Discurso pronunciado por John Hendra – Ceremonia de inicio de la escalada Ruta Marangu, Monte Kilimanjaro

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Discurso pronunciado por John Hendra - Ceremonia de inicio de la escalada
5 de marzo de 2012 - 11.00 horas,Ruta Marangu, Monte Kilimanjaro

Su Excelencia el Presidente Kikwete;
Secretario Ejecutivo de la Comunidad de África Oriental,
Secretario Ejecutivo de la Conferencia Internacional de la Región de los Grandes Lagos,
Honorable Ministro de Desarrollo Comunitario, Género e Infancia,
Distinguidos representantes de los Estados Miembros africanos y de la Unión Africana,
Distinguidos miembros del Cuerpo Diplomático,
Coordinador Residente de la ONU y miembros del equipo de la ONU en el país,
Honorables miembros del Parlamento,
Honorables Ministros,
Alpinistas,

Amigos y colegas:

Es un verdadero privilegio y un enorme placer a nivel personal el formar parte de esta ocasión tan importante.

Primeramente, quisiera agradecer a S.E. el Presidente Kikwete y al Gobierno y al pueblo de Tanzania por organizar este evento histórico. También quiero transmitirles el cordial saludo para todos de parte de la Sra. Bachelet, Secretaria General Adjunta y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, que hubiese querido estar aquí hoy en persona pero que debe permanecer en Nueva York para las reuniones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

Su Excelencia, este evento es, para todos nosotros, una ocasión auspiciosa por varias razones. En primer lugar, porque pone en evidencia un tema que está entre los retos fundamentales a los derechos humanos en nuestro tiempo: el derecho de las mujeres y de las niñas de vivir libres de violencia. En segundo lugar, porque muestra, una vez más, el poder de la acción conjunta. Esto es evidente no sólo por el nivel de participación en este acto, especialmente por los asombrosos alpinistas de todo el mundo, sino también por la acción conjunta entre las Naciones Unidas, los gobiernos nacionales y los socios de la sociedad civil que hicieron posible este evento. Y, en tercer lugar, porque escalar el Monte Kilimanjaro para denunciar la violencia de género transmite fuerte y claramente el mensaje de que el silencio ya no es una opción.

La presencia de Su Excelencia es un símbolo del más alto compromiso político que se necesita para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas en el continente, y nuestra presencia aquí el día de hoy muestra lo que podemos lograr si trabajamos juntos, no sólo dentro del marco de la iniciativa Unidos en la Acción, sino con los Estados Miembros y con nuestros homólogos nacionales.

Finalmente, en lo personal es estupendo volver a Tanzania donde tuve el privilegio de servir como Coordinador Residente de la ONU entre 2002 y 2006. Pienso que es acertado celebrar el evento de hoy en este gran país, porque creo firmemente que la marca país de Tanzania no son sólo los sitios naturales hermosos como el Kilimanjaro, sino también los principios valorados tan profundamente por todos los tanzanos: la paz y la estabilidad, la justicia y la solidaridad, y el respeto por los derechos humanos, la tolerancia y la igualdad.

Es dentro del espíritu de esos principios, especialmente del derecho universal fundamental de las mujeres y de las niñas de vivir libres de violencia, que el Secretario General de la ONU lanzó en 2008 la campaña ÚNETE - Di NO para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas. Los Gobiernos y los pueblos africanos se adhirieron masivamente a la Campaña Di No siendo el Presidente Kikwete uno de los primeros líderes africanos que se unió a ella con todo su Gabinete.

Fue también dentro de ese mismo espíritu que los Jefes de Estado y de Gobierno africanos tomaron la iniciativa de unirse en tanto que continente, en enero de 2010, con el propósito de intensificar los esfuerzos por poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas con la inclusión de un componente África ÚNETE.

Por consiguiente, esta escalada culmina todos esos esfuerzos y es importante no sólo para África, sino para otras regiones ya que la violencia contra las mujeres y las niñas es un problema universal al que se enfrentan todos los gobiernos y sociedades. Tiene muchas facetas, adquiere diversas formas y la padecen diferentes personas en distintos grados, pero el elemento común es que es una grave violación de los derechos humanos que no tiene lugar ni en nuestras casas, ni en nuestras comunidades, ni en la sociedad en general.

La violencia contra las mujeres y las niñas está generalizada en África. En la región subsahariana, entre el 13% y 45% de las mujeres son víctimas de violencia por parte de un compañero íntimo en el transcurso de sus vidas. Estudios recientes de la región muestran que hasta un 47% de las niñas de las escuelas primarias o secundarias dicen haber sido víctima de un abuso o acoso sexual de parte de sus profesores hombres o de sus compañeros de clase, y más de 3 millones de niñas africanas corren el riesgo de ser víctimas de una mutilación genital. Hay además amplias pruebas de los efectos que tienen los conflictos y de cómo se ha utilizado la violación como arma de guerra.

Son estas estadísticas que nos tienen que impulsar a tomar medidas y que tienen que dejar una marca en nuestra conciencia social, de manera tal que nos unamos y pasemos a la acción. En efecto, nos esperan muchos desafíos, incluyendo el acceso a los servicios esenciales. Incluso en los países más ricos, los servicios como los refugios, la salud y la atención después de una violación, así como la asistencia jurídica y social, no se ofrecen o no se tiene acceso a ellos fácilmente, especialmente para las mujeres excluidas o “difíciles de alcanzar, como las migrantes, las que viven con una discapacidad, las que viven con el VIH y las que viven en áreas remotas o rurales.

Con el fin de ayudar a generar mayor conciencia sobre estos desafíos, la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Michelle Bachelet, anunció a fines del año pasado las “16 medidas concretas para poner fin a la violencia contra las mujeres, entre las que figura una ambiciosa campaña mundial de fundamental importancia que tendrá lugar en la próxima década, centrada en hacer avanzar el acceso universal a los servicios para todas las mujeres y las niñas supervivientes de la violencia. En situaciones de violencia y de opresión, es necesario que las mujeres tengan dónde ir en busca de seguridad y protección, de servicios de salud y de acceso a la justicia.
Desafortunadamente, la violencia contra las mujeres sigue siendo una de las violaciones más generalizadas de los derechos humanos y también uno de los crímenes menos perseguidos. La impunidad sigue siendo la norma, más que la excepción.

La violencia contra las mujeres y las niñas es una pesada carga para todos. Tiene costos y consecuencias devastadores sobre las vidas de las afectadas y también de las sociedades y economías en general. Esa violencia se traduce en millones de dólares de ingresos y de productividad perdidos y de costos adicionales anuales en materia de salud, asesoría, policía y servicios legales a los presupuestos públicos que ya están muy comprometidos.

Gracias a los auspicios de la Unión Africana y de diversas comunidades económicas regionales, los Gobiernos africanos están adoptando importantes leyes para poner fin a la violencia de género, crear políticas y planes de acción y aumentar la movilización social.

Es alentador ver que, recientemente, los Jefes de Estado presentes en la Conferencia Internacional de la Región de los Grandes Lagos adoptaron una firme declaración con acciones específicas para poner fin a la violencia sexual en la región. Esta histórica declaración promete, entre otras cosas, establecer tribunales especiales para juzgar a los culpables de violencia sexual y de género, así como apoyar una mayor asignación presupuestaria para prever servicios especiales para las víctimas de violencia sexual y de género. Además, funcionarios de alto rango de los órganos de seguridad de 12 países están implementando la Declaración de Kigali de 2010 para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Todos tenemos que hacer más, mucho más, para poner fin a la violencia. Como lo dijo recientemente el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon: “Nuestro desafío es garantizar que se oiga ampliamente el mensaje de tolerancia cero. Para ello, tenemos que hacer participar a toda la sociedad, especialmente a los jóvenes. Esa es la esencia de la campaña África ÚNETE: generar conciencia y promover acciones concretas de parte de todos los ciudadanos, todas las comunidades y todos los gobiernos de África, con el fin de que las mujeres y las niñas estén seguras en sus casas, sus comunidades y sus trabajos. La campaña se apoya en estos tres importantes pilares:

• Prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas porque África puede;
• Promover la justicia y poner fin a la impunidad porque África se preocupa; y
• Dar servicios a las supervivientes porque África debe.

Estos pilares no sólo deben ser inscritos en las leyes, instituciones y marcos programáticos de los países africanos, sino que también deben resonar en la conciencia y en el corazón de todos.

Eso es lo que hacen los más de 75 alpinistas comprometidos originarios de 36 países africanos y de todo el mundo, que comienzan hoy el ascenso: poner una cara tangible a este asunto fundamental. Quiero unirme a los demás para desearle a cada uno de ustedes un ascenso exitoso a este magnífico Monte Kilimanjaro. Todos ustedes están haciendo una contribución asombrosa y única a la campaña del Secretario General y representan claramente el compromiso, el nivel de creatividad y la innovación que se requiere de cada uno de nosotros para ayudar a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Quiero igualmente expresar nuestro más sincero agradecimiento a todos los que han trabajado tanto para que este evento sea un éxito: el Ministerio de Desarrollo Comunitario, Género e Infancia y el Ministerio de Relaciones Exteriores; la Unión Africana y, en particular, la División para la Mujer; a mis colegas del equipo de las Naciones Unidas en el país bajo la dirección del Coordinador Residente de las Naciones Unidas por la coordinación y el apoyo técnico; a la Iniciativa Kilimanjaro por su participación activa y guía técnica en el proceso de planificación; y a todos los socios que apoyan los eventos paralelos que se están llevando a cabo aquí y en Arusha simultáneamente con la escalada.

Finalmente, me he enterado que muchos países incluyendo Burundi, Camerún, Etiopía, Sudáfrica y Kenya están organizando simultáneamente escaladas y excursiones solidarias. Les deseo lo mejor.

Personalmente, no tengo duda alguna de la importancia y la relevancia geográfica de la escalada de hoy al Kilimanjaro para hacer cambiar la mentalidad de las personas.

Como dijo (y cito) una de las participantes de hoy, la Sra. Rosie Tebogo Motene, actriz y presentadora de televisión de Sudáfrica: “Nuestra fuerza interior se puede comparar a una vela que brilla. Cuando la vela se apaga, se acaba la luz. Nuestra fuerza y nuestra alma se ven disminuidas con los abusos. Nunca dejen que alguien les apague la vela, nunca dejen que un abusador las disminuya.

Lo que es más, como dijo una vez Mwalimu (Julius K. Nyerere, Primer Presidente de Tanzania), y cito: “Nosotros, el pueblo de Tanganica, queremos encender una vela y ponerla en la cima del Monte Kilimanjaro para que brille más allá de nuestras fronteras y dé esperanza donde había desolación, amor donde había odio, y dignidad allí donde había sólo humillación.

Si bien los desafíos son muchos, con determinación como la que demuestran estos alpinistas, con una voluntad política y un compromiso fuertes como los demostrados por el Presidente Kikwete, y con una asociación eficaz como la que nos demuestran tantas personas hoy, juntos podremos poner fin a la violencia contra las mujeres. Todos tenemos la responsabilidad de mantener la vela ardiendo en la vida de las mujeres y las niñas, tanto en la cima del Monte Kilimanjaro como en todo el mundo.

Muchas gracias.