Unidos en la acción para las mujeres

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Alocución de Michelle Bachelet, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres en la Sesión plenaria 4: Sostenibilidad de Unidos en la Acción en el marco de una nueva modalidad de cooperación internacional para el desarrollo. Montevideo, Uruguay. 8 de noviembre de 2011.

[Cotejar con el texto pronunciado]

Señor Presidente, Excelencias, distinguidos delegados, colegas de la ONU y amigos:

Es un gran placer para mí estar hoy aquí con ustedes en esta Conferencia Intergubernamental de Alto Nivel. Quiero agradecer especialmente al anfitrión, el Gobierno de Uruguay, por su hospitalidad.

Señor Presidente:

El concepto de Unidos en la Acción es inherente a ONU Mujeres. En muchos sentidos somos su hijo, y nos sentimos orgullosos de serlo. Dicho concepto es a la vez conmovedor y aleccionador: conmovedor porque sabemos cuánto más podemos hacer si trabajamos mejor juntos, y aleccionador porque presentimos, más fuertemente que nunca en una generación, la degradación de la creencia en los valores del multilateralismo, y sabemos que unas Naciones Unidas que se presentan como fracturadas, descoordinadas y, a veces, incluso en competencia consigo mismas no podrán contar con la confianza de sus socios durante mucho tiempo.

Para aquéllos como yo, y estoy segura como todos nosotros aquí presentes, que creen fervientemente en los ideales del multilateralismo y en el rol que tienen las Naciones Unidas en él, Unidos en la Acción no es una opción sino una necesidad si queremos lograr un impacto sobre los hombres y las mujeres, las niñas y los niños, en lo referente a su paz, seguridad, derechos humanos y desarrollo.

En el caso específico de ONU Mujeres, hay una propuesta simple, y creo que indiscutible, que surge del principio de Unidos en la Acción. La Entidad fue creada sobre el convencimiento de que todo el sistema de la ONU está unido en la acción a la hora de apoyar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, de que, por ejemplo, unidos en la acción todos los países del mundo tendrán más probabilidades de lograr los ODM y otras metas y objetivos internacionales y de que así todos se beneficiarán. ¿Es posible que haya algo más obvio y claro que esto?

Sin embargo, sabemos que no es obvio para todos y por cierto no hemos creído que sería tan claro. Por lo tanto, tenemos que preguntarnos ¿por qué algo que tendría que ser tan evidente, que obviamente tiene sentido, algo que todos aceptaríamos sin dudar, a veces es tan lento y difícil de alcanzar?

No quiero pasar por alto o menospreciar los esfuerzos y logros considerables que se han hecho hasta hoy. Hay logros, la creación de mi propia entidad está entre ellos. Para ONU Mujeres, la experiencia de trabajar en los países que forman parte de la iniciativa Unidos en la Acción y en otros países que se han plegado ha sido invalorable. Hemos visto una mejora evidente en la atención que se presta a la igualdad de género en los países piloto, y una mayor participación de los diferentes organismos y del Equipo de la ONU en el país en general.

Hemos visto estrategias nuevas e innovadoras dirigidas a atender las dificultades específicas de los países, y hemos visto un liderazgo más sólido de los socios nacionales, especialmente en las maquinarias nacionales de mujeres. Además, los jueces más importantes en este proceso - los Gobiernos de los países que participan en la iniciativa Unidos en la Acción - han articulado claramente que el enfoque les ha permitido tener un mejor acceso a los recursos y mandatos de todo el sistema de la ONU, incluyendo a los organismos de la ONU que no residen en el país.

Unidos en la Acción también ha apoyado poner el acento sobre los segmentos más vulnerables y carenciados de la sociedad, especialmente a través de un trabajo analítico conjunto y del fortalecimiento de las capacidades nacionales. Las evaluaciones hechas por los países sugieren que ha dado mejores oportunidades a la ONU para contribuir con una asesoría de políticas y una defensoría en los ámbitos de la toma de decisiones. Ha mejorado la coordinación y las alianzas con los socios del desarrollo, y ha mejorado igualmente la rendición mutua de cuentas en materia de resultados.

Hay pues muchas cosas buenas de que alegrarse, y está bien que las celebremos y que aprendamos de ellas. Sin embargo, al mismo tiempo tenemos que ser honestos con nosotros mismos sobre el hecho de que el ritmo del cambio no es el que podría ser. Tenemos que ver cómo mejorar y acelerar nuestros esfuerzos si queremos mejorar y acelerar los resultados. Ninguno de nosotros puede dudar que estamos en un momento de la historia que requiere rapidez y que no se dejen las cosas para mañana.

Antes de adelantar algunas ideas sobre cómo podemos lograr esto, permítaseme explicarles mi punto de vista y el de mi entidad sobre por qué debemos hacerlo. Se trata de la relevancia del sistema de la ONU, relevancia que la hará realidad los que logran resultados para todos, especialmente para los más vulnerables, por medio de un fortalecimiento de las capacidades de las instituciones y de las personas, gracias a asociaciones que permiten tener economías más sólidas, una gobernanza más sólida y sociedades más sólidas.

Creemos que no hay modo más eficaz de lograr resultados que el de invertir en las mujeres y las niñas, y que no hay una pregunta más pertinente relativa a nuestros logros que la de qué se ha logrado para las mujeres y las niñas. Los resultados tienen que ser juzgados en términos de lo que contribuyen a la igualdad de género y al empoderamiento de las mujeres y las niñas, teniendo en cuenta que la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas es esencial para alcanzar resultados en materia de desarrollo.

Estamos progresando en este sentido, pero es demasiado poco y demasiado lento. Las estadísticas indican que estamos lejos de tener una igualdad entre los géneros: de los 1.300 millones de pobres que se estima hay en el mundo, más del 60 por ciento son mujeres. Hasta seis de cada 10 mujeres son víctimas de violencia física y/o sexual en sus vidas, las mujeres trabajan dos tercios de las horas laborales del mundo y producen la mitad de los alimentos mundiales, y sin embargo ganan sólo el 10 por ciento de los ingresos mundiales y poseen menos del uno por ciento de las propiedades del mundo.

En 2010, el seis por ciento de los jefes de estado o de gobierno elegidos fueron mujeres. En promedio, las mujeres ocupan sólo el 16 por ciento de los puestos ministeriales y el 19 por ciento de los escaños parlamentarios. En el campo de la ciencia en todo el mundo, sólo un puñado de mujeres preside una academia nacional de ciencias.

Tenemos hoy claras evidencias - del Banco Mundial, la FAO, el Fondo Económico Mundial y los grupos de expertos del sector privado - que muestran que la discriminación entre los géneros y la desigualdad no sólo violan los derechos humanos sino que son ineficaces desde el punto de vista económico. El Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012 del Banco Mundial indica que la igualdad de género tiene sentido desde el punto de vista económico, ya que no sólo beneficia a las mujeres, sino a toda la sociedad.

En un mundo que todavía está luchando por salir de la inestabilidad económica, ¿cuánto más se puede esperar para aprovechar el recurso natural más valioso sin explotar de que disponemos? Como muchos de ustedes ya me han escuchado decir: incluir al otro 50 por ciento de la población sobre un pie de igualdad no sólo es lo correcto, sino que es el camino inteligente a seguir. No hay un momento mejor para pasar a la acción que el de ahora.

Señor Presidente:

Unidos en la Acción ha dado sus frutos. Sin embargo, si miramos al mundo que nos rodea, vemos que la tarea que llevamos a cabo entre todos requiere que hagamos más, mejor y más rápido. Me gustaría proponer algunos modos de tomar en cuenta esa tarea y, sobre todo, de ponerla en práctica.

En primer lugar, tenemos que elevar la mira de Unidos en la Acción y tener en cuenta la coherencia dentro de todo el sistema de la ONU, incluyendo el trabajo en materia de paz y seguridad y en los contextos humanitarios y de post conflicto. Las circunstancias de las personas no están determinadas por el sector de la ONU que en ese momento está a cargo o por la modalidad de financiación o de planificación que se está usando. Las personas esperan de nosotros que saquemos partido de todos los aspectos relevantes de nuestra capacidad de mejorar sus vidas.

Por lo tanto, Unidos en la Acción tiene que ser más consistente en todo lo que hace la ONU, desde la Sede hasta el trabajo sobre el terreno. Tenemos que responder a los requerimientos claramente articulados de nuestros socios sin dudar, y no dejarnos distraer por nuestra tendencia a orientarnos más hacia las prestaciones. Un buen ejemplo de esto es, potencialmente, nuestro trabajo sobre protección social, que es de relevancia en todo el sistema de la ONU y que se dirige directamente a los temores y esperanzas que tienen las personas que atraviesan momentos de inestabilidad y de crisis.

En segundo lugar y hablando de todos los niveles de la ONU, creo que debemos ser honestos y decir que si bien es correcto, apropiado y quizá lógico esperar que tanta energía de Unidos en la Acción venga del terreno, algunas veces el terreno ha tenido que arrastrar a la Sede de mala gana tras suyo. Tenemos que asegurarnos que la energía, la innovación y la determinación de nuestros colegas del terreno no sólo sean apoyadas sino igualadas por los que estamos en la Sede. Creo que podemos mejorar mucho en este sentido.

En tercer lugar y en relación con esto, tenemos que ser honestos con nosotros mismos dentro del sistema de la ONU en lo referente a lo que estamos logrando. Espero me perdonen si soy franca, pero sigue habiendo muchos de nuestros colegas y funcionarios que carecen de entusiasmo, incluso que tienen miedo. No es porque sean tontos o interesados, sino porque todavía no ven que el enfoque de Unidos en la Acción refleja sus mandatos individuales, y a veces porque han pasado demasiado tiempo en su institución y no pueden ver el panorama más amplio. Quizá también se deba a que no ofrecemos los incentivos correctos.

Tenemos que mostrar los beneficios de actuar unidos en la acción para todos los mandatos, para todos nosotros en tanto que socios unidos y, lo que es más importante, para las personas a las que servimos. Un modo de promover eso es hacer más en lo relativo a la movilidad entre los organismos, aunque hay otras maneras. Aquéllos, como yo, que están a la cabeza de las partes constitutivas de la ONU pueden hacer más para hacer participar a nuestros equipos, para dejar claro qué se espera de ellos y también para mostrar cómo podemos trabajar unidos para que todos tengamos éxito y nos beneficiemos.

En lo que respecta a ONU Mujeres, sabemos de debemos liderar en lo relativo a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, y también contribuir proactivamente a todos los aspectos del proceso de reforma. Sabemos que debemos ofrecer posturas y estrategias en materia de políticas de Unidos en la Acción que hagan avanzar los principales acuerdos internacionales, incluyendo la Plataforma para la Acción de Beijing y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Sabemos igualmente que tenemos nuestro propio trabajo para hacer en lo relativo a garantizar que ONU Mujeres disponga de un personal capaz en todas las etapas de ese trabajo.

Señor Presidente:

A veces pasamos demasiado tiempo recordándonos a nosotros mismos que el mundo es un lugar complejo, y demasiado poco tiempo tratando de saber qué significa ello en lo que concierne a nuestras acciones. Cuando vemos los eventos de la Primavera Árabe o de las protestas de Occupy Wall Street, sentimos que hay un descontento en todo el mundo y un fin en la confianza en las estructuras políticas y las instituciones. La desigualdad entre los países y dentro de ellos ha estado siempre en el corazón de lo que hacemos, pero hoy parece ser un tema que muchos más de nosotros recordamos y sacamos a la luz.

Las estructuras políticas están cambiando rápidamente, en los niveles más altos y en el nivel comunitario. Las viejas líneas y relaciones entre las agrupaciones de países están desapareciendo. Los problemas con los alimentos, el combustible y el agua amenazan no sólo con impedir el progreso sino que incluso lo invierten, y todo con el telón de fondo del cambio climático.

Éste es el entorno dentro del cual operamos y discutimos acerca de Unidos en la Acción. Para nosotros en ONU Mujeres, tenemos claro qué significa. Consideraremos que Unidos en la Acción habrá tenido éxito cuando las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres, cuando los derechos de las mujeres estén protegidos, cuando la violencia contra las mujeres y las niñas ya no sea tolerada y cuando se le aplique la justicia, y cuando las mujeres gocen de una participación equitativa en la toma de decisiones y en la vida económica de las familias, las comunidades y los países.

También comprendemos nuestro rol en tanto que parte de la familia de las Naciones Unidas que trabaja colectivamente, con una unidad de intención, de propósito y de voz, a favor de los objetivos expuestos en la Carta de la ONU, persiguiendo la paz y la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo para todos, por igual, independientemente de sus creencias, de su sexo, de donde hayan nacido o de quién sean sus padres. Es ésa la visión que compartimos. Para que esa visión se haga realidad, tendremos que adoptar el concepto de Unidos en la Acción de manera más exhaustiva, con mayor energía y con la mayor urgencia.