La tecnología ayuda a las refugiadas sirias en situación vulnerable durante el confinamiento ante el COVID-19
En la actual situación de pandemia por coronavirus y medidas de distanciamiento social, ONU Mujeres presta apoyo urgente, información y servicios esenciales a más de 5.700 refugiadas sirias en los campamentos de personas refugiadas de Za’atari y Azraq.Fecha:
En los campamentos de personas refugiadas de Za’atari y Azraq (Jordania), se ha decretado un toque de queda desde las 6 de la tarde hasta las 10 de la mañana. También hay normas que seguir durante el día: las personas no pueden salir a no ser que tengan que comprar alimentos o necesiten asistencia médica. Sólo están abiertos unos pocos servicios esenciales, como los hospitales, las clínicas y los supermercados.
Incluso se ha restringido el movimiento del personal de las Naciones Unidas, lo cual complica la labor de llegar a las personas que más necesitan nuestra ayuda. Sin embargo, el innovador sistema para el desembolso de efectivo de ONU Mujeres que utiliza la tecnología blockchain ha demostrado ser fiable y resiliente, ya que se puede gestionar remotamente. Como resultado, ONU Mujeres es una de las entidades en Jordania que ha sido capaz de garantizar el flujo de efectivo de manera continua y remota, y que sigue atendiendo a 213 mujeres refugiadas sirias que participan en programas de dinero por trabajo en los centros Oasis de empoderamiento de la mujer de los campamentos.
El trabajo escasea, ya que muchos lugares de trabajo han cerrado durante el confinamiento. No obstante, las beneficiarias de ONU Mujeres siguen recibiendo sus salarios en supermercados dirigidos por el Programa Mundial de Alimentos, que siguen abiertos. Allí, gracias a la tecnología de escaneo del iris, se identifican y se validan las cuentas de las mujeres en el blockchain de ONU Mujeres. Las mujeres pueden optar por ahorrar el dinero, recibir una devolución en efectivo o comprar alimentos y productos esenciales. El sistema IrisGuard no requiere ningún contacto físico y las beneficiarias no tienen que tocar botones, por lo que es un método más seguro e higiénico.
ONU Mujeres también utiliza WhatsApp para difundir información fiable sobre la prevención del COVID-19 y los servicios que pone a disposición el Gobierno y la OMS. Puesto que muchas beneficiarias también son activistas de la comunidad, han creado sus propios grupos de WhatsApp para llegar a otras mujeres y difundir así información sobre cómo protegerse ante el virus y cuidar de forma segura a familiares que puedan caer enfermos.
“Al principio, era escéptica sobre estos grupos de mensajería”, admite Ghodoun Mohammed Daeef, una refugiada siria de 27 años de edad que participa en el centro Oasis de ONU Mujeres, en el campamento de personas refugiadas de Azraq. “Luego me di cuenta de la importancia que tenía esta información, y empecé a enviar los mensajes a mis amistades y las vecinas y los vecinos del campamento”, afirma. “En cierta manera, esta situación me ha ayudado a darme cuenta de que puedo ayudar a otras personas refugiadas como yo”.
Mohammed Daeef es una de las 300 mujeres refugiadas que utilizan cada día los grupos de mensajería de WhatsApp.
El cierre de escuelas y el cambio hacia la plataforma de aprendizaje en línea del Gobierno han supuesto retos adicionales para el alumnado y las familias. Como respuesta, ONU Mujeres ha aumentado el número de auxiliares docentes en puestos de dinero por trabajo para prestar apoyo remoto con el plan de estudios en línea que imparte el Ministerio de Educación.
Nahid Ali Albuhair, de 31 años de edad, es una refugiada siria que trabaja como auxiliar docente en el centro Oasis de ONU Mujeres del campamento Za’atari. Ha impartido clases de alfabetización en árabe utilizando la pared de su caravana como pizarra y ha ofrecido clases por vídeo a madres y padres durante el confinamiento.
Los campamentos acogen a 113.035 personas refugiadas, quienes ahora pasan la mayor parte del día en sus caravanas, unas viviendas prefabricadas de una habitación para familias enteras, con una superficie de 5 por 3 metros.
En muchas partes del mundo, un mayor aislamiento, el aumento de las tensiones económicas y la ansiedad como consecuencia de la pandemia y el confinamiento han exacerbado problemas existentes como la violencia de género.
Desde que empezó el brote del COVID-19, cuatro miembros de ONU Mujeres sobre el terreno han trabajado en la primera línea de la prevención, en ocasiones atendiendo activamente más de 100 llamadas al día para ofrecer información, asesoramiento y apoyo psicosocial a mujeres refugiadas sirias de campamentos en situación de vulnerabilidad, por teléfono y WhatsApp.
“En este momento crítico, hemos intensificado nuestros esfuerzos para ayudar a las mujeres que se enfrentan a problemas de protección, brindando asesoramiento específico y derivaciones esenciales a colaboradores del sector médico y refugios, y diseñando planes de seguridad”, explica Yafa Jaffal, auxiliar de protección de ONU Mujeres. Por regla general, los planes de seguridad consisten en ayudar a las mujeres a reunir una lista de familiares, amistades o personal de protección de confianza a quien poder recurrir si el maltrato se repite o aumenta, y explicarles mecanismos con los que hacer frente a la situación de manera positiva.
Asimismo, ONU Mujeres ha dotado sus centros Oasis con materiales de desinfección adicionales y se ha asociado con el UNICEF para distribuir sus existencias de casi 1.000 kits para bebé fabricados por mujeres refugiadas sirias en los centros Oasis de ONU Mujeres para las familias de recién nacidos en los campamentos.
El trabajo de ONU Mujeres en los campamentos de personas refugiadas está financiado por los Gobiernos de Australia, Canadá, Finlandia, Francia, Japón, Islandia, Italia, la Zonta International Foundation y el Fondo Fiduciario Regional de la UE como respuesta a la crisis siria (el “Fondo Madad”), y por los comités nacionales de ONU Mujeres.