Aumentando ingresos y esperanza en México y Centroamérica rural
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María José Schaeffer, 30, guatemalteca, es analista de programas y coordinadora de empoderamiento económico de ONU Mujeres. Tiene a su cargo la implementación del programa multipaís Ampliando las Oportunidades Económicas para las Mujeres Rurales Emprendedoras en América Latina (El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua), financiado por ONU Mujeres y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA); y el programa conjunto Acelerando el Progreso del Empoderamiento Económico de las Mujeres Rurales en Guatemala, financiado por Noruega y Suecia a través del Multi-Partner Trust Fund. Antes de unirse al equipo de ONU Mujeres en enero de 2014, trabajó como consultora en las áreas de macroeconomía y desarrollo rural para el Banco Interamericano de Desarrollo y FIDA.
Contribuir al empoderamiento económico de las mujeres para potenciar el desarrollo de las zonas rurales ha sido una experiencia realmente gratificante para mí. Entre paisajes verdes y caminos pintorescos, comunidades llenas de costumbres y sabiduría ancestral, y principalmente mujeres emprendedoras valientes y soñadoras, mis días se llenan de energía. Junto al equipo de empoderamiento económico de ONU Mujeres en México, El Salvador, Guatemala y Nicaragua hemos puesto nuestro granito de arena a través del diseño y ejecución de acciones que han permitido a más de 4.500 mujeres rurales acceso a recursos productivos y oportunidades económicas, y desarrollar un mayor liderazgo dentro de sus organizaciones y comunidades.
Un día en mi vida se resume así…
Es miércoles por la mañana y estoy lista para iniciar una misión de seguimiento a las regiones Valles Centrales y Sierra Norte de Oaxaca, México. Oaxaca se caracteriza por ser el Estado con mayor ruralidad del país: la pobreza afecta a 66,8 por ciento de la población y el 77,9 por ciento no tiene acceso a seguridad social. El propósito de la misión es dialogar y compartir con las emprendedoras participantes del programa “Ampliando las Oportunidades Económicas para las Mujeres Rurales Emprendedoras en América Latina” para conocer cómo ONU Mujeres ha logrado impactar y transformar sus vidas a partir de acciones innovadoras que hasta ahora son únicas en el territorio al contemplar el fortalecimiento de las organizaciones productivas, pero principalmente el desarrollo integral de las mujeres.
El recorrido empieza con la Ruta de la Lana en Teotitlán del Valle, las socias de Manos Entretejidas—Galvain Cuy (Vida Nueva) y Mujeres que Tejen el Telar de Pedal nos reciben con una sonrisa y una fresca agua de naranja. Como primer punto visitamos la carpintería donde se están construyendo los telares de pedal financiados por nuestro programa. Muy pronto cada una de las socias tendrá su propio telar para trabajar, haciendo más eficiente el uso de su tiempo.
Luego nos dirigimos a la casa de una de las socias de Galvain Cuy donde nos explican paso por paso el proceso productivo que agrega valor a las piezas de lana, desde el teñido natural de los hilos con añil y grana cochinilla, hasta el significado de los diseños dentro de la cultura zapoteca.
Cerramos la visita con algo de música. Las socias de Mujeres que Tejen el Telar de Pedal nos interpretan una canción que han escrito donde resumen sus nuevos conocimientos como resultado del proceso de formación en derechos humanos y empoderamiento que se desarrolló con el apoyo de nuestro programa. La letra dice así:“Nuestros derechos, nuestros derechos, venimos a reclamar, para que los gobernantes hoy nos puedan escuchar; somos mujeres emprendedoras, que queremos trabajar; necesitamos un espacio para exhibir nuestros productos… cursos y capacitaciones para poder diseñar y no solo de recetas para cocinar. Nuestros derechos, nuestros derechos...”
Continuamos nuestro camino hacia la Ruta de la Seda en San Pedro Cajonos. Las socias de Flor de Morera, El Rebozo Arte y Encanto, y Tap Dia (Cuatro Generaciones) nos invitan a recorrer sus plantaciones de árboles de morera donde crecen los gusanos de seda. Mientras algunas mujeres confeccionan rebozos en sus telares de cintura, otras nos explican cómo sus madres y abuelas les enseñaron a tejer.
Como resultado de los estudios de mercado que está apoyando nuestro programa, las mujeres nos cuentan cómo han diversificado sus productos para acceder a nuevos mercados. Los lujosos rebozos artesanales de seda están dirigidos a un pequeño segmento de mercado que conoce y valora esta artesanía local, por lo que las mujeres, principalmente las jóvenes, están incursionando en bisutería de seda. La innovación ha tenido excelente aceptación por los turistas que desean llevarse un recuerdo de seda artesanal oaxaqueña.
La última visita del día es a la Casa de Barro en Santa María Tavehua, y como bien lo indica su nombre la sede de la organización es una casa de adobe de dos niveles, con esculturas de animales de barro que adornan las paredes y el techo.
La organización ha adquirido un horno de gas, tecnología que tiene un impacto ambiental positivo, mejora la calidad de las piezas, reduce pérdidas y tiempo de trabajo.
Elsa González, presidenta de la organización, nos cuenta cómo ha cambiado su vida a partir de nuestro apoyo: “El programa nos apoyó con formación, equipo, y con la construcción de una cocina segura dentro de la Casa de Barro, lo que nos ha permitido tener a nuestras hijas e hijos en el lugar de trabajo y preparar allí los alimentos, ahorrando tiempo porque ahora no tenemos que desplazarnos varias veces al día a nuestras casas”.
Mientras nos despedimos de las mujeres empieza a oscurecer e iniciamos nuestro camino hacia Capulálpam de Méndez para pernoctar. Durante el camino observo el horizonte infinito de la sierra oaxaqueña, y me siento agradecida por la oportunidad de compartir con mujeres maravillosas y aprender desde la sabiduría de sus pueblos. La vida de las mujeres se está transformando y junto a ellas yo también me he transformado. Ahora me siento más empoderada y con una voz más fuerte en este camino por la realización de los derechos de las mujeres.
Los desafíos que enfrentamos aún son grandes: las mujeres necesitan acceder a recursos productivos, principalmente a la tierra, tomar sus propias decisiones y vivir una vida libre de violencia. Necesitamos sumar más aliados a este esfuerzo para que el empoderamiento económico de las mujeres sea una realidad vivida. Llena de motivación, renovada luego de la misión, es momento de volver a la oficina en Guatemala.