En Marrakech, las mujeres y las niñas quieren sentirse seguras al salir a la calle
No hay mujer o niña, tanto en zonas urbanas como rurales, que no haya sufrido acoso sexual o la amenaza de violencia sexual en espacios públicos. Bromas y comentarios sexuales no deseados, tocamientos, la exposición indecente y muchas otras formas de acoso sexual son comportamientos a menudo trivializados y de los que raramente se ocupa la legislación. En un momento en el que mujeres de todo el mundo alzan su voz de protesta, el programa Ciudades Seguras de ONU Mujeres en Marrakech ha implicado a personas de todos los ámbitos de la sociedad —desde conductores de autobús y taxistas hasta periodistas— para prevenir el acoso sexual y responder al mismo.Fecha:
Una mujer que sale de casa y está en espacios públicos de Marrakech tiene que eludir casi a diario todo tipo de comentarios sexuales no deseados, tocamientos o incluso agresiones. Aunque se suele trivializar, el acoso sexual contra las mujeres y las niñas restringe seriamente su movilidad y las oportunidades de educación, trabajo y ocio.
La última encuesta nacional efectuada en Marruecos (2009) estimaba que el 62,8 por ciento de las mujeres que vive en zonas urbanas ha sufrido violencia de género en espacios públicos. Una encuesta local de 2015 realizada por IMADEL, una organización sin ánimo de lucro del distrito de Guéliz de Marrakech, reveló que el 67 por ciento de las mujeres había sufrido alguna forma de violencia en espacios públicos en los últimos 12 meses. Como resultado, el 60 por ciento de las mujeres afirmó que no salía de casa sin compañía después del anochecer, y sólo el 9 por ciento de las mujeres declaró haber denunciado un incidente de acoso sexual a la policía.
Para abordar el acoso sexual generalizado, ONU Mujeres puso en marcha una campaña en toda la ciudad de Marrakech en 2014 como parte de su iniciativa programática insignia a nivel mundial, Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y en colaboración con autoridades municipales y regionales, grupos de mujeres y entidades asociadas de las Naciones Unidas. El programa implica a personas de todos los ámbitos de la sociedad —desde el funcionariado municipal al personal de los medios de transporte y profesionales de los medios de comunicación— para que comprendan en qué lugares y situaciones se sienten más vulnerables las mujeres, quiénes realizan estos actos de acoso, y qué tipo de intervenciones serían las más eficaces.
Dado que los medios de transporte público y las calles son los espacios más habituales donde se produce el acoso sexual, el programa involucró a trabajadoras y trabajadores de los medios de transporte en los esfuerzos de prevención. Se concienció a taxistas sobre el acoso sexual en las calles y los sindicatos e IMADEL, entidad asociada local de ONU Mujeres, movilizaron a este colectivo para que interviniese.
Naima Haja, taxista retirada, describe los tópicos del negocio del taxi: “Cuando trabajaba como taxista, a menudo recibía críticas e insultos por parte de mis colegas masculinos; uno de ellos me dijo que me fuera a amasar el pan y a preparar el almuerzo”, explica Naima, que era una de las pocas mujeres taxistas de la ciudad. “Este trabajo no es para mujeres, vete a casa”, le decían.
Pero Naima sabía que ella estaba igual de capacitada y ofrecía mayor confianza que sus colegas masculinos. Tenía muchas clientas que preferían viajar con ella, ya que no querían estar en un taxi con un hombre por temor a ser acosadas sexualmente. Sin embargo, finalmente Naima tuvo que dejar su trabajo debido al hostigamiento y la presión social. Actualmente dedica su tiempo a actividades de concienciación organizadas como parte del programa Ciudades Seguras.
En 2015, ONU Mujeres también estableció una nueva asociación con la empresa privada de autobuses ALSA, que cubre una amplia red de transporte público en Marrakech, e integró la prevención de la violencia sexual en los módulos formativos de las conductoras y los conductores de la empresa. Desde entonces ALSA ha capacitado a 1.520 conductoras y conductores para responder al acoso sexual en y alrededor de los autobuses y las paradas de autobús.
“Las personas que conducimos el autobús somos [a menudo] quienes primero presenciamos el acoso sexual en el transporte público. Antes, no sabíamos cómo reaccionar en estos casos”, dice el conductor de autobuses local, Abdellah Lambarki. “El programa de capacitación impartido por ALSA nos aporta los conocimientos necesarios para garantizar la seguridad en nuestros autobuses. Junto con la dirección de la empresa hemos desarrollado procedimientos que nos permiten adoptar medidas inmediatas para proteger a pasajeras y pasajeros ante los diversos actos de violencia. De hecho, es nuestra responsabilidad, como ciudadanos y conductores, ofrecer un espacio seguro para todas y todos los usuarios”, añade.
En Marruecos, a pesar del elevado número de incidentes de violencia contra las mujeres en espacios públicos, todavía no se ha aprobado el proyecto de ley sobre la violencia contra la mujer, y el acoso sexual en espacios públicos aún no está reconocido legalmente.
La prevención del acoso sexual también exige un cambio en las percepciones y opiniones públicas, ya que es un fenómeno que se trivializa y que está ampliamente normalizado. “En los medios de comunicación las mujeres suelen ser retratadas como figuras de entretenimiento... se las representa como seres inferiores [a los hombres] y provocativos”, señala Mohamed El Kennour, un periodista que ha trabajado en un gran número de medios impresos del mundo árabe y marroquíes durante 25 años. Como parte del programa Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros de Marrakech, El Kennour fue uno de los 27 periodistas locales que recibieron capacitación sobre cómo mejorar la representación de las mujeres en los medios de comunicación.
“Somos responsables de cómo se representan los estereotipos existentes en los medios de comunicación, así como de adoptar un enfoque de la mujer basado en la igualdad y los derechos humanos en nuestros informes y artículos”, dice.
“Las mujeres y las niñas sufren acoso sexual en cualquier espacio público: en la calle, en autobuses y taxis, en la playa, en cafeterías… En estos escenarios hay muchos actores y mucha gente que observa. Así pues, todas y todos debemos implicarnos en los esfuerzos para reducir este tipo de violencia y procurar que las mujeres se sientan seguras en los espacios públicos, de modo que puedan disfrutar de su libertad y hacer uso, al igual que los hombres, de los servicios públicos de la ciudad”, dice Leila Rhiwi, representante de ONU Mujeres en Marruecos.
El año pasado se realizó la primera auditoría de seguridad participativa en Marruecos, que fue dirigida por 36 mujeres en los barrios de Douar Sraghna y Hay Izdihar. Las actitudes de la gente están empezando a cambiar gradualmente. Muchas mujeres se han sentido empoderadas después de dirigir auditorías de seguridad, formular recomendaciones a las autoridades municipales y denunciar el acoso que han sufrido durante tanto tiempo. Una mujer participante en la auditoría de seguridad explicó: “Nunca nadie me había preguntado cuáles eran mis preocupaciones acerca del barrio. Este proceso ha sido muy enriquecedor para mí”.
El programa de Marrakech forma parte de la iniciativa programática insignia a nivel mundial de ONU Mujeres, Ciudades Seguras y Espacios Públicos Seguros, que recibe apoyo de más de 15 donantes de los sectores público y privado, y que actualmente está llevándose a cabo en 27 ciudades de todo el mundo.