Ayudando a las sobrevivientes de violación en Malí a alzar la voz
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“Los rebeldes estaban justo en la esquina y me vigilaban, recuerda una joven maliense. “Cuando salí, prosigue, “me metieron a la fuerza en un vehículo y me encadenaron ambos brazos. Eran cuatro en el vehículo y me llevaron a una zona oscura donde ya había otras tres muchachas. Nos violaron durante dos noches. Cada vez venían en grupos de tres, cuatro y a veces cinco.
Desde marzo de 2012, la región de Gao, en Malí, ha sido un campo de batalla entre grupos armados que aterrorizan a la población y a menudo maltratan violentamente a mujeres y niños. Esta situación ha provocado el desplazamiento de más de 412.000 personas que huyen del conflicto y buscan albergue en zonas seguras. [i] Trágicamente, las violaciones, la violencia sexual y los matrimonios forzados se han convertido en algo habitual.
Ante niveles de violencia que aumentan diariamente, ONU Mujeres llevó a cabo una encuesta para documentar la violencia contra las mujeres y las niñas, a fin de instar a que se adopten medidas para responder adecuadamente a las necesidades de las sobrevivientes. A pesar de que muchas de las víctimas no están dispuestas a contar sus historias debido al estigma relacionado con esta forma de violencia, más de 50 sobrevivientes de violación accedieron a ser entrevistadas.
“Estas son solo 51 mujeres en un área específica que se atrevieron a dar la cara. La gente en esta zona no habla sobre las violaciones, señaló Rachelle Djangone Mian, Directora en el País de ONU Mujeres, para concluir preguntándose: “cuál será el número real de mujeres y niñas violadas.
Lo sufrido por las víctimas de violación en Gao, al igual que en otras regiones ocupadas en Malí, es de por sí una tortura: sus historias ocultas las van consumiendo por dentro, son rechazadas por sus familias y apenas cuentan con limitada protección. Esto las hace aún más vulnerables de lo que eran antes de sufrir los brutales ataques, en un entorno caracterizado por el conflicto armado. Llevan tanto la carga de sus opresores como la carga de la comunidad, que no las protegió de los ataques.
“Tengo 35 años y soy casada, empieza a narrar una mujer. “Pasaba por delante de un gran recinto y vi a esos hombres en uniforme militar. Uno de ellos… me quitó a mi hijo, y cuando quise gritar para que me lo devolvieran, otro me dio una bofetada. Me ataron ambos brazos a la espalda y comenzaron a desnudarme. Traté de resistirme pero me golpearon hasta que quedé inconsciente, y entonces me violaron, concluyó.
En respuesta a esta terrible situación, ONU Mujeres estableció una alianza con dos organizaciones no gubernamentales locales a fin de aplicar un enfoque integral para ayudar a las víctimas de violación mediante el establecimiento de una unidad de violencia basada en género en el principal del hospital de la región de Gao. En cada unidad se ofrece apoyo médico y psicosocial.
Hasta la fecha, de las 10 unidades de tratamiento previstas, cuatro están en pleno funcionamiento en Gao, Mopti, Kati, Bamako, y más de 1.000 mujeres y niñas se han beneficiado de los servicios de apoyo psicosocial. Se ha establecido cincuenta grupos de terapia para proporcionar espacio para que las mujeres y las niñas hablen sobre sus experiencias.
La conversación en un entorno privado suele ser el primer paso con miras a alzar la voz en público en cuanto que sobrevivientes y tratar de movilizar apoyos para producir cambios.
ONU Mujeres es también parte del grupo temático de violencia basada en género formado por organismos de las Naciones Unidas, organismos gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones que participan en la respuesta humanitaria. El grupo tuvo éxito en su labor de cabildeo ante el Ministerio de Justicia para pedir que se instruyera a todos los niveles del sistema de justicia a fin de asegurar que se adopten las medidas pertinentes para manejar casos de violencia basada en género tan pronto como se presenten.
[i] https://www.un.org/apps/news/story.asp?NewsID=43840&Cr=+Mali+&Cr1=#.UOxbx-TAfzg