Pregunta a una activista: ¿Por qué la independencia económica es importante para las mujeres indígenas de Kenya?

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Sobre el Autor

Agnes Leina, Founder and Executive Director of Il’laramatak Community Concerns
Agnes Leina. Foto: ONU Mujeres/Ryan Brown

Agnes Leina es una mujer indígena del norte de Kenya. Es la fundadora y directora ejecutiva del centro de recursos I’llaramatak Community Concerns (ICC), que ofrece a las mujeres opciones para ganarse el sustento. Trabaja con comunidades pastorales a fin de reconocer que las mujeres y las niñas tienen el mismo valor y potencial a la hora de contribuir en sus familias y comunidades. Agnes fue una de las participantes del 63er período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, la reunión anual más importante de las Naciones Unidas sobre cuestiones relacionadas con los derechos de las mujeres.

“Cuando tienes cosas que te pertenecen, tienes poder; cuando no las tienes, no tienes voz. La esclavitud económica es humillante. Cuando consigues que las mujeres ganen su propio dinero, les devuelves su dignidad.

La dependencia financiera es un gran obstáculo para las mujeres [indígenas/pastoras] de Kenya. Normalmente, la única actividad económica que desempeñan es ordeñar el ganado y vender la leche. Las mujeres no poseen tierras; prácticamente el 70 por ciento de ellas son analfabetas, y no contemplan la educación como una cuestión importante [para sus hijas]. La mayoría de ellas decide casar a sus hijas para conseguir vacas a cambio.

Por eso tenemos el centro de recursos I’llaramatak Community Concerns (ICC), que permite a las mujeres y las niñas aprender a ganar confianza y seguridad en sí mismas, a ser independientes.

El centro de recursos también imparte un programa para las mujeres que solían ganarse la vida practicando la mutilación genital femenina a niñas. El proyecto “Cut the garment, not the girl” ofrece a estas mujeres una alternativa con la que obtener ingresos. Ahora, estas mujeres fabrican y venden alfombras, uniformes, abalorios y productos lácteos. Les encanta trabajar, están contentas, y tienen algo con lo que estar ocupadas.

También hay actividades con niñas, ya que queremos promover una generación joven de mujeres pastoras. Para ellas, hemos diseñado cursos de liderazgo transformador donde aprenden a definir objetivos. Hacemos de la educación una prioridad y decimos a las niñas [y a sus madres y padres] que definan un objetivo. Cuando tienes un objetivo, tienes una hoja de ruta. Estamos educando a estas niñas para que se conviertan en profesionales”.