Modificar las normas sociales para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas de Kirguistán
“Este es nuestro nuevo negocio familiar. Cada pieza de pan está elaborada con mucho amor porque cada una de nosotras contribuye a que su sabor sea delicioso”, afirma con entusiasmo Gulnaz Almambet kyzy, una nueva comerciante de 38 años que recibió capacitación sobre igualdad de género apoyada por la Iniciativa Spotlight e impartida por ONU Mujeres en Kirguistán.
La capacitación, que está basada en el Sistema de Aprendizaje de Acción de Género (GALS), tiene como objetivo disminuir el nivel de violencia, dialogando con las comunidades sobre las dinámicas de poder en el hogar.
De acuerdo con una encuesta de país de 2012, el 50 % de los hombres y el 34 % de las mujeres creen que un esposo tiene motivos justificados para golpear a su esposa en determinadas situaciones. Además, el 27 % de las mujeres y las niñas, de entre 15 y 49 años, que están o estuvieron casadas, denunciaron haber experimentado violencia física o sexual por parte de su esposo o pareja.
Cuando la mayoría de las mujeres deben encargarse del trabajo no remunerado, como las tareas domésticas y el cuidado de las niñas y niños, esto contribuye a una dinámica desigual de poder, lo que puede dar lugar a un aumento de la probabilidad de sufrir violencia. En 2015, las mujeres destinaron el doble de tiempo que los hombres al cuidado y atención de las niñas y niños, y cerca del triple de tiempo a los quehaceres domésticos, según el Comité Nacional de Estadística de la República de Kirguistán. Esta situación ocasiona que las mujeres tengan menos oportunidades de acceder a fuentes formales de trabajo remunerado y, como consecuencia, les provoca estrés y agotamiento, una menor productividad en el trabajo y salarios más bajos.
Transformar un hogar a la vez
La Sra. Almambet kyzy y su esposo, con quien está casada desde hace 17 años, estuvieron entre las más de 2500 mujeres y 1600 hombres que asistieron a la capacitación comunitaria sobre el GALS en las provincias de Chui y Naryn, en 2021. La capacitación, que se centra en trabajar con las familias, les ofrece a las mujeres y los hombres la oportunidad de hablar sobre su relación y reflexionar acerca de las normas sociales que repercuten en los papeles que desempeñan en la familia.
“Gracias a la metodología GALS, con mi esposo Rakhat pudimos visualizar el árbol de nuestra familia y nos dimos cuenta de que no había una buena distribución de las tareas domésticas, el presupuesto familiar y la toma de decisiones”, comparte la Sra. Almambet kyzy. “Ambos trabajamos 40 horas semanales, pero él solía regresar del trabajo y se sentaba en el sillón a mirar TV, mientras que yo debía hacerme cargo de todas las tareas domésticas por las noches. Por desgracia, esta es una conducta aceptable en mi país”.
“En nuestra comunidad, está mal visto que el esposo realice las tareas domésticas, como lavar los platos y cocinar, dado que se considera que esto es responsabilidad de las mujeres. Desde muy temprana edad, crecemos con estas normas sociales y creencias”, afirma.
Después de la capacitación sobre el GALS, la pareja reevaluó su papel en las tareas del hogar y el cuidado de sus cuatro hijas e hijos. Actualmente, tanto la Sra. Almambet Kyzy como su esposo se reparten de manera equitativa las tareas domésticas, como cocinar y limpiar, así como las actividades al aire libre, como construir un nuevo baño y cuidar el ganado.
“El clima familiar ha mejorado muchísimo gracias a una mejor comunicación y una distribución más equitativa de las tareas domésticas”, comenta la Sra. Ms. Almambet Kyzy. “Me permitió tener tiempo para hacer realidad mi sueño de abrir mi propio negocio, con el cual pudimos aumentar nuestros ingresos familiares en un 50 %”.
Un nuevo discurso
Además de la capacitación comunitaria sobre el GALS, ONU Mujeres está asimismo trabajando con los medios de comunicación para modificar las normas sociales en Kirguistán. A través de la Iniciativa Spotlight, un grupo de periodistas de 17 organizaciones nacionales de medios de comunicación participaron en una evaluación de cinco meses sobre la sensibilidad de género.
“Cuando una o un periodista escribe un artículo o prepara material, debe entender que tiene una gran responsabilidad, y las noticias deben dirigir a las personas hacia la dirección correcta”, afirma la Sra. Rakhat Batyrbekova, editora de STV, la empresa de radio y televisión de la región de Chui, que participó en la capacitación. “Los medios de comunicación desempeñan uno de los papeles más importantes en la promoción de la igualdad de género, por ende, una o un periodista debe tener este tema. Lamentablemente, en nuestro país, tales personas podían contarse con los dedos de una mano”.
Después de que el grupo de periodistas completaron la capacitación, las 17 organizaciones de medios de comunicación participantes y el Ministerio de Cultura, Información, Deportes y Política de Juventud desarrollaron y adoptaron un código de género. El código requiere que todos los firmantes apliquen enfoques con perspectiva de género en su trabajo y cobertura mediática, así como en su lugar de trabajo.
“Los estereotipos de género y las normas sociales son los principales factores desencadenantes de la violencia contra las mujeres y las niñas, pero la igualdad de género es vista, en gran medida, como un concepto extranjero u “occidental” que compromete los papeles tradicionales de las mujeres y los hombres en la sociedad kirguís”, remarca la Sra. Anara Aitkurmanova, coordinadora de programas de ONU Mujeres.
“Nuestro trabajo de prevención en virtud de la Iniciativa Spotlight apunta a todos los niveles de la sociedad, y cada proyecto ayuda a reforzar los cambios necesarios para transformar las normas sociales, las conductas y las prácticas perjudiciales. A veces, el trabajo de prevención puede resultar desesperanzador, pero se trata de cambiar una familia o una historia de los medios a la vez. Y estamos viendo resultados positivos”, concluye.