmente vulnerables a los obstáculos socioeconómicos en la sociedad patriarcal sudafricana y, a menudo, se encuentran a sí mismas poniendo su salud sexual y reproductiva en riesgo para poder sobrevivir al día a día. Todos los sitios en los que el movimiento de YWfL está presente son zonas con gran incidencia y falta de tratamiento del VIH, en las que las niñas y mujeres jóvenes presentan vulnerabilidades socioeconómicas similares frente a este virus. En toda Sudáfrica, las adolescentes y mujeres jóvenes representan el 35% de las nuevas infecciones de VIH. La violencia de género también sigue siendo un problema generalizado: En el año 2021, la Oficina de Estadística de Sudáfrica publicó un informe en el que se indica que una de cada cinco mujeres (el 21%) experimentó violencia física infligida por la pareja.

Ingresar al movimiento Young Women for Life. El movimiento está estructurado en grupos locales que se encuentran, comparten y diseñan estrategias; además, organiza diálogos grupales de concientización acerca del VIH y abordaje de cuestiones relativas a las dinámicas de género y las presiones que llevan a las relaciones sexuales transaccionales. Estos diálogos han cimentado las bases que permitieron que las mujeres jóvenes de Sudáfrica se sostengan y alienten entre sí los últimos dos años, así como también han propiciado el diseño de estrategias para iniciativas de cambio social, incidencia y mejoras financieras.

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Miembro de YWfL habla en una sesión grupal de diálogo. Fotografía: ONU Mujeres/James Ochweri
Miembro de YWfL habla en una sesión grupal de diálogo. Fotografía: ONU Mujeres/James Ochweri

En las sesiones de diálogo en grupo, las jóvenes cuentan con la orientación de personal voluntario de la comunidad dedicado a la instrucción que trabaja con la Conferencia Sudafricana de Obispos Católicos en actividades en el territorio. Las jóvenes se dividen en grupos pequeños para debatir las preguntas planteadas por el personal de orientación acerca de asuntos clave como la prevalencia de VIH, la violencia de género y las relaciones sexuales transaccionales. “En estos diálogos, se intercambia información del contexto y de las vivencias cotidianas de las jóvenes”, explica Jacqueline Nzisabira, especialista en políticas de VIH/SIDA de ONU Mujeres. Luego, los grupos más pequeños vuelven a reunirse e informan el desarrollo de sus discusiones. A menudo, en estas sesiones se relatan experiencias personales sensibles y, finalmente, se convierten en un momento de catarsis compartida.

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Miembro de YWfL relata la discusión de su grupo. Fotografía: ONU Mujeres/James Ochweri
Miembro de YWfL relata la discusión de su grupo. Fotografía: ONU Mujeres/James Ochweri

Más allá de ofrecer apoyo emocional, el movimiento lucha para mejorar el acceso a la justicia de las mujeres y de las jóvenes. Esto incluye el control de casos judiciales vinculados a la violencia de género y la lucha por mejorar servicios para las supervivientes de los casos comprendidos.  En el año 2021, el movimiento estuvo involucrado en la resolución de 135 casos de violación y femicidio, desde la denuncia policial hasta la resolución judicial. El movimiento brindó su apoyo a las jóvenes y sus familias en su paso por el sistema judicial criminal, como también en el acceso a servicios de asesoramiento y apoyo psicosocial. 

Las miembros también hicieron un piquete fuera de los tribunales como una medida para visibilizar su presencia ante los magistrados y atraer la mirada pública a los casos de violación y otras formas de violencia de género. Durante la etapa de la sentencia, confeccionaron presentaciones ante los magistrados para asegurarse de que no haya clemencia en los casos de violación y femicidio. Anteriormente, el movimiento ha denunciado a los magistrados ante el Ministerio de Justicia de Sudáfrica a causa de la levedad de las sentencias que no cumplían con los procedimientos correspondientes.

El movimiento de YWfL también trabaja para generar recursos y resiliencia para las adolescentes y mujeres jóvenes frente a la tensión financiera y la falta de oportunidades económicas, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Hace poco, ONU Mujeres y la Conferencia Sudafricana de Obispos Católicos llevaron a cabo capacitaciones de empoderamiento económico y habilidades de vida con 600 mujeres jóvenes de toda Sudáfrica en alianza con el programa de incubación de Nokia, que ofrece oportunidades de capacitación para el empleo y el desarrollo de más habilidades.

Acerca de los beneficios que ha visto a medida que avanza la implementación del programa, Jacqueline agrega: “Los resultados del programa superaron nuestras expectativas. Expone los problemas que llevan a la prevalencia del VIH y la violencia de género. Nos ayuda a nosotras y al Gobierno a hacer frente a los problemas correctos. Las jóvenes se han vuelto más resilientes y están tomando las riendas de sus destinos gracias al apoyo a sus voces y autonomía”. El Padre Stan Muyebe, director de la Conferencia Sudafricana de Obispos Católicos, agrega lo siguiente: “Nuestro objetivo para el movimiento de cara a los próximos años es que las jóvenes puedan liderar este proceso ellas mismas, sin nuestra ayuda. Queremos que se apropien del movimiento, que tomen la iniciativa y sienten las bases para empoderamiento que desean”.