Rompiendo el círculo vicioso de la violencia en los mercados locales en Papúa Nueva Guinea
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Doris John vende fruta y verdura, principalmente papayas y berenjenas, en el Mercado Gordons de Puerto Moresby, Papúa Nueva Guinea. Es así como se gana la vida desde que abandonó a su marido, que abusaba de ella, alejándose de una relación de violencia sólo para encontrar una forma diferente de violencia en el trabajo.
“Después de terminar la venta, los hombres nos seguían y trataban de robarnos las bolsas, dice Shirley Miria, una vendedora en el mercado local. “Algunas veces estaban borrachos y nos impedían pasar y había que pagarles para que nos dejasen salir.Durante una misión de observación en la nación insular del Pacífico en marzo, la Relatora Especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, Rashida Manjoo, dijo que la violencia contra las mujeres es un fenómeno generalizado en el país.
Alrededor del 80 por ciento de las y los vendedores del mercado de Puerto Moresby son mujeres: la mayoría son extremadamente pobres y han sobrevivido a diversas formas de violencia de género. Las más vulnerables son las madres solteras y las viudas, a quienes se las estigmatiza y carecen de oportunidades económicas y sociales.
“Mi esposo me abandonó cuando mi hijo tenía 3 años, cuenta Marry Pialaya. “Desde entonces sobrevivo de lo que me da el mercado y pago la escuela de mis hijos. No tengo ninguna otra ayuda.
Los mercados de la ciudad no son sólo lugares donde se comercia y se respalda la actividad económica de pequeña escala. En la ausencia de otros lugares donde hacer vida social, también se han vuelto lugares para el juego y la bebida, entre otras actividades, lo que ha generado una preocupación en lo relativo a la seguridad de las mujeres que dependen del mercado para ganarse la vida. En los últimos años se ha denunciado una mayor cantidad de actos de violencia contra las mujeres que frecuentan los mercados.
“El mercado no es muy seguro, dice Janet Osi, vendedora en el mercado Geheru. “Por la noche no hay seguridad; dejamos las verduras y nos vamos. Los hombres llegan entonces, rompen las bolsas y roban los camotes, las papas, las bananas y los cocos. En la mañana llegamos, vemos lo que ha pasado, hacemos la denuncia ante la policía, pero ellos no nos prestan ayuda.
Con el fin de reducir la inseguridad y la violencia contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos, el programa de ONU Mujeres Puerto Moresby Ciudad Segura, conjuntamente con el Comité Nacional para el Distrito Capitalino, trabaja en Papúa Nueva Guinea para idear las posibles soluciones tales como un programa centrado en los mercados como un punto de entrada crucial para movilizar el liderazgo de las mujeres y los derechos y responsabilidades de los ciudadanos. Esta iniciativa es parte del programa mundial de ONU Mujeres “Ciudades Seguras libres de violencia contra las mujeres y las niñas que ha puesto en práctica cinco iniciativas piloto en 2010 en El Cairo, Kigali, Nueva Delhi, Quito y Puerto Moresby.
Como parte de la iniciativa, ONU Mujeres ha realizado un estudio para obtener y documentar los datos cualitativos y cuantitativos de la violencia de género y de otras formas de violencia que se dan en los seis mercados de Puerto Moresby. Los resultados han mostrado que las mujeres son víctimas de extorsión regularmente. Se echa a muchas vendedoras de los refugios o de las instalaciones de los mercados y se les fuerza a sentarse a la vera de rutas de mucho tráfico o donde corren las aguas usadas o se deposita basura para poder vender sus frutas y verduras, lo que aumenta su vulnerabilidad. A menudo, las madres llevan a sus hijas e hijos que juegan en esos lugares insalubres.
El estudio también muestra que la prostitución y la explotación sexual, en especial de las mujeres jóvenes, es generalizada en todos los mercados, especialmente allí donde se juega y se bebe. No hay suficientes espacios para que las vendedoras vendan su mercadería, lo que conduce a disputas. Los lugares de almacenamiento y los retretes son inadecuados, lo que crea también problemas de seguridad y de salud.
“Después de dos años el proyecto ya ha dado resultados, dice Anastasia Posadskaya-Vanderbeck, encargada de iniciativas mundiales de las Ciudades Seguras de ONU Mujeres. “Ha movilizado y capacitado a las mujeres y a los y las jóvenes de las comunidades y sensibilizado a algunas divisiones del gobierno y del poder judicial local en lo relativo al género, derechos humanos y prevención del VIH, trabajando con los hombres y los niños para poner fin a la violencia contra las mujeres y movilizando a la comunidad.
Después de consultar a las mujeres y a los hombres vendedores en los mercados en los sitios piloto, las ordenanzas pertinentes, que existían desde 1983, han sido examinadas y enmendadas para garantizar que sean sensibles a los asuntos de género y que incorporen los asuntos relacionados con la violencia contra las mujeres. Se está implementando mecanismos nuevos y responsables para recaudar los honorarios en los mercados y las infraestructuras se han mejorado en el primer mercado piloto, Geheru, de modo de garantizar que sea seguro e inclusivo.
“Los mercados que son seguros para las mujeres serán seguros para todos, dice Alethia Jimenez, jefa del equipo del programa en Papúa Nueva Guinea. “El programa Puerto Moresby Ciudad Segura invita a todos los interesados a formar parte de esta iniciativa.
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Vea un vídeo sobre el programa de Ciudades Seguras en Puerto Moresby, Papúa Nueva Guinea: