La manera en que los hombres y los niños pueden ayudar a las sobrevivientes de la violencia de género: la historia de Shu Hang
En Kunming, una ciudad ubicada en el sudoeste de China, funciona el Centro Yunnan Mingxin de Servicios Sociales desde hace casi 10 años brindando apoyo a sobrevivientes de violencia de género. Los servicios de la organización incluyen desde una línea telefónica dedicada al abuso hasta un refugio, “Nesting House”, cuya ubicación se mantiene en reserva. Desde abril de 2023, la organización es miembro de la red local de organizaciones de la sociedad civil de China, que recibe apoyo de ONU Mujeres.
En los últimos años, la política nacional de China ha incorporado la violencia de género en la agenda: desde la entrada en vigor en 2016 de la primera ley nacional del país sobre violencia doméstica, la línea telefónica nacional dedicada ha recibido 250 000 llamadas. De marzo de 2016 a diciembre de 2022, las autoridades emitieron cerca de 15 000 órdenes de protección para las sobrevivientes.
Un detalle diferencia al Centro Yunnan Mingxin de Servicios Sociales de otros grupos similares: su dirección está a cargo de Shu Hang, un hombre.
“Al principio, como hombre y trabajador social, repliqué sesgos de género y me costó entender las dificultades que las mujeres maltratadas enfrentan y sus dudas para dejar a sus abusadores”, dijo Shu. Sin embargo, a medida que fue avanzando en sus tareas, “comencé a entender poco a poco las causas profundas de la violencia de género y de las situaciones complejas de las sobrevivientes”.
Se dio cuenta de que muchas de las sobrevivientes dependen económicamente de sus abusadores, no cuentan con sistemas de apoyo que les permitirían salir de relaciones de maltrato o temen la exposición pública de su vida personal.
El Centro Yunnan Mingxin de Servicios Sociales cuenta con voluntarias y voluntarios y con trabajadoras y trabajadores sociales, que brindan a las sobrevivientes una amplia gama de servicios de apoyo, desde colaborar con las autoridades sobre sus casos hasta acompañarlas a la corte.
Shu afirmó que las normas sociales que sostienen sesgos son uno de los mayores obstáculos para prevenir la violencia de género.
“Nos enfrentamos con muchos sesgos, como la creencia en la dominación masculina —es decir, que los hombres tienen más poder que las mujeres—, y que las mujeres están subordinadas a la familia”, agregó. “Si no podemos eliminar estos sesgos, las sobrevivientes de violencia doméstica y de género seguirán enfrentando la presión social”.
En algunos casos, añadió Shu, los hombres representan un apoyo singular.
“Dado que en el 95% de las veces los casos involucran a agresores hombres, como trabajador social hombre, soy el encargado de comunicarme y vincularme con muchos de ellos”, contestó.
El Centro Yunnan Mingxin de Servicios Sociales ha implementado una variedad de programas destinados a formar hombres defensores contra la violencia de género.
En una ocasión, asistieron voluntarios hombres a reuniones de pares, donde incidieron por la igualdad de género y mantuvieron debates sobre cómo prevenir situaciones de maltrato. En otro programa, trabajadores migrantes, solteros y divorciados, que habían ejercido violencia en el pasado, asistieron a talleres y actividades comunitarias con el objetivo de prevenir el maltrato doméstico, cultivar relaciones respetuosas con sus parejas, desarrollar habilidades de comunicación sin violencia y reflexionar sobre las normas sociales que posibilitaban la violencia contra las mujeres y las niñas.
“Alentamos a que más hombres y niños participen de actividades que promuevan la igualdad de género y atiendan la violencia de género”, indicó Shu. “En el futuro, esperamos ver más hombres participando activamente, con acciones prácticas, en la lucha contra la violencia de género”.