Yo soy de la Generación Igualdad: Kehkashan Basu, líder de la juventud feminista y ambientalista
Miles de millones de personas en todo el mundo se encuentran en el lado correcto de la historia cada día. Hablan, toman partido, se movilizan y realizan acciones grandes y pequeñas para promover los derechos de las mujeres. Esto es la Generación Igualdad.Fecha:
Yo soy de la Generación Igualdad porque…
Tres cosas que pueden hacerse para formar parte de la Generación Igualdad:
- Interiorizarse acerca de los problemas que enfrenta la propia comunidad local.
- Generar conciencia sobre las crisis relativas al género y el clima.
- Llevar a cabo acciones coordinadas y adaptadas al ámbito local para contribuir a la salud humana y del planeta.
Me considero muy afortunada de haber nacido en una familia donde la compasión y la empatía son una parte fundamental de nuestras vidas, y donde se trata a todas las personas por igual, sin importar su género. Siempre he creído que ayudar a otras personas y proteger al planeta eran una responsabilidad [de la humanidad]. [Por otra parte], nací el 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente, y mi madre siempre me dijo que era mi deber moral devolver algo a las personas y al planeta.
Cuando tenía siete años, vi la imagen de un ave muerta con su estómago lleno de plástico, lo cual fue muy perturbador para mí. Contemporáneamente, asistí a una presentación del ambientalista Robert Swan, cuyas palabras “la mayor amenaza para nuestro planeta es la creencia de que alguien más lo salvará” tuvieron un profundo impacto en mí. En ese momento, decidí que comenzaría mi “viaje hacia la sostenibilidad” plantando mi primer árbol el día de mi cumpleaños número ocho.
El cambio climático es un factor multiplicador de la desigualdad
La crisis climática y la desigualdad de género son dos de los temas más apremiantes de nuestra época. La necesidad de afrontar estos problemas se vuelve aún más relevante cuando observamos cómo estos se entrecruzan con las desigualdades raciales, las disparidades socioeconómicas y, por supuesto, entre ellos mismos. Es por ello que, en la Fundación Green Hope, trabajamos en pos de una justicia climática feminista.
Para las mujeres y las niñas que viven en las comunidades afectadas por el cambio climático en las que trabajamos, la seguridad representa un problema enorme, al igual que la falta de acceso a agua limpia y saneamiento, educación y electricidad en sus pueblos (y, a menudo, la ausencia de una fuente de ingresos estable). El cambio climático sigue actuando como un factor multiplicador de la desigualdad.
Transformar la esperanza en realidad
Como colíder de la Coalición para la Acción del Foro Generación Igualdad orientada a la acción feminista para la justicia climática, considero que el Foro ha sido una maravillosa plataforma para reunir a quienes habían dedicado sus vidas a lograr la igualdad de género.
Mi esperanza en cuanto a la posibilidad de lograr un mundo mejor ha sido reivindicada por mi creencia de que, si bien aún queda mucho por hacer, en los próximos cinco años el eje de las acciones por la justicia climática sin dudas se desplazará hacia la adopción de un enfoque interseccional.
Desde nuestro lugar como actores de un movimiento de base que colabora con partes interesadas del gobierno, el sector privado y la sociedad civil, la Fundación Green Hope seguirá aportando su grano de arena para lograr un mundo más igualitario e inspirar a los demás a que hagan lo mismo, a fin de que esta esperanza se vuelva realidad.
Un imperativo moral de actuar
“Ser parte del activismo climático y de género ya no es una opción: es una responsabilidad.”
Como parte de la juventud, tenemos un gran poder para generar cambios positivos. El primer paso consiste en interiorizarse acerca de los problemas que enfrentan nuestras comunidades locales. Si no contamos con el conocimiento, no podemos actuar.
Una vez que tenemos la información, podemos comenzar a difundirla y tomar medidas coordinadas y adaptadas al ámbito local con miras al bienestar de la humanidad y el planeta, ya sea cultivando nuestros propios alimentos, empezando a usar vehículos impulsados por energía solar, o plantando manglares; las posibilidades son infinitas.
Ser parte del activismo climático y de género ya no es una opción: es una responsabilidad, especialmente en estos tiempos en los que nuestro mundo está plagado de problemas que generan desequilibrios en las sociedades y el planeta. Para remediar esto, es fundamental que todas y cada una de las personas escuchen a su consciencia y asuman como propia la labor de ser activistas del clima y el género, a fin de poder crear colectivamente un mundo sostenible para todos.
Kehkashan Basu es la presidenta y fundadora de la Fundación Green Hope (Green Hope Foundation), un emprendimiento global de innovación social que trabaja con comunidades de base en 25 países, empoderando a las personas jóvenes, especialmente las de comunidades vulnerables, con vistas al desarrollo sostenible. Basu es integrante del Consejo de la Juventud del Foro Humanitario Mundial y colíder de la Coalición para la Acción de Generación Igualdad dedicada a la acción feminista por la justicia climática. Está comprometida con la misión de dar mayor visibilidad a la opinión de la juventud, las mujeres y las niñas en los procesos de toma de decisiones.