Mona Saad: el recorrido de una trabajadora doméstica egipcia al liderazgo
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“Sueño con que la sociedad cambie la opinión despectiva que se tiene de la profesión del trabajo doméstico, y que todas las empleadas domésticas gocen de los mismos derechos sociales y jurídicos que cualquier otro trabajador en cualquier otro sector, dijo Mona, Directora Ejecutiva de “Ayudantes.
En Egipto, como es el caso en muchos otros países, los trabajadores domésticos son víctimas de diversos riesgos para la salud, malas condiciones laborales, largas horas de trabajo y pésima remuneración. Las empleadas domésticas también son vulnerables a que no se les pague, que se les abuse verbal y físicamente, y que se les acose o agreda sexualmente.
Mona Saad está tratando de cambiar esta situación a través de campañas de sensibilización y cabildeo con el gobierno para que éste adopte mejores leyes que protejan a los trabajadores domésticos, que en su gran mayoría son mujeres.
Ella pertenece a la clase media baja de la sociedad egipcia, terminó la escuela, se casó con un empleado de la construcción siendo muy joven y se mudó a Ezbet el Hagganna, suburbio del noreste de El Cairo, la capital. La vida la forzó a buscar un trabajo de empleada doméstica para ayudar a su marido con los gastos del hogar.
Comenzó a buscar trabajo con sus limitadas calificaciones académicas y pronto se sintió desanimada al ver que había un alto nivel de desempleo, incluso entre los graduados universitarios. Sus vecinos le hablaron del trabajo doméstico y comenzó a trabajar esporádicamente. Mona cree que si no fuera por la necesidad de su familia, no se habría dedicado a este trabajo, que es considerado vergonzoso por la sociedad egipcia, razón por la cual lo mantuvo en secreto.
Mona se enteró de un programa del Fondo para la Igualdad de Género de ONU Mujeres sobre “Mejora de las políticas públicas para proteger los derechos de las trabajadoras domésticas en Egipto y se reunió con algunos de los funcionarios que trabajan sobre el terreno. Participó en los talleres de sensibilización del programa, donde se encontró con mujeres que enfrentaban sus mismos problemas y dificultades, y que sentían la misma vergüenza a causa de su profesión. Esto la alentó gradualmente a hablar sobre su trabajo.
La ayuda de un psicólogo permitió que se sobrepusiese a su baja autoestima y a la estigmatización, y a reconocer la importancia y el valor del trabajo que hace para ella y para su familia.
A medida que conoció a más trabajadoras domésticas y que escuchó sus problemas, se sintió más empoderada para contar las circunstancias de su vida. Mona se sintió en la obligación de defender sus derechos, ya sea en su trabajo o en su vida personal.
Después de participar en varias sesiones de creación de capacidades organizadas por este programa, Mona se mostró confiada, clara en sus ideas y llena de energía acerca de sus derechos y de los derechos de las demás trabajadoras domésticas. Se le eligió para ser la directora de la primera ONG de trabajadores domésticos de Egipto llamada “Ayudantes, creada dentro del marco del programa.
En la actualidad, esta ONG se centra en un objetivo: lograr condiciones de trabajo decentes para los trabajadores domésticos mediante la creación de un sindicato que promueva y proteja sus derechos.
Los esfuerzos de promoción del programa por incluir los derechos de los trabajadores domésticos en la agenda de los organismos gubernamentales pertinentes han tenido eco a nivel nacional y ahora pugnan por cambiar la ley del trabajo y por dar protección social a los trabajadores del sector informal.
Ciertos funcionarios del Ministerio de Trabajo e Inmigración de Egipto confirmaron recientemente que se está estudiando la posibilidad de hacer ajustes a la ley que regula las condiciones laborales y que se está tratando de mejorar las capacidades técnicas de los empleados domésticos de modo de darles una licencia para ejercer la profesión, lo que será el primer paso para obtener un seguro social y de salud.