Trabajadoras textiles de Honduras se organizan para defender sus derechos

Pese a haber sido diagnosticada con una incapacidad causada por la carga excesiva de trabajo y el estrés, María Gutiérrez no pudo convencer al gerente de la fábrica en la que trabajaba de bajar las exigencias de producción. Con la ayuda de un colectivo feminista, apoyado por ONU Mujeres, María pudo defender sus derechos. Hoy, ella es reconocida por sus capacidades de organización entre las trabajadoras textiles de Honduras. La 61ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, discutió los derechos de las mujeres a organizarse como parte integral de su empoderamiento económico.

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María Gutiérrez leaving the industrial estate of Delta Honduras, the textile company where she works  UN Women/Héctor Gómez
María Gutiérrez sale de la propiedad industrial de Delta Honduras, la compañía textil donde ella trabaja. Foto: ONU Mujeres/Héctor Gómez

Cada dos semanas, las 22 integrantes del Colectivo de Mujeres Hondureñas (CODEMUH) se encuentran en su oficina, en la ciudad de Villa Nueva para discutir los retos en común e identificar soluciones. María Gutiérrez, una trabajadora textil de 40 años, transmite cada día su energía en las reuniones. Las integrantes del CODEMUH la conocen por sus habilidades para organizar y motivar a las mujeres a que denuncien y se apoyen en la causa de asegurar sus derechos laborales. 

Cuando María Gutiérrez, a los 19 años de edad, comenzó a trabajar en la Maquila Delta Honduras, una fábrica de camisetas deportivas en el norte del país, no se sentía muy empoderada. En ese entonces trabajaba largas nueve horas y media al día, con un descanso de 30 minutos para almorzar y dos recesos de 10 minutos el resto del día. Para alcanzar las metas de producción, ella solía no tomarse esos recesos durante su jornada, hasta que su cuerpo no resistió más. 

“Comencé a sentir dolor físico y estrés. Cuando consulté al doctor en la clínica de la compañía, él sólo me dio unas píldoras que hacían que los síntomas desaparecieran temporalmente”, recuerda Gutiérrez.

María Gutiérrez began working for the textile company Delta Honduras when she was 19-years-old. Photo: UN Women/Héctor Gómez
María Gutiérrez empezó a trabajar para la empresa textil Delta Honduras cuanto tenía 19 años de edad. Foto: ONU Mujeres/Héctor Gómez f

Un estudio realizado por la Universidad Autónoma Metropolitana de México y CODEMUH en 2012 reveló que el 46 por ciento de trabajadores de la industria textil sufría de depresión, 46 por ciento mostraba síntomas de estrés y 62 por ciento mostraba síntomas de desórdenes musculares [1].

Cuando Gutiérrez finalmente fue a ver a un médico fuera de la clínica de la fábrica, recibió un diagnóstico de problemas cervicales crónicos o síndrome cervicobraquial, y tendinitis en su hombro izquierdo. Ella recibió un certificado de incapacidad ocupacional, que avalaba un 37 por ciento de discapacidad parcial permanente.

Debido a sus condiciones de salud, Gutiérrez pidió a la empresa que bajara sus metas de producción, para que así ella pudiera tomarse sus descansos, pero el gerente siguió exigiendo exactamente los mismos resultados que antes. Aunado a esa presión, sus colegas comenzaron a hostigarla, llamándola perezosa. 

El estrés en el trabajo afectó su vida personal, y las relaciones con sus hijos y su esposo. “De noche, sentía una presión en mi pecho. Sentía como si estuviese muriendo”, recuerda Gutiérrez. 

“Por la noche, yo sentía una tensión en el pecho. Sentía como si me estuviera muriendo”, señala Gutiérrez. 

Mientras caía en una depresión más profunda, Gutiérrez estuvo a punto de renunciar a su puesto, pero entonces se enteró de CONDEMUH, una organización feminista con más de 27 años de experiencia en defensa de los derechos humanos y laborales de las mujeres en Honduras, y se unió. 

“Estamos peleando en contra de la violencia de género y hacemos frente a la violencia en el lugar de trabajo, especialmente en seguridad y riesgos de salud ocupacionales”, explica María Luisa Regalado, directora de CODEMUH. La industria de la maquila juega un papel de alta importancia en el sector de manufactura en el país, y emplea a más de 10 mil personas [2]. A través del Fondo para la Igualdad de Género, ONU Mujeres colabora con CODEMUH para organizar y entrenar a mujeres trabajadoras de la industria textil en ocho municipios de la costa norte de Honduras para promover sus derechos y seguridad.

The industrial estate of Delta Honduras, the textile company where María Gutierrez works. Photo: UN Women/Héctor Gómez
El parque industrial de Delta Honduras, la compañía textil en donde trabaja María Gutiérrez. Foto: ONU Mujeres/Héctor Gómez

"Las vidas de las trabajadoras de maquila cambiaron cuando tuvieron la oportunidad de educarse y organizarse con otras mujeres. Juntas, ellas pueden levantar la voz y beneficiarse verdaderamente de sus actividades económicas, en vez de ser explotadas”, dijo Liena Isaula, Especialista de Programas de ONU Mujeres en Honduras. 

"Aprendí a defender mis derechos como empleada y no someterme al trabajo excesivo”, comenta María Gutiérrez, quien decidió luchar por ella y su empleo. Gutiérrez pasó por arduas negociaciones por la mejora de sus condiciones laborales y por el acceso a un seguro médico que requería a través de la empresa. Debido a su discapacidad parcial, también aseguró una pensión. 

“Ahora apoyo a otras mujeres en situaciones similares. Las mujeres trabajadoras deberían estar conscientes de que sus condiciones laborales y de vida pueden cambiar si conocen sus derechos y se organizan colectivamente”, refrendó Gutiérrez.

Notas

[1] CODEMUH and Universidad Autónoma Metropolitana 2012: Condiciones de trabajo y prevalencia de trastornos musculoesqueléticos v psíquicos en población trabajadora de la maquila de la confección http://www.corteidh.or.cr/tablas/29545.pdf

[2] World Bank 2015: Honduras Economic DNA http://documents.worldbank.org/curated/en/150731468189533027/pdf/97361-WP-PUBLIC-Box391473B-Honduras-Economic-DNA-First-Edition-11Jun2015-FINAL-PUBLIC.pdf