ODS 10: Reducir la desigualdad en y entre los países
Metas
- Para 2030, potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición.
- Para 2030, lograr progresivamente y mantener el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población a una tasa superior a la media nacional.
- Garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de los resultados, en particular mediante la eliminación de las leyes, políticas y prácticas discriminatorias y la promoción de leyes, políticas y medidas adecuadas a ese respecto.
- Adoptar políticas, en especial fiscales, salariales y de protección social, y lograr progresivamente una mayor igualdad.
- Mejorar la reglamentación y vigilancia de las instituciones y los mercados financieros mundiales y fortalecer la aplicación de esa reglamentación.
- Velar por una mayor representación y voz de los países en desarrollo en la adopción de decisiones en las instituciones económicas y financieras internacionales para que estas sean más eficaces, fiables, responsables y legítimas.
- Facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, entre otras cosas mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas.
- Aplicar el principio del trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, de conformidad con los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio.
- Alentar la asistencia oficial para el desarrollo y las corrientes financieras, incluida la inversión extranjera directa, para los Estados con mayores necesidades, en particular los países menos adelantados, los países de África, los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países en desarrollo sin litoral, en consonancia con sus planes y programas nacionales.
- Para 2030, reducir a menos del 3% los costos de transacción de las remesas de los migrantes y eliminar los canales de envío de remesas con un costo superior al 5%.
Siguen existiendo grandes desigualdades en el mundo actual. Entre 1988 y 2008, el 5 por ciento de las personas más ricas percibió el 44 por ciento de los ingresos mundiales, mientras que muy pocas cosas han cambiado para las personas más pobres. En los países en desarrollo, la desigualdad de los ingresos aumentó un 11 por ciento entre 1990 y 2010. Al disponer de menos ingresos y menos bienes que los hombres, las mujeres, sobre todo las madres solteras, tienen mayores probabilidades de vivir por debajo del 50 por ciento del promedio de ingresos. Algunos datos permiten pensar que la desigualdad entre mujeres y hombres en el hogar contribuye significativamente a la desigualdad general de los ingresos en la sociedad.
Además de llevar a la ineficiencia económica y de impulsar prácticas ambientales insostenibles, estas tendencias son injustas y debilitan el tejido social. Debido a las desigualdades entre países, los más pobres tienden a carecer, entre otros factores, de los recursos financieros y de las oportunidades comerciales necesarias para implementar políticas que permitan lograr la igualdad de género y otras formas de inclusión. Las políticas económicas y sociales de los países deben estar explícitamente orientadas a reducir las desigualdades de género.
Para las mujeres y las niñas, las desigualdades de género tienen consecuencias no sólo en términos de ingresos, sino también en otros aspectos básicos del bienestar, como la salud y la educación. La coexistencia con otras formas de discriminación, por ejemplo, las relativas a la edad, la discapacidad, la etnia, la migración, la situación económica y otras, aumenta en muchas ocasiones el peso de las desigualdades.
ONU Mujeres actúa para reducir la desigualdad dentro de los países y entre ellos mediante actividades de promoción a favor de la inclusión y la igualdad en todos los ámbitos, por la vía de leyes, políticas y programas públicos. Nos esforzamos por afrontar las desigualdades y la discriminación desde un enfoque basado en derechos humanos, lo que incluye contar con una participación significativa de las organizaciones de mujeres y de otros agentes del cambio, así como dar prioridad a las mujeres más pobres y excluidas, incluidas las mujeres migrantes, refugiadas y con discapacidad, entre otras.
Historias
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