Las mujeres y las niñas tienen un rol fundamental a la hora de hacer frente a los retos del desarrollo sostenible en el Pacífico y en todo el mundo

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Buenos días, señoras y señores.

Es un placer estar hoy aquí con ustedes en Rarotonga. Quiero agradecer ante todo a la Ministra de Asuntos Interiores de las Islas Cook, presidenta de esta reunión, por acogernos hoy. Es también un gran placer estar aquí en representación del Secretario General para la 43ª reunión del Foro de las Islas del Pacífico y tener la oportunidad de discutir con todos ustedes acerca de cómo el empoderamiento de las mujeres puede ayudar a hacer frente a los retos a los que se enfrentan los países del Pacífico.

En primer lugar, quiero decir que los asuntos de género no se dan en el vacío y no se pueden discutir separadamente de otros temas como la crisis económica mundial, la crisis de alimentos, el rol de las remesas a las islas, el problema de los jóvenes y el empleo, el cambio climático o incluso el desarrollo sostenible, que es el tema de la reunión de hoy.

Hemos llegado al punto que esperaba no tener que presenciar: el peligro real y grave que atenta contra los sistemas naturales de la Tierra sobre los que nosotros, como seres humanos, y nuestras civilizaciones dependen. Como lo hice notar recientemente en Río, simplemente no podemos seguir por el camino actual de desigualdades cada vez mayores, de economías inestables y de deterioro del medio ambiente.

Desde 1992, el crecimiento económico mundial ha sido del orden del 75 por ciento, y aquí viene el PERO: más de una de cada cuatro personas todavía viven en la extrema pobreza; dos tercios de los recursos naturales vitales para la humanidad están en decadencia; para 2030 el mundo necesitará un 50 por ciento más de alimentos, un 45 por ciento más de energía y un 30 por ciento más de agua; y el nivel creciente del mar y el cambio climático presentan una amenaza sin precedentes para la humanidad.

Ustedes, aquí en los países del Pacífico, conocen estos riesgos y estos retos mejor que la mayoría, ya que forman parte de su realidad inmediata que de por sí es suficientemente complicada, con muchos factores que son específicos de la región como la distancia, los costos asociados del suministro de los servicios básicos, la presión sobre una extensión de tierra limitada, etc.

Hoy les quiero decir que las mujeres y las niñas son cruciales para hacer frente a los diferentes retos del desarrollo sostenible, aquí en el Pacífico pero también en el resto del mundo. El desarrollo sostenible requiere de los derechos de las mujeres, de las mismas oportunidades para todos y de la plena participación de las mujeres. O, como me gusta expresarlo en pocas palabras: la igualdad de género es necesaria para tener un mundo en equilibrio.

Esto es algo que los líderes del Pacífico ya han reconocido. El Plan del Pacífico, adoptado por los Líderes en la reunión del Foro de las Islas del Pacífico en 2005, cita explícitamente la igualdad de género como un elemento esencial para alcanzar el desarrollo sostenible. Esto es también lo que los líderes mundiales reconocieron en Río y lo que es necesario que hoy pongamos en marcha.

En todos los lugares del mundo que he visitado, he conocido a mujeres resistentes y dinámicas que usan su ingenio, sus dotes empresariales y sus conocimientos para generar riqueza, reducir la pobreza y cambiar a sus familias, a sus comunidades y a sus sociedades con muy pocos recursos. Nuestra prioridad tiene que ser empoderar a estas mujeres. Los conocimientos y la experiencia que tienen las mujeres sobre trabajar la tierra y sobre su entorno hace que sus opiniones sean fundamentales en toda estrategia de gestión de los recursos.

Como responsables de procurar alimentos, agua y otros medios para sobrevivir, las mujeres tienen la experiencia y la familiaridad con esos recursos para dar un punto de vista invaluable a las prácticas sostenibles. Las mujeres, en especial de las comunidades indígenas y de áreas rurales, han creado modos de sacar partido de su entorno y de adaptarse al cambio.

No es posible gestionar el ecosistema sin la colaboración de las mujeres. Igualmente importante es el hecho de que son las que más perderán si la biodiversidad continúa deteriorándose y si se desestiman las prioridades medioambientales a favor de beneficios económicos a corto plazo.

En la actualidad, las mujeres en los países en desarrollo representan el 43 por ciento de los trabajadores agrícolas pero no tienen un acceso equitativo a la tierra, al crédito o a las nuevas tecnologías. Esto es un problema bien conocido en la región del Pacífico. Mientras que muchos países son tradicionalmente matrilineales, las políticas actuales relativas a la tierra no tienen en cuenta la relación tradicional que tienen las mujeres con la tierra.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima, sin embargo, que si se da a las mujeres el mismo acceso que a los hombres a los fertilizantes, las semillas, las herramientas y otros tipos de apoyo agrícola, se podría incrementar el rendimiento agrícola y se conseguiría que entre 100 y 150 millones menos de personas pasasen hambre. ¿Es esto algo que nos podemos permitir?

En la actualidad, millones de mujeres, en su mayoría del medio rural, siguen cocinando con cocinas que generan humo y polución. Como resultado, dos millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades respiratorias y 85 por ciento de ellas son mujeres y niños. Esto no es sostenible; las mujeres necesitan energía limpia.

Hay iniciativas en Kiribati y Tokelau para introducir la energía solar en las casas, y en Fiji, Tonga y Tuvalu para establecer una independencia energética total, que tendrán enormes consecuencias para las mujeres. La transición a la energía solar implica seguridad así como ahorros en tiempo y dinero en tareas dedicadas a obtener fuentes de calor y de energía.

Por lo tanto, como lo hice en Río hace sólo unos meses, hoy les quiero pedir a ustedes y a todos los Líderes del Foro de las Islas del Pacífico que pasen a la acción. Acción para que el derecho a la salud sexual y reproductiva se traduzca en una información segura y en servicios de salud de calidad, económicos y accesibles allí donde se necesiten.

Acción para que los trabajos decentes y los salarios equitativos se traduzcan en empleos que protejan los derechos de los trabajadores, incluyendo los derechos de las mujeres.

Acción para que la violencia contra las mujeres y las niñas se convierta en nuevas actitudes que promuevan la tolerancia cero para estos crímenes y cero impunidad.

Acción para que el liderazgo, que hoy es monopolio de los hombres, se convierta en igualdad de oportunidades y de participación para hombres y mujeres por igual, porque la diversidad permite una toma de decisiones más certera y sensible.

Acción para que el cambio climático y el deterioro medioambiental se conviertan en prioridades urgentes que sean atendidas de manera inteligente, cooperativa e inmediata.

Acción para que las mujeres y los hombres gocen de los mismos derechos, oportunidades y participación.

Muchas gracias.