Eliminando la violencia contra las mujeres y las niñas en Europa

Fecha:

Discurso de la Sra. Lakhsmi Puri, Directora ejecutiva Adjunta de ONU Mujeres durante el Seminario del Parlamento Europeo en Brusela, el 23 de noviembre de 2011.

[Cotejar con el texto pronunciado]

Permítaseme agradecer al Parlamento Europeo la organización de este importante seminario. Es un privilegio dirigirme a este distinguido público y participar en este seminario sobre la erradicación de la violencia contra las mujeres. En especial, quiero agradecer al Sr. Gustafsson, nuevo presidente del Comité FEMM, por invitar a ONU Mujeres y espero seguir colaborando estrechamente.

Poner fin a la violencia contra las mujeres está en el centro del mandato de ONU Mujeres de empoderar a las mujeres y hacer avanzar la igualdad de género, y de lograr que vivan libres de miedo, abusos y explotación. El 25 de noviembre de cada año las diversas conmemoraciones nos dan la oportunidad de celebrar los logros y de rendir homenaje a las millones de mujeres y niñas de todo el mundo que son supervivientes de la violencia de género.

En la actualidad, la comunidad internacional es testigo de progresos considerables en materia de violencia contra las mujeres y las niñas. Desde una perspectiva global de la ONU, estamos en un momento histórico en que el tema ha pasado de estar relegado y minimizado como “tema de mujeres a ser reconocido como una inquietud prioritaria de política pública en los ámbitos más altos de los responsables de dichas políticas. Ha habido un adelanto rápido en la adopción de políticas y leyes nacionales en los últimos años y en los diversos acuerdos internacionales y regionales intergubernamentales que exigen una acción más contundente.

Esto incluye el enorme progreso hecho por la Unión Europea, incluyendo el Parlamento Europeo, del que sé que muchos de ustedes han sido los arquitectos, como el informe votado a principios de año de la ex presidenta del comité, Sra. Eva-Britt Svensson, sobre las “Prioridades y proyecto de un nuevo marco de políticas de la UE para luchar contra la violencia contra las mujeres. También hay que destacar la histórica adopción este año del Convenio sobre Prevención y Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres y la Violencia Doméstica del Consejo de Europa, que muchos de los Estados de la Unión Europea ya han firmado.

A pesar de todos estos adelantos, todavía nos esperan muchos desafíos. Hay una seria brecha de responsabilidad entre las promesas y la realidad sobre el terreno en demasiados países del mundo. Gran parte de las leyes y políticas son adoptadas sin un presupuesto pertinente. La mayoría de las mujeres y las niñas que son víctimas de abuso nunca denuncian los crímenes cometidos contra ellas ni buscan ayuda, sino que sufren en silencio y vergüenza mientras los culpables quedan libres.

La impunidad es todavía la regla más que la excepción: el Informe sobre los Progresos de ONU Mujeres publicado este año sobre el acceso a la justicia indica que, en una muestra representativa de países europeos, sólo un promedio del 14 por ciento de las violaciones termina en un juicio a los culpables.

La cruda realidad es que la mayoría de las mujeres y las niñas del mundo que son víctimas de violencia no tienen dónde acudir, especialmente si son muy pobres, si pertenecen a grupos particularmente excluidos y vulnerables, si son inmigrantes o si viven en áreas rurales. Por lo tanto, ONU Mujeres insta a todos los países a hacer realidad el acceso universal a los servicios; sea donde fuere en el mundo que viva, toda mujer y niña víctima de violencia y abuso debe tener acceso a, por lo menos, un mínimo de servicios.

Muchos de ellos cubren las necesidades urgentes y prácticas de las mujeres en situaciones de violencia, servicios para la inmediata seguridad y refugio de ellas y de sus hijos, acceso a la asistencia jurídica y la justicia, asesoría de calidad en materia de salud mental y cuidados post violación. El acceso libre y universal a estos servicios fundamentales tendría que ser el nivel mínimo del respeto de todos países por los derechos humanos de las mujeres.

Señoras y señores: la violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una pandemia mundial. Según los estudios de ONU Mujeres de las encuestas nacionales de prevalencia en todo el mundo, entre el 10 y el 70 por ciento de las mujeres han sido víctimas de violencia sexual o física en sus vidas. A menudo, los culpables son sus maridos y compañeros u otros hombres en sus vidas. Sobre la base de las encuestas de prevalencia de 20 países europeos, entre el 8 y el 35 por ciento de las mujeres han sido víctimas de violencia física, y entre 3 y 11 por ciento han sido víctimas de violencia sexual en sus vidas. La violencia hacia las mujeres tiene costos y consecuencias devastadoras, no sólo para las vidas que afectan sino también para las sociedades y economías en general.

La violencia hacia las mujeres es nociva para la salud de las mujeres, restringe sus libertades y su plena participación, erosiona la productividad y el capital humano de las mujeres y, por lo tanto, socava las perspectivas de reducir la pobreza, de desarrollo, de paz y seguridad, de derechos humanos y de dignidad. La violencia hacia las mujeres se traduce todos los años en miles de millones de dólares en los presupuestos públicos -en materia de salud, policía, servicios jurídicos y pérdidas para los empleadores-.

Tenemos que recordar que estos costos y consecuencias para la vida y los derechos de las mujeres, para sus hijos y familias, para las comunidades y las naciones se pueden evitar. La violencia contra las mujeres es un comportamiento aprendido, enraizado en la discriminación de género. Por lo tanto, se le puede cambiar, arrojando múltiples beneficios para las sociedades.

Esto me lleva al objetivo de este seminario, que es el de “examinar cómo están las cosas. Quiero concluir presentando algunas direcciones estratégicas y áreas emergentes que ONU Mujeres considera esenciales para intensificar los adelantos en la erradicación de la violencia contra las mujeres.

Se necesitan más inversiones en la prevención y en enfoques globales para atender la violencia hacia las mujeres, y eso también en Europa: la prevención es la única manera de impedir que la violencia se dé desde un principio. La prevención comienza temprano, en la manera en que educamos a los niños y las niñas y les damos valores de igualdad y de no violencia, en los sistemas educativos, los medios de comunicación, los programas para jóvenes que hacen participar a los padres, los mentores y los profesores. Los hombres de todas las clases sociales y los jóvenes en tantos que agentes del cambio son dos grupos especialmente estratégicos con los que tenemos que trabajar.

Para ello, ONU Mujeres se asocia con la red internacional MenEngageAlliance y con grupos de hombres que defienden la igualdad en los ámbitos regional y nacional. Acabamos de participar en la presentación de una nueva campaña mundial de paternidad, MenCare, que es parte de un movimiento mundial de movilización de los hombres en una escala mucho mayor contra la discriminación de género y la violencia, y de fomento de nuevas generaciones basadas en una mejor solidaridad y armonía entre los géneros.

También apoyamos y nos asociamos con grupos de jóvenes y organizaciones que trabajan para los jóvenes en esfuerzos innovadores como la Asociación Mundial de las Guías Scouts, representada aquí en este panel por la Sra. Cooper, Directora Regional para Europa. Creemos firmemente que los jóvenes de todo el mundo son un enorme grupo demográfico sin explotar para el cambio en lo relativo a la erradicación de la violencia contra las mujeres.

El Centro Regional de Información de la ONU (UNRIC), conjuntamente con ONU Mujeres, ha organizado un concurso de anuncios, que tuvo mucho éxito, sobre el tema “No a la violencia contra la mujer que contó con un Premio Joven. Fortalecer el liderazgo y el activismo de los jóvenes es, de hecho, el tema principal de las conmemoraciones de la ONU del día de hoy en Nueva York dentro del marco de la campaña Únete del Secretario General de la ONU.

Hay varias otras oportunidades y áreas emergentes que potencialmente pueden tener un impacto, como la colaboración con el sector privado en materia de responsabilidad social corporativa, la utilización de sus recursos, bienes y alcance en tanto que empleadores, organizaciones multinacionales o publicistas de los medios, siempre prestando la atención debida a las normas de ética y de derechos humanos.

Sin embargo, en última instancia, junto a los esfuerzos directos por atender la violencia hacia las mujeres, el modo más eficaz de acelerar el progreso en esta materia es asegurando inversiones simultáneas, mutuamente fortalecedoras, en la igualdad de género, especialmente en las áreas estratégicas que están más íntimamente asociadas a la violencia hacia las mujeres. Ellas incluyen hacer que las niñas terminen la escuela secundaria, garantizar los derechos reproductivos de las mujeres, y empoderar económica y políticamente a las mujeres.

Todos estos aspectos de la vida de las mujeres están íntimamente relacionados entre sí y pueden oficiar de factores “de protección de la violencia. Alternativamente, una mujer que no tiene independencia económica y que tiene un control limitado sobre los embarazos, tiende a correr un mayor riesgo de ser abusada, con todo el sufrimiento que ello implica.

En resumen, estas inversiones fundamentales en el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género - educación, salud reproductiva, autonomía económica - no son sólo estrategias para eliminar la innecesaria carga de la violencia de género ayudando a prevenirla, sino que ofrecen beneficios múltiples para las economías, el desarrollo nacional y todos los miembros de la sociedad.

En nombre de ONU Mujeres, les agradezco su atención y esta oportunidad.