Las agricultoras obtienen ganancias y un futuro mejor en el medio rural de Rwanda
Fecha:
“¡Nunca pensé que podría pagar la escolaridad de mis cinco hijos y también el seguro médico de mi familia! dijo Euphrasia Musabyemariya. Ella era una de las muchas participantes en una reunión de la cooperativa agrícola Ibyiza Birimbere (que quiere decir Hacia un futuro mejor en el dialecto Kinyarwanda) que se encuentra en el extremo sureste de Rwanda en el distrito Kirehe, a dos horas y media de Kigali. En 2010, los líderes de la cooperativa ofrecieron unos cursos de formación copatrocinados por ONU Mujeres y por las autoridades del distrito sobre la igualdad de género y los servicios agrícolas, lo que les permitió pensar sobre las necesidades de los agricultores hombres y mujeres y de ampliar la membresía, poniendo el acento en hacer más mujeres miembros. El presidente de la cooperativa, Evariste Tugirinshuti, llevó a la organización a transformarse en una plataforma para aumentar la productividad y, al mismo tiempo, la igualdad entre las mujeres y los hombres.
La cooperativa alentó a los hombres miembros a traer a sus esposas y a otras agricultoras de su comunidad rural, y el cambio comenzó a dar resultados. “Antes mi marido salía en la mañana para las reuniones de la cooperativa y nunca me contaba qué pasaba, y yo no veía el dinero de la venta de la cosecha, dijo Euphrasia, que se hizo miembro en 2010.
Antes, mientras Euphrasia cultivaba su parcela para subsistir, produciendo pequeñas cantidades de maíz y de vegetales, su marido plantaba su propia parcela con maíz. Desde que entró a la cooperativa, decidieron consolidar sus esfuerzos y centrarse sólo en la producción de maíz. Su producción pasó de una tonelada de maíz a más de 3 toneladas por cosecha. Ahora tienen una cuenta bancaria conjunta y Euphrasia, que ha recibido formación y conocimientos generales sobre cómo hacer un presupuesto, tiene el mismo acceso al dinero que generan y la misma voz en las decisiones y gastos de la familia.
A Dancilla Mukamana, que entró por insistencia de otras agricultoras, un préstamo de la cooperativa le permitió aumentar la productividad de su chacra. En la actualidad ha podido hacer mejoras a su casa, como la instalación de una puerta y un techo de metal, y también toma decisiones en el seno de su familia.
Los cursos han tenido otros beneficios. Antes, parte de los fertilizantes dados por la cooperativa a través de bonos del gobierno, a menudo eran vendidos por los hombres del otro lado de la frontera con Tanzania, en vez de utilizarlos en sus cosechas. La cooperativa adoptó la política de que las parejas tienen que firmar juntas los bonos para fertilizantes, lo que automáticamente puso fin a las ventas ilegales. La cooperativa también comenzó a implementar estrictamente la política de ofrecer préstamos únicamente a agricultores cuando la cofirmante es la pareja de modo de aumentar la rendición de cuentas. Después de un año, los índices de reembolso de los préstamos de la cooperativa aumentaron: las estadísticas muestran que las mujeres miembros reembolsan los préstamos en índices dramáticamente superiores a los de los hombres.
Gracias a la mayor productividad, la dinámica de la comunidad está cambiando también. Antes los hombres y las mujeres se sentaban separados en las reuniones de las cooperativas y apenas si se dirigían la palabra, pero en la actualidad se sientan juntos e intercambian opiniones e ideas sobre el futuro de la cooperativa.
ONU Mujeres trabaja con 15 cooperativas en el distrito Kirehe de Rwanda para aumentar el acceso de las agricultoras a los servicios agrícolas. Gracias a los cursos de capacitación, los líderes de todas las cooperativas se sintieron alentados a aumentar la representación de las mujeres en las estructuras de toma de decisiones y de priorizar las oportunidades para las mujeres miembros más vulnerables.
Muchas de las mujeres miembros expresaron lo bien que se sienten con la vida que ahora pueden dar a sus hijos y con las perspectivas de futuro, lo que habla del éxito de la iniciativa. “Lo más importante ahora es que ya no tengo miedo a enfermarme y a no poder trabajar la tierra o cuidar a mis hijos: sé que puedo pagarme un seguro de salud y que puedo ir al centro de salud.