Las agricultoras y los agricultores del mango en Kenya obtienen acceso a nuevas tecnologías para contrarrestar las pérdidas posteriores a la cosecha
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Es temporada de mangos en los condados de Meru y Makueni, ubicados en la parte oriental de Kenya. Los árboles están cargados de frutas, las huertas tienen la dulce fragancia de los mangos maduros. Si bien la demanda de mangos se ha disparado en Kenya y en los mercados regionales, según el Instituto de Investigación Agrícola de Kenya, a menudo las agricultoras y los agricultores pierden del 40 % al 45 % de sus cultivos, principalmente debido a técnicas deficientes de cosecha y manejo posterior a la cosecha, así como a las plagas y enfermedades.
Fast facts on women in agriculture
- Las mujeres representan 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola en países en desarrollo y 59 por ciento en África Subsahariana.
- Menos del 13 por ciento de los terratenientes agrícolas son mujeres.
- Diferencias de género en el acceso a la tierra y al crédito afectan la capacidad relativa de agricultores y emprendedores, tanto hombres como mujeres, para invertir, operar a escala y beneficiarse de nuevas oportunidades económicas.
- Más de 100 millones de personas saldrán de la pobreza si las mujeres tuvieran el mismo acceso y control a los recursos que los hombres.
No obstante, este año Teresia Kawira, agricultora de 45 años y madre de siete hijas e hijos, tiene esperanza. Acaba de terminar una capacitación de tres días apoyada por ONU Mujeres sobre manejo posterior a la cosecha y técnicas de procesamiento de frutas, utilizando una nueva máquina de procesamiento de múltiples alimentos. La máquina puede procesar 7,8 toneladas de mangos cada seis horas, y permite procesar otras frutas.
"El principal desafío que enfrentamos en la agricultura es la putrefacción de los mangos en los árboles", explica Kawira. "Esto a causa de la superabundancia de mangos y la falta de tecnologías que nos ayuden a preparar otros productos con los mangos que cosechamos".
Como muchas otras agricultoras de la zona, Kawira tiene largas jornadas de trabajo y muchas responsabilidades. La posibilidad de obtener ingresos adicionales de los mangos le ilumina el rostro.
El proyecto, realizado en colaboración con la Universidad Jomo Kenyatta de Agricultura y Tecnología (JKUAT), el Instituto de Estocolmo para el Medio Ambiente (SEI), y Techno Serve, y con financiación de la Fundación Rockefeller, ha capacitado a 100 agricultores, la mitad mujeres, de los condados de Meru, Makueni y Tana Riverin en el procesamiento y envasado de frutas y creación de marca.
Recientemente, el proyecto reunió a 30 grupos de agricultoras y agricultores en Meru para una vigorosa competencia, y le entregó una máquina de procesamiento de múltiples alimentos al Grupo Chaaria. La representación de las mujeres en el grupo, incluido el grupo líder, la disponibilidad de agua y electricidad para accionar la máquina, así como la prueba de que su colectivo estaba debidamente registrado, figuraron entre los criterios que sirvieron para seleccionar al grupo ganador.
"Estamos muy contentas de haber ganado la máquina, estamos seguras de que, si la utilizamos, nuestro nivel de vida mejorará", aseguró Marisela Mwiti, integrante del Grupo Chaaria.
La experiencia fue valiosa para los demás grupos participantes, ya que aprendieron nuevas habilidades, y algunos están planeando crear colaboraciones para compartir una máquina. Los gobiernos locales también han prometido ayudar a grupos de agricultoras y agricultores a adquirir dichas máquinas.
"Tengo la esperanza de que, con esta tecnología, las pérdidas de mangos serán cosa del pasado", señaló Fridah Kawira, que forma parte del grupo de Cultivadores de Mango de Kathangari. "Mi vida ha mejorado bastante desde que ingresé en el grupo", afirmó, refiriéndose al grupo de autoayuda del que forma parte. "He logrado comprar una vaca, que produce leche para la venta y para el consumo de mi familia. Con el dinero que gano, pago las cuotas escolares de mis hijas e hijos. ¡Honestamente puedo decir que los mangos han contribuido a su educación!".
Para muchas agricultoras, aprender cómo procesar, conservar y comercializar distintos productos del mango fresco fue una revelación. Stella Musyoka, de 48 años, agricultora del Grupo Kyeni Kya Yathonza, de Makueni, afirmó, "a través de esta capacitación, he aprendido a hacer mermeladas y jugos. Me será más fácil preparar el yogurt, ya que tengo tanto los mangos como las vacas que producen leche para mi familia. Podré reunir el capital necesario a través de la iniciativa de mesa bancaria de nuestro grupo".
La "mesa bancaria" se refiere a una estrategia de financiación de grupo que suelen utilizar pequeños grupos de ahorros y préstamos, en que el grupo aporta sus ahorros a un fondo común que luego puede utilizarse para proporcionar pequeños préstamos para financiar proyectos específicos.
"Kenya tiene una proporción significativa de mujeres dedicadas a la agricultura. Aunque trabajan tan arduamente como cualquier agricultor, a menudo carecen de acceso a recursos financieros y tecnológicos que les permitan mejorar sus medios de subsistencia. Por este motivo ONU Mujeres se ha asociado con las universidades para hacer accesible la tecnología a las agricultoras", explicó Fatmata Sessay, Asesora de Política Regional de ONU Mujeres sobre Agricultura Climáticamente Inteligente.
En la medida en que sigue creciendo la producción de mango en Kenya, el acceso a tecnologías nuevas y existentes es fundamental para mantener y mejorar la productividad. ONU Mujeres está fomentando la colaboración con universidades, instituciones de investigación y socios del sector privado en Kenya para asegurar que las agricultoras no se queden atrás mientras evolucionan las tecnologías.