Se acercan las elecciones: alumnas y alumnos votan en contra de la violencia en Kenya

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“Venga con nosotros”, ordena el policía mientras empuja al hombre fuera de casa; la esposa llora presa de un ataque de nervios. La hija faltó a la escuela para ayudar con las labores domésticas, lo cual es una forma ilegal de maltrato infantil en sí. Pero, en ausencia de la madre, el padre aumenta este maltrato con agresión sexual.

“Basta, por favor, basta”, suplica la niña, primero en voz muy baja, y luego cada vez más fuerte hasta estallar en un alarido. Dos vecinos entran en la habitación y los encuentran forcejeando en el suelo. Levantan al padre a la fuerza, lo golpean y luego traen a un policía para que se lo lleve. La niña queda sentada, temblando, con los ojos muy abiertos, y todavía atemorizada. El padre no se da vuelta para mirarla cuando lo alejan del sitio; a ella la conducen al hospital para recibir atención médica.

Escuela primaria de la Calle Kinyanjui

Más de 700 niñas y niños llenan el auditorio de la Escuela primaria de la Calle Kinyanjui en Kawangware, Kenia. Vienen a ver y a participar en una serie de obras de teatro interactivas que abordan la violencia doméstica. Foto: ONU Mujeres/Felix Eldridge

Esta es la escena de una obra de teatro escolar que forma parte de un concurso de arte dramático. El fuerte aplauso que recibe indica claramente que puede resultar ganadora. Durante la obra, unas 700 personas llenan el auditorio de la escuela, algunas, incluso, asomándose por puertas y ventanas para tratar de ver algo. Están absortas. Niñas y niños de uniforme azul y blanco reaccionan con desagrado ante la violencia que se representa en el escenario, y luego aplauden al unísono cuando se hace justicia.

Al caer el telón, el público murmura palabras inaudibles: el tema que han visto es inquietante pero no les resulta totalmente ajeno. Christopher Muguti, director de la escuela Kinyanjui Road School, dice que la historia le es tristemente familiar: “Más de una vez hemos tenido casos de niñas agredidas sexualmente por los padres. Vemos niñas y niños con mal rendimiento académico y que no juegan con los demás. Han sufrido un trauma y no pueden trabajar, uno siente que algo no va bien”.

La escuela primaria Kinyanjui Road School está ubicada en el barrio marginal de Kawangware, una amplia comunidad multiétnica de la zona occidental de Nairobi, la capital de Kenya. Cuando Muguti asumió su cargo en 2008, la escuela y la comunidad estaban inmersas en la agitación que sucedió a las controvertidas elecciones nacionales de diciembre de 2007.

“En 2008, muchas niñas y muchos niños se trasladaron a otras escuelas por temor a ser objeto de persecución [étnica]. Incluso se fueron maestras y maestros, y la mitad del alumnado faltó durante tres meses, pues les daba demasiado miedo venir a la escuela”, añadió Muguti.

Durante las últimas elecciones nacionales, cuando se enfrentaron partidarios de las diferentes candidaturas, la violencia arrasó el país y más de 1.200 personas perdieron la vida[i]. En Kawangware hubo decenas de personas heridas y muchos daños materiales. Hoy en día, la escuela está renovada: cuenta con edificios de colores, frondosos jardines y un enorme salón nuevo. Sin embargo, muchas niñas y muchos niños siguen viviendo en la pobreza y afrontan otros desafíos fuera de la escuela.

Dibujos

Además del concurso de teatro, las alumnas y los alumnos se animaron a escribir ensayos o hacer dibujos para crear conciencia sobre la violencia en su entorno. Foto: ONU Mujeres/Felix Eldridge

Mary Aluel y Eugene Kwizera, ambos de 14 años, forman parte del club Reyes y Reinas a favor del Cambio de la escuela Kinyanjui Road School. Eugene hace poco ganó un concurso de ensayos del Centro de Recuperación de la Violencia de Género (GVRC, por sus siglas en inglés), que también organizó el concurso de obras de teatro. De manera apasionada, el ensayo de Eugene abogaba por tratar de forma pública y prioritaria la violencia doméstica y el maltrato de menores.

“La comunidad debe saber que el maltrato no ayuda a formar el carácter de las y los menores: puede destruir su futuro”, nos explica. “La gente intenta ocultar estos casos, pero si sabe que puede contar con el apoyo de las autoridades, entonces se atreverá a denunciar”.

En la obra que ganó el concurso, uno de los papeles principales lo representó el líder local, una fuente de autoridad tradicional cuyas acciones a favor de que se hiciera justicia mediante los canales formales fueron decisivas para lograrlo. Mary afirma que la obra mostraba a las y los jóvenes lo que debían hacer si son víctimas de maltrato: “Si me pasara a mí, se lo diría a una persona mayor. Y si esa persona no supiera qué hacer, iría directamente a la policía”.

En el periodo posterior a las elecciones de 2007, el GVRC se encargó de 653 casos de violencia, entre los cuales había 523 casos de violación o ataques a la honra de una mujer. En el periodo previo a las elecciones del 4 de marzo de este año, el GVRC está trabajando, en colaboración con ONU Mujeres, para identificar y promocionar a quienes proveen servicios de salud y jurídicos, entre otros, de manera que las y los sobrevivientes de violencia tengan a quién recurrir.

Las niñas y los niños de la escuela

Las niñas y los niños de la escuela primaria de la Calle Kinyanjui hablan en voz baja después de la competencia teatral, en la cual se abordaron temas demasiado familiares. Foto: ONU Mujeres/Felix Eldridge.

Se ha puesto en marcha una línea de atención directa para la violencia de género, para que el GVRC pueda brindar apoyo médico y psicosocial inmediato a las y los sobrevivientes, lo que incluye recopilar pruebas, facilitar el acceso a peritos médicos y rellenar un formulario para casos de violación que sea admisible en juicio. En lo que va del año, el GVRC ha organizado actividades de sensibilización en escuelas y comunidades de todo el país, como las que se llevaron a cabo en la escuela Kinyanjui Road School.

“En lugares como Kawangware, las niñas y los niños están aprendiendo a alzar la voz contra la violencia”, afirma con satisfacción Wangechi Grace, la directora ejecutiva del GVRC. “Todas las kenianas y todos los kenianos tenemos la responsabilidad de garantizar que haya elecciones pacíficas. Debemos enseñar a nuestras hijas y nuestros hijos, desde muy pequeños, a ser patriotas y aprender el valor de la paz y la participación ciudadana en el progreso de su país”.


[i] Informe de Human Rights Watch http://www.hrw.org/africa/kenya

Elecciones en #Kenya hoy – alumnas y alumnos votan en contra de la violencia en Kenya owl.li/ikH0n#kenyadecides #CSW57

— ONU Mujeres/Mulheres (@ONUMujeres) March 4, 2013