“Situar la igualdad de género en el centro de la agenda para el desarrollo posterior a 2015”: Discurso de John Hendra ante el panel sobre un tema emergente

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“Situar la igualdad de género en el centro de la agenda para el desarrollo posterior a 2015”, Discurso de John Hendra, Subsecretario General y Director Ejecutivo Adjunto, Oficina de Políticas y Programas, ONU Mujeres, ante el panel sobre un tema emergente: Cuestiones fundamentales de la igualdad de género que deberán quedar reflejadas en el marco de desarrollo posterior a 2015, 7 de marzo de 2013

Señora Moderadora, Irina Velichko, Anita Nayar, Dra. Caren Grown, señoras y señores.

Es un placer estar hoy aquí para compartir con ustedes algunas reflexiones sobre el marco de desarrollo posterior a 2015 y cómo podemos asegurar que la igualdad de género y los derechos de las mujeres estén en el centro de la agenda para el desarrollo después de 2015.

Les hablo hoy en nombre de ONU Mujeres. También comparto la presidencia del grupo de trabajo de los ODM del GNUD con el PNUD y soy miembro del grupo informal superior de coordinación de cuatro subsecretarías generales del Secretario General. Estaba previsto que la Sra. Amina Mohammed, Asesora Especial del Secretario General con respecto a la planificación del desarrollo posterior a 2015, estuviese entre los participantes de hoy. La han convocado para una consulta regional, pero intentaré también cubrir algunos de los puntos que ella habría planteado.

Mis observaciones de hoy se centrarán en tres áreas clave: dónde nos encontramos actualmente en este proceso; algunas reflexiones sobre lecciones aprendidas de los ODM que debemos trasladar a la agenda posterior a 2015; y cómo podría ser una agenda posterior a 2015 que tenga la igualdad de género como tema fundamental.

Como saben, este es un proceso sumamente participativo. ¡No creo que hubiéramos podido crear un proceso más complejo aun si lo hubiéramos intentado!

El desarrollo del marco es, por supuesto, la prerrogativa de los Estados Miembros y la función del sistema de las Naciones Unidas es apoyar este proceso y ofrecer el mejor asesoramiento técnico posible. Como la moderadora ha indicado, hay numerosas corrientes simultáneas en curso. Según dictaba el documento final de Río+20, ya está establecido el Grupo de Trabajo Abierto y en breve comenzará a trabajar en una propuesta de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El Equipo de Trabajo de las Naciones Unidas, que definió la posición de las Naciones Unidas con respecto al marco posterior a 2015 ante la Cumbre de Río en su informe “El Futuro que Queremos para Todos”, brindará asistencia técnica al Grupo de Trabajo Abierto, que ya tiene en sus manos el informe del Equipo de Trabajo de las Naciones Unidas junto con los resultados de una encuesta de Estados Miembros sobre cuestiones prioritarias que se deben abordar en los ODS.

El Grupo de alto nivel independiente creado por el Secretario General de las Naciones Unidas se ha reunido tres veces, en Nueva York, Londres y Monrovia, y volverá a reunirse en Bali a fines de marzo; su informe debe presentarse al Secretario General a fines de mayo de 2013. Como se indicó en la comunicación de Monrovia, el Grupo probablemente centre la atención en la pobreza extrema, la generación de empleo y la producción y el consumo sostenibles, así como en la aceleración del logro de los ODM. En la reunión de Bali, también se debatirán cuestiones cruciales para la implementación de la agenda posterior a 2015, como las asociaciones y el financiamiento.

Además, el GNUD organiza 11 consultas temáticas globales, así como más de 70 consultas nacionales y actividades de enlace a través del sitio www.worldwewant2015.org/es. Se presentará un informe inicial de las primeras consultas en aproximadamente dos semanas y media y ya hay informes individuales de muchas de las consultas temáticas disponibles en Internet, en este mismo sitio web. Las Comisiones económicas regionales de las Naciones Unidas también están organizando consultas regionales y producirán su propio informe de estos debates.

Indudablemente será un desafío reunir todas estas líneas diferentes en una sola narrativa y un conjunto único de metas y objetivos. Por supuesto, en última instancia esta tarea corresponderá a los Estados Miembros. Pero con la probabilidad de que el Equipo de Trabajo Abierto presente su informe el año próximo, queda claro que todas y todos nosotros estaremos en este proceso durante largo tiempo. Con dos años y medio por delante, debemos mantener el ritmo. Por ello, creo que hay que tener cautela y no precipitarnos a la hora de intentar identificar las metas y los objetivos. Primero se debe contar con la narrativa, que tiene que ser atractiva, ambiciosa y tiene que impulsarnos para avanzar desde los principios enunciados en la Declaración del Milenio hacia una agenda más transformadora.

También va a resultar un desafío asegurar una convergencia no sólo procedimental sino, más crucialmente, sustantiva, entre los ODS y la agenda posterior a 2015. Como ha expresado Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, a quien cito: “Es esencial que los procesos con respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la agenda para el desarrollo posterior a 2015 sean coherentes entre sí. Esto permitirá que los Estados Miembros definan un marco de desarrollo mundial único con el desarrollo sostenible como aspecto central”. Y existe tensión entre quienes prefieren un enfoque de “ODM renovados” que simplemente se amplíe con las metas existentes y el creciente número de personas en todo el mundo que quieren ver un marco verdaderamente transformador que sea universal y se aplique a todas y a todos.

Al mismo tiempo, creo firmemente que precisamente este proceso de consulta global abierto e inclusivo es imprescindible para asegurar la rendición de cuentas y la credibilidad de la agenda posterior a 2015. La legitimidad del futuro marco de desarrollo dependerá, en gran parte, del grado en que el proceso, así como el marco en sí, se base en los derechos. En otras palabras, de que haya consulta amplia e inclusiva y participación de todas las partes interesadas y todas las sociedades y que las voces de las personas más marginadas y excluidas sean escuchadas. También espero que las amplias consultas que se realicen consigan que los gobiernos tomen conciencia de que están bajo escrutinio, de que sepan que una vez que las negociaciones intergubernamentales estén en curso, éstas se llevarán a cabo bajo la mirada atenta y con expectativas muy altas de todo el mundo.

Sin embargo, antes de realmente establecer las expectativas sobre lo que el marco posterior a 2015 podría contener, debemos mirar hacia atrás y reflexionar sobre los éxitos y los fracasos de los ODM.

Sin duda, los ODM han tenido una influencia decisiva a la hora de modelar el panorama del desarrollo. Aunque la aceptación inicial fue lenta, con el tiempo se ha ganado amplio apoyo político y una ayuda financiera nada desdeñable.

Eran concretos y tenían una fecha límite, lo cual ha contribuido a impulsar la acción en muchos frentes, también en la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Se han adaptado para adecuarlos a los contextos y las necesidades locales y se han utilizado como una medida del progreso en muchos países. Además, son sencillos y fáciles de comunicar.

Pero como sabemos, los ODM han recibido fuertes críticas basadas en varios argumentos de peso. Los promedios nacionales ocultan las desigualdades dentro de los países, los objetivos mundiales se interpretaron como objetivos nacionales y existe desequilibrio ente las responsabilidades del Sur descritas en los objetivos 1 a 7 y los compromisos del Norte, expresados en el objetivo 8. Lo que es más crucial desde una perspectiva de género, el objetivo 3 es bastante superficial y no incluye muchos aspectos de desigualdad de género y la discriminación que sufren las mujeres en el empleo y en la participación económica en un sentido más amplio, como cuidadoras, en la toma de decisiones a todos los niveles y en el proceso de consolidación de la paz. Y aún más importante es que una de las violaciones más significativas de los derechos humanos, la violencia contra mujeres y niñas, no figura en absoluto.

Dicho esto, los ODM son los objetivos actualmente vigentes. Y como hemos oído muchas veces durante la semana pasada, con tan sólo 1.000 días por delante, es fundamental que trabajemos con todas nuestras fuerzas para impulsar acciones orientadas a alcanzar los ODM, especialmente objetivos gravemente rezagados como la reducción de la mortalidad materna. Debemos seguir centrando nuestros mejores esfuerzos en este empeño y no siempre desviar nuestra atención de inmediato a la agenda posterior a 2015. El Marco para acelerar el logro de los ODM, adoptado en más de 40 países con firme apoyo de los gobiernos, es un indicador muy positivo del permanente compromiso con los objetivos actuales de los ODM, incluido el objetivo 3 sobre igualdad de género.

Dicho lo cual, el mundo tiene un aspecto muy diferente ahora con respecto al año 2000 cuando se diseñaron los ODM. Las crisis sucesivas que hemos sufrido en el siglo XXI —la crisis económica y la austeridad financiera, crisis de alimentos y de combustible, altos niveles de desempleo especialmente entre las y los jóvenes, el impacto del cambio climático, el aumento de los conflictos y la fragilidad en muchas sociedades, mayores desigualdades entre los países y dentro de ellos y fracasos de gobernabilidad y rendición de cuentas— están cambiando la manera en que contemplamos el desarrollo sostenible y el bienestar y la resiliencia de las personas, las comunidades y las sociedades. La necesidad de contar con un nuevo paradigma de desarrollo que sea transformador ya se ha incorporado a nuestros debates sobre la clase de futuro que queremos ver para las mujeres y los hombres, las niñas y los niños de todos los países.

Por lo tanto, ¿cómo sería un marco de desarrollo que se apoye en los éxitos de los ODM, que reconozca los desafíos emergentes y responda a ellos y que tenga como aspecto central la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres?

En línea con los principios expresados en el informe del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas “El Futuro que Queremos para Todos”, parece haber un consenso emergente con respecto a que la futura agenda para el desarrollo debe basarse en los derechos y aprovechar acuerdos normativos y compromisos existentes; que debe ser universal, abordar desafíos que no conozcan fronteras y aplicarse a todos los países, independientemente de su situación de desarrollo; que debe ser transformadora y abordar directamente las desigualdades y la discriminación estructural en todos los niveles y de todas las formas; y que debe ser holística y exhaustiva e integrar todas las dimensiones de desarrollo sostenible y humano para las personas y los límites planetarios. Además, y de manera más crítica, debe ser responsable y transparente, y permitir que las personas corrientes y la sociedad civil pidan rendición de cuentas a los gobiernos.

También hay signos positivos en lo que se refiere al posicionamiento de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en el marco posterior a 2015. El documento final de Río+20 reconoce que la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son vitales para el desarrollo sostenible. A modo de preparación para el Foro sobre Cooperación para el Desarrollo 2014, las y los participantes del Diálogo Político de Viena sobre la Igualdad de Género del pasado mes de diciembre reclamaron un objetivo de igualdad de género independiente y que el género se integrara en todos los aspectos de la agenda. La reunión reconoció que abordar la igualdad de género de manera eficaz sigue siendo una tarea difícil y que persiste el reto de afianzar financiamiento adecuado para la igualdad de género.

En la reunión de Monrovia el mes pasado, el Grupo de alto nivel señaló que la igualdad de género ocupaba un lugar central en sus debates. Asimismo, la reciente Declaración de la Presidencia de la Consulta sobre Desigualdades celebrada en Copenhague en febrero estableció que la agenda posterior a 2015 debe incluir no sólo un objetivo universal por la igualdad de género y el empoderamiento y avance de mujeres y niñas sino, además, una incorporación sustantiva de la desigualdad de género y de otras desigualdades predominantes en todas las áreas, a través de objetivos e indicadores desglosados.

Esto es muy alentador. Pero tenemos que hacer más para desarrollar y acordar con qué características reales contaría un objetivo de género. ONU Mujeres celebró una reunión de grupo de expertas y expertos el año pasado y resultó claro que, si bien todavía no había acuerdo sobre la forma o la sustancia de un objetivo independiente de igualdad de género entre las expertas y los expertos que participaron, había consenso con respecto a que la igualdad de género y los compromisos normativos que ya están vigentes, incluida la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, deben constituir los “estándares mínimos” para todos los objetivos de la agenda posterior a 2015.

Desde entonces, ONU Mujeres ha reflexionado un poco más sobre el contenido de un objetivo de igualdad de género. Promovemos un objetivo de igualdad de género sustantivo e independiente, firmemente fundado en los derechos de las mujeres y basado en normas y estándares de derechos humanos existentes, incluidos los que contiene la Convención. Un objetivo de género independiente debe ser exhaustivo, evitar repetir el enfoque limitado del ODM3 e incluir las cuestiones de género específicas que otras metas y otros objetivos no abordarán.

En primer lugar, el marco y el objetivo de género nuevos deben tender a poner fin al daño y a eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas. Los numerosos y terribles ejemplos recientes de violencia contra mujeres y niñas, junto con fallos sistémicos de los sistemas del orden público y la justicia, son evidentes en todas las sociedades y en todos los niveles de desarrollo. Como se ha venido diciendo a lo largo de toda la semana, la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos que impide que las mujeres contribuyan a las sociedades en las cuales viven y les den forma.

Como la Sra. Bachelet afirmó en la inauguración de la CSW 57 “este es el momento de actuar”, añadiendo que poner fin a la violencia contra las mujeres es realmente el “ODM que falta” y debe incluirse en cualquier nuevo marco de desarrollo. Una manera posible de lograrlo, que ya se está debatiendo, podría ser a través de un objetivo de protección personal o, mejor aún, de ausencia de violencia que aborde de manera explícita la violencia contra las mujeres y las niñas, además de un objetivo de igualdad de género independiente.

En segundo lugar, el marco y el objetivo deben ampliar las opciones y las oportunidades de las mujeres, al tiempo que aseguran el acceso de las mujeres a la educación y al trabajo decente; igual acceso y control de los recursos y los bienes; acceso a protección social; protección y promoción de la salud y los derechos en materia sexual y reproductiva; y una forma más justa de compartir la carga del trabajo no remunerado que realizan las mujeres.

En tercer lugar, debe garantizar que las mujeres participen plenamente en la toma de decisiones, en todos los contextos y en todos los niveles: en las familias, las comunidades y los países.

Finalmente, elaboraría mejores indicadores para llegar al núcleo de lo que debe cambiarse para lograr una agenda transformadora. Asimismo, evaluaría el progreso en todos los demás objetivos e indicadores al desglosar los objetivos y los indicadores por sexo, edad, ingresos, ubicación y otros factores. Como este trabajo todavía está en curso de preparación, tendré mucho interés en oír sus opiniones con respecto a nuestra visión de un objetivo de igualdad de género.

Probablemente ya sepan que ONU Mujeres, junto con el UNICEF, ha estado compartiendo el liderazgo de la consulta temática mundial sobre desigualdades. Además de la Declaración de la Presidencia que explícitamente insta a conseguir un objetivo de igualdad de género, el informe final de la consulta recomienda la inclusión de un objetivo sobre desigualdades. Se ha sugerido que esto puede utilizarse para argumentar que la desigualdad de género se incorpore a un objetivo de desigualdades más amplio.

Sin embargo, hay algo que debemos tener muy claro: necesitamos un objetivo de igualdad de género, así como otros objetivos clave que aborden cuestiones universales, como la desigualdad, la paz y la seguridad, la ausencia de violencia, etc. Porque sólo entonces tendremos una agenda para el desarrollo plenamente basada en los derechos humanos que pueda impulsar un mundo sin discriminación ni violencia, donde las mujeres y los hombres, las niñas y los niños, puedan vivir con dignidad, sin miedo ni necesidades, con la libertad y la posibilidad de tomar sus propias decisiones sobre cómo vivir sus vidas.

En definitiva, aunque ciertamente hay signos positivos, todavía nos queda un largo camino por recorrer. Deberemos prestar toda nuestra atención para asegurar que la agenda posterior a 2015 incorpore una visión de la clase de futuro que queremos, una agenda que se pueda implementar y cuantificar y que garantice la rendición de cuentas. Estoy convencido de que si todas y todos nosotros, los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y las personas corrientes seguimos trabajando juntas y juntos, podemos crear el marco que queremos. Puedo asegurarles que ONU Mujeres se compromete plenamente a colaborar con todas y todos ustedes para hacer realidad este propósito.

Muchas gracias.