La preparación ante emergencias requiere respuestas con perspectiva de género para reducir la carga del trabajo de cuidados, la violencia y la inseguridad económica de las mujeres: Rastreador Global del PNUD y ONU Mujeres

Nueva York, 23 de junio de 2022 - Los países con un mayor liderazgo de mujeres, sistemas de cuidados y protección social universales y espacio para que las organizaciones feministas participen en la toma de decisiones democráticas son más eficaces en la respuesta a crisis como la provocada por la pandemia de COVID-19, según un nuevo informe mundial publicado hoy por ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La preparación ante emergencias requiere respuestas con perspectiva de género para reducir la carga del trabajo de cuidados, la violencia y la inseguridad económica de las mujeres: Rastreador Global del PNUD y ONU Mujeres

En un momento en el que la superposición de los efectos de la pandemia de COVID-19, la acuciante emergencia climática y los conflictos geopolíticos amenazan la igualdad de género y los derechos de las mujeres, un análisis basado en nuevos datos mundiales aporta recomendaciones concretas para que los Gobiernos se aseguren de que sus estrategias de recuperación económica y preparación ante emergencias adoptan un enfoque sensible al género, integrado y resiliente.

"Los países con servicios públicos y sistemas de protección social más sólidos tienen una mayor igualdad de género y, por lo tanto, han sido capaces de capear mejor el temporal de los últimos años. Pero la tormenta sigue cerniéndose en todo el mundo. Debemos construir a partir de las múltiples innovaciones políticas que han surgido en todas las regiones durante la pandemia y redoblar los esfuerzos para asegurarnos de que se incluye a las mujeres en la toma de decisiones en contextos de crisis —ha explicado la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous—. Este informe demuestra que cuando las mujeres lideran todo el mundo se beneficia de una respuesta a la crisis más eficaz e inclusiva, de sociedades y economías más resilientes, hoy y en el futuro".

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y ONU Mujeres han revisado unas 5000 políticas durante un periodo de dos años a través de su Rastreador Global de Respuestas de Género a la COVID-19: el directorio mundial más completo de respuestas gubernamentales a la pandemia con perspectiva de género. La herramienta identifica cómo han reaccionado las instancias mundiales de toma de decisiones ante las repercusiones sociales y económicas de la pandemia, que siguen recayendo desproporcionadamente sobre las mujeres

Según el nuevo informe publicado hoy, "Respuestas gubernamentales a la COVID-19: Lecciones sobre igualdad de género para un mundo convulso", en 196 de los 226 países estudiados, se ha adoptado al menos una medida sensible al género.

Los países con una mayor proporción de mujeres entre los cargos públicos electos, independientemente de los ingresos nacionales, aprobaron más políticas y partidas presupuestarias que tenían en cuenta consideraciones de género.  Los países con democracias sólidas, movimientos feministas fuertes o un alto porcentaje de mujeres en el parlamento tomaron una media de cinco medidas sensibles al género más que los países sin estas características.

Incluso en los países con una representación menos igualitaria, las líderes políticas reclamaron que se escuchara su voz.

Fiji, por ejemplo, activó su mecanismo de respuesta a las crisis, diseñado para responder a desastres naturales, y aprobó 14 medidas históricas para mitigar la lacra de la violencia contra las mujeres y las niñas durante la pandemia.

El Grupo Parlamentario de Mujeres de Tanzania abogó por campañas públicas de información sensibles al género y la concesión de fondos públicos para iniciativas dirigidas específicamente a las mujeres. Hala El-Said, Ministra de Planificación y Desarrollo Económico de Egipto, presidió un grupo de trabajo creado para identificar las formas de reducir los efectos de la pandemia en el trabajo informal, en el que se concentra el empleo de las mujeres.

"Recuperar la seguridad económica de las mujeres y garantizar sus derechos es una prioridad esencial para los Gobiernos y la Organización de las Naciones Unidas, incluido el PNUD —ha afirmado Achim Steiner, Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo—. Responder a esta crisis y a las próximas requiere actuar ahora para asegurar que las economías y las sociedades estarán mejor preparadas y serán más resilientes en el futuro. Este informe demuestra lo que los Gobiernos pueden lograr en su respuesta a las crisis cuando priorizan la igualdad de género".

La acción colectiva de las mujeres también ha potenciado la sensibilidad de género nacional. Los grupos feministas de la sociedad civil han influido en la respuesta inmediata de sus países y han contribuido a recabar pruebas y datos para impulsar una visión feminista de la transformación y la recuperación pospandemia.

Irlanda y Chile son dos de los países en los que el activismo no sólo ha tomado las calles para reclamar medidas gubernamentales, sino que también ha contribuido a introducir evaluaciones presupuestarias con perspectiva de género y planes feministas en el discurso ejecutivo y legislativo.

A las consecuencias económicas de la pandemia para las mujeres, se añade la mayor carga de trabajo no remunerado. Incluso antes de la pandemia de COVID-19, las mujeres de todo el mundo hacían tres veces más trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres. Ahora, el incremento de la desigualdad en el tiempo dedicado a cuidar de niñas y niños, personas mayores y otros miembros de la familia está obligando a muchas mujeres a dejar su trabajo remunerado. 

A escala mundial, hoy hay 19,7 millones menos de mujeres ocupando un puesto de trabajo remunerado que antes de marzo de 2020, una cifra que es de 10,2 millones en el caso de los hombres.

El funesto revés que han sufrido las oportunidades económicas de las mujeres se traducirá en que 388 millones de mujeres vivirán en la extrema pobreza en 2022, una cifra que ahonda todavía más la ya profunda brecha de género de la pobreza.

Los Estados deben hacer más para reconocer el valor del trabajo doméstico del que se ocupan las mujeres, desarrollando un sistema de protección social mejorado para aquellas personas que asumen responsabilidades de cuidados, ya que son la columna vertebral de una economía más resiliente e integrada.

El análisis del rastreador de casi 5000 medidas pone de manifiesto que los países tienden a seguir trabajando en el marco de las estructuras y los sistemas de los que ya disponen cuando se produce una crisis. Este nuevo informe brinda una oportunidad clara de defender mejores sistemas de protección social sensibles al género y garantizar una participación significativa de las mujeres en la identificación de soluciones que no dejen a nadie atrás para los graves retos crónicos a los que nos enfrentamos.

Consulte el análisis detallado aquí.

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