Declaración de la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, con ocasión del Día Internacional de las Mujeres Rurales

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En la zona rural de Xiaruoyao (China), Yan Shenglian, criadora porcina de 45 años de edad, forma parte del equipo de gestión ante la COVID-19, que controla la temperatura de las personas y registra la información de los vehículos que transitan por los puestos de control locales para ayudar a reducir la propagación del virus de COVID-19. En la región de Iringa (Tanzania), el brote de COVID-19 provocó que Stella Nziku, de 28 años, se uniera a la Red de Mujeres de Mufindi para concientizar sobre la violencia de género. Y en Itá (Paraguay), Miriam Cáceres, de 50 años, hace frente a las consecuencias causadas por la pandemia en su medio de vida como ceramista organizando ollas populares para paliar el hambre.

Las funciones esenciales de las mujeres rurales como agricultoras, trabajadoras, emprendedoras, líderes comunitarias y personal de atención en primera línea en momentos de crisis son fundamentales para construir sociedades pacíficas, prósperas y sostenibles. La pandemia de COVID-19 amenaza con hacer retroceder estas importantes contribuciones. Por lo tanto, debemos redoblar nuestros esfuerzos para construir la resiliencia de las mujeres rurales para hacer frente a las tensiones actuales y futuras.

Las normas de género discriminatorias y los recursos limitados agravan los efectos negativos de la COVID-19 en la vida de las mujeres rurales. Antes de la pandemia, las mujeres de todo el mundo ya hacían más del triple de las tareas domésticas y de cuidados no remuneradas en comparación con los hombres. En las zonas rurales, esta realidad se ve exacerbada por la falta de infraestructura y el acceso insuficiente al agua limpia y segura, el saneamiento y la energía. En muchos lugares, no es tan sencillo que exista algo tan básico para la higiene y la seguridad como el lavado de manos con jabón.

La brecha digital de género en las zonas rurales ha ampliado la marginación de las mujeres y las niñas, ya que limita el acceso a la educación a distancia, los servicios esenciales, la economía digital y la información de supervivencia durante las crisis. La pandemia en la sombra de la violencia contra las mujeres y las niñas, que ha aumentado durante el confinamiento, también debe superarse con urgencia. Las mujeres y niñas rurales corren muchos más riesgos de sufrir violencia; sin embargo, tienen menos posibilidades de recibir el apoyo que necesitan por la falta de servicios esenciales, recursos legales y justicia. 

Para atender estas brechas y dar respuesta a la pandemia, millones de mujeres rurales de todo el mundo han organizado tareas de protección, apoyo y socorro. Con el apoyo de ONU Mujeres, la Asociación de Mujeres Rurales de Liberia está transmitiendo información fundamental sobre la COVID-19 a las comunidades rurales. A través del programa conjunto Empoderamiento Económico de las Mujeres Rurales, liderado por FAO, FIDA, ONU Mujeres y el PMA, las mujeres indígenas de las zonas rurales de Guatemala, Nepal y Kirguistán están produciendo mascarillas como servicio comunitario y para obtener ingresos, además de divulgar información sanitaria, medidas de prevención y bienes esenciales.

Para mantener los medios de vida y la seguridad alimentaria de las mujeres rurales y sus familias durante la crisis, debe expandirse la protección social de modo que respondan deliberadamente a las necesidades de las mujeres. Sin embargo, en la actualidad, el alcance es aún insuficiente. El Rastreador Global de Respuestas COVID-19 con perspectiva de género de ONU Mujeres y el PNUD revela que sólo el 10% de las medidas de protección social y del mercado laboral están dirigidas a las mujeres: por ejemplo, transferencias de efectivo o asistencia alimentaria destinadas directamente a las mujeres, apoyo a mujeres emprendedoras y comerciantes informales con subvenciones y créditos subsidiados, o el mantenimiento de los servicios de cuidado infantil durante el confinamiento para ayudar a aliviar la carga del trabajo de cuidados no remunerado. Es fundamental que el estímulo económico y los paquetes de recuperación lleguen a las zonas rurales, así como a los entornos urbanos, para mantener a flote a las mujeres rurales y sus familias.

Este Día Internacional de las Mujeres Rurales, nuestro compromiso de no dejar a nadie atrás nunca antes había tomado tanta urgencia. Debemos enfrentar esta crisis como una oportunidad de dirigir la atención y los recursos para empoderar a las mujeres rurales y eliminar los históricos obstáculos que impiden su progreso para que, una vez superada la COVID-19, nuestra sociedad sea más fuerte y solidaria, con mayor igualdad y resiliencia.