En palabras de Bettie Johnson Mbayo: “Los hombres deben implicarse hablando de este tema porque son quienes dominan las salas de prensa”.

Bettie Johnson Mbayo, la condecorada periodista de Frontpage Africa, hizo el año pasado un trayecto de 16 horas en moto por el sureste de Liberia para encontrar a una niña de 13 años que había sido violada por un político. La niña quedó embarazada debido a la violación, lo que desató la ira de las mujeres de Liberia y de la diáspora. A pesar de haber recibido amenazas, Mbayo investigó el tema con tenacidad, siguió hilos en las redes sociales y entrevistó a familiares, vecinas, vecinos, personal de la escuela y agentes de policía. Su trabajo permitió arrestar al presunto agresor. Mbayo ha participado en varios cursos sobre sensibilización de género organizados por ONU Mujeres en Liberia y Etiopía en el marco de un programa conjunto de las Naciones Unidas financiado por la Embajada de Suecia.

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Bettie Johnson Mbayo Photo Courtesy Frontpage Africa
Bettie Johnson Mbayo Foto: Frontpage Africa

“Cuando mi hermana pequeña tenía 9 años, la violó un guarda de seguridad de 60. Mi madre la encontró cubierta de sangre. El personal médico del hospital nos dijo que mi hermana nunca podría tener hijos.

Ella ahora es adulta, está comprometida y nunca se ha quedado embarazada. Al sospechoso no lo juzgaron nunca porque el caso se resolvió ‘al estilo familiar’, como sucede con la mayoría de las violaciones en Liberia. El agresor murió unos meses después.

Hoy, como periodista, cuento la historia de sobrevivientes de violaciones y las dificultades a las que tienen que enfrentarse cuando buscan justicia.

El caso de aquella niña de 13 años a la que había violado un político me afectó mucho. Me hizo pensar en mi hermana y en el futuro de mis tres hijas.

Durante la fase de investigación de la noticia, seguí hilos en Facebook. Visité el vecindario del político en Monrovia y fui a la escuela de la niña. En un primer momento, el político negó conocerla. Pero encontré una foto suya en Facebook en la que salía con la niña en una fiesta celebrada en casa de él.

Varias fuentes me ayudaron a encajar las piezas del puzle, que me llevaron hasta una localidad rural del sureste de Liberia. La gente me decía que en el pueblo estaba prohibido hablar del caso. Encontré a la niña sentada en un taburete, meciendo a su bebé. Me acerqué a ella y le hice unas preguntas. Me dijo que su familia le había pedido que no hablara de lo que había pasado. Me contó que desde que había llegado de Monrovia, las cosas no le habían ido bien.

Publiqué varias noticias sobre mi viaje; entonces se produjo un clamor público que provocó el arresto del político y de su esposa por cargos de secuestro, manipulación de testigos y facilitación de actividades delictivas.

Después, la causa se cerró porque la representación legal del político presentó una petición de desestimación basada en que no había víctima. Yo había encontrado a la niña, pero la policía dijo que no conseguía localizarla.

Hay demasiados casos como este. Demasiadas niñas y mujeres que sufren maltrato y no obtienen justicia.

La capacitación de ONU Mujeres ha cambiado mi forma de ver las cosas. Ya no creo que el género sea una cuestión que sólo atañe a las mujeres. Los hombres deben implicarse hablando de este tema porque son quienes dominan las salas de prensa.

Antes de la capacitación, cuando informaba de casos de violación, no profundizaba, pero ahora hago un seguimiento e investigo las historias. Tenemos que informar sobre este tema e informar bien, porque las familias y comunidades siguen encubriendo, protegiendo a quienes agreden en lugar de a las víctimas de la agresión. Cuanto más informemos sobre estas noticias, más personas se concienciarán y antes podremos empezar a romper el círculo de la violencia contra las mujeres y las niñas”.

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