Discurso de la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres durante la presentación del informe sobre protección social en Brasil

Fecha:

Discurso de la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres durante la presentación del informe sobre protección social en Brasilia, Brasil, 15 de diciembre 2011.

[Cotejar con el texto pronunciado]

Quisiera comenzar mis palabras agradeciendo el gesto de la Presidenta Dilma Rousseff y de su gobierno de acompañarnos a presentar el informe “Piso de proteção social: para uma globalização equitativa e inclusiva aquí en el Palacio do Planalto. Esto muestra una vez más el nivel de importancia que representó la protección social para el gobierno del Presidente Luiz Inacio Lula da Silva y que representa para el Gobierno de la Presidenta Dilma Rousseff.

He tenido el privilegio de coordinar, en el ámbito de las Naciones Unidas, el Consejo Asesor de Protección Social y su Grupo Consultivo Internacional de la Protección Social, que elaboró un informe titulado “Piso de Protección Social para una Globalización Equitativa e Inclusiva, publicado por la Organización Internacional del Trabajo, OIT.

Hoy tengo la alegría de entregar a manos de la Presidenta Rousseff una copia de este informe, en portugués.

En 2010, el PIB mundial fue diez veces mayor que en el año 1950 en términos absolutos - un aumento del 260 por ciento per cápita. Sin embargo, a pesar de las seis últimas décadas de fuerte crecimiento económico, tras la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el acceso a prestaciones y servicios de protección social adecuados para las millones de personas en el mundo siguen siendo, en términos globales, un privilegio al alcance de un número limitado de personas.

Mientras que la globalización de las últimas décadas representó una oportunidad para aquellos que pudieron aprovecharla, dejó grandes contingentes de población desprotegidos frente a los nuevos desafíos y transformaciones globales, que están teniendo efectos profundos a nivel nacional y local. La extensión de la protección social sobre la base de los pisos sociales es una de las piezas que faltan para tener una globalización más justa e inclusiva.

La persistencia de este gran número de personas excluidas representa un enorme desperdicio de potencial humano, especialmente en un contexto de acelerado envejecimiento demográfico en países que cuentan con bajos niveles de cobertura sanitaria y de protección social.

El informe demuestra cómo la protección social puede desempeñar un papel fundamental al liberar a las personas del miedo a la pobreza y a las privaciones y adaptar sus habilidades en un entorno social y económico en transformación.

Contribuye a estabilizar demandas agregadas en tiempos de crisis y a aumentar la capacidad de recuperación frente a los choques económicos, ayudando a acelerar este proceso y a crear vías de desarrollo más incluyentes y sostenibles.

De hecho, la protección social representa una inversión en la que todos y todas ganamos, ya sea en el corto plazo, debido a los efectos de la estabilización macroeconómica, ya sea en el largo plazo.

El piso de protección social propuesto no es una receta, ni una norma universal. Se trata de un enfoque político adaptable, que debe ajustarse al país en respuesta a las necesidades, prioridades y recursos nacionales, para facilitar un enfoque amplio de la protección social, centrándose primero en las prestaciones básicas. Es un concepto que promueve un enfoque de “gobierno conjunto, vinculando la protección social con otros objetivos políticos.

El enfoque del piso de protección social, desarrollado por la OIT, se basa en las experiencias recientes de extensión de la protección, sobre todo en países en desarrollo, e incluye:

  1. garantía de renta básica, en forma de transferencias sociales (en efectivo o en servicios), tales como:
    • pensiones para personas de la tercera edad y personas con discapacidad,
    • beneficios para niñas y niños,
    • ingresos adicionales y/o garantía de empleo para las y los desempleados y las y los trabajadores de bajo nivel de ingresos,
  2. garantía de acceso universal a servicios sociales básicos en las áreas de salud, abastecimiento de agua y saneamiento, educación, seguridad alimentaria, vivienda y otros, definidos de acuerdo con las prioridades nacionales.

En nuestra propuesta de un piso de protección social relacionamos con mucha fuerza la importancia de tener una Agenda de país en torno al Trabajo Decente. Para tener éxito en la lucha contra la pobreza, la exclusión y la desigualdad, se necesitan mutuamente la protección social y el trabajo decente.

Los componentes del piso de protección social sólo pueden mantenerse a largo plazo si se cuenta con recursos financieros suficientes, siempre compitiendo con otras presiones sobre la capacidad de gasto del gobierno en algunos casos muy limitada. De acuerdo con estudios realizados por la OIT, en consulta con el FMI, en países como Benín, El Salvador, Mozambique y Vietnam, grandes programas de piso de protección social costarían entre el 1 y el 2 por ciento del PIB.

Este esfuerzo y voluntad política de proteger a las personas que menos tienen, en Brasil ha dado frutos y así lo demuestra el informe con cifras elocuentes.

  • Entre 2004 y 2009, 18,3 millones de personas dejaron la situación de pobreza, como resultado del programa Bolsa Familia y de la política de valoración del Salario Mínimo, ambas iniciativas hoy reconocidas como buenas prácticas en el mundo entero.
  • El Programa Bolsa Família es un buen ejemplo de que se pueden lograr grandes proyectos de protección social, que beneficia al 26% de la población con un costo equivalente al 0,5% del PIB.
  • Al mismo tiempo, este programa consiguió logros espectaculares: se le atribuye el 15% de mejora del coeficiente de GINI de Brasil entre 1999 y 2009, así como una reducción de la intensidad de la pobreza de un 12% entre 2001 y 2005.

Y usted presidenta así lo expreso claramente cuando realizó el discurso de apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas recién pasada, que por primera vez en la historia fue inaugurada por una mujer. Dijo que pondría un fuerte énfasis en las personas y la necesidad de proteger a las personas en general y a las más vulnerables en especial. Esa decisión política de su gobierno de erradicar la pobreza extrema, el hambre, la desnutrición y la exclusión social harán de Brasil un país que continuara por el camino del progreso y la justicia social.

El impacto de la crisis económica internacional ha sido sistemático y corrosivo. América Latina, y especialmente Brasil, ha sido capaz de capear el temporal mejor que los países en otros continentes, pero nadie es inmune, y la crisis pesa mucho más sobre la mayoría de los segmentos menos favorecidos dentro de nuestros países, especialmente las mujeres, para quienes que la crisis económica es una realidad cotidiana.

Programas como el Bolsa Família pueden reducir la volatilidad económica provocada por una crisis, ya que este tipo de programas busca mantener la capacidad de consumo de las familias de renta baja. Específicamente, el programa aumenta la dinámica de las economías locales, ya que el dinero se gasta en los mercados locales, lo que genera una mayor demanda de bienes y servicios nacionales. Esto a su vez se traduce en un mayor dinamismo en la creación de puestos de trabajo, así como en el fortalecimiento de pequeñas empresas en áreas rurales. Estos impactos positivos a nivel nacional también tienen a su vez un impacto positivo en la economía mundial.

Brasil está realizando grandes esfuerzos para incluir en sus programas a las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad. Sabemos que en la región amazónica se está proporcionando seguridad social a trabajadoras y trabajadores rurales y poblaciones indígenas mediante barcos equipados que identifican a las y los beneficiarios y analizan si cumplen las condiciones para cualificar al beneficio.

La experiencia demuestra que, como en el caso de Brasil, los beneficios pagados directamente a las mujeres en forma de transferencias de renta resultan en la mejora de sus condiciones y de su capacidad de ejercer control creciente sobre la forma en que se realizan los gastos familiares.

Em outras palavras, ajudam a promover a autonomia das mulheres que, como temos ouvido e mencionado insistentemente, e o fazemos por convicção, é essencial para o desenvolvimento, em todos os sentidos.

Querida Presidenta Rousseff,

El mundo necesita hoy de ejemplos concretos, medibles y exportables a través de cooperación técnica y solidaridad. Brasil con sus avances en protección social y sus continuas mejoras es un ejemplo ineludible.

Muchas gracias.