Declaración de la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres: No dejar a nadie sin servicios de salud

Declaración de Phumzile Mlambo-Ngcuka, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, para el Día Mundial del SIDA, 1º de diciembre de 2017

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Cada cuatro minutos tres mujeres jóvenes son infectadas con el VIH (Informe de ONUSIDA. Mi salud, mi derecho, 2017). Es evidente que no están disfrutando de su derecho a la salud, ni lo harán, hasta que seamos capaces de revertir las desigualdades y la discriminación que alimentan la propagación del VIH. Para lograr los cambios que procuramos, debemos centrarnos en aquellas personas cuya salud y futuro no constituyen actualmente una prioridad.

A lo largo de las comunidades y los países, los desequilibrios en las relaciones de poder, las normas sociales que promueven el confinamiento y la prevalencia de la violencia y la discriminación basada en el género están provocando grandes lagunas en la prevención del VIH para las mujeres y las niñas, así como en el tratamiento de dicha enfermedad. Esto es especialmente cierto para los grupos marginados que a menudo enfrentan altos niveles de estigmatización y discriminación, como las mujeres con discapacidad, las trabajadoras sexuales, las mujeres que se inyectan drogas y las mujeres en prisión, con el consiguiente aumento de la dificultad en el acceso a la atención médica, especialmente cuando interviene más de un motivo de discriminación. Así, por ejemplo, las mujeres embarazadas que se inyectan drogas y viven con el VIH enfrentan mayores dificultades para acceder a servicios para evitar que sus hijas e hijos contraigan la infección por el VIH que otras mujeres que viven con el VIH (ONUSIDA, 2014).

Las mujeres que sufren altos niveles de discriminación también corren un alto riesgo de violencia, que a su vez agrava la probabilidad de infección (ONUSIDA, 2017). A modo de ejemplo, datos de África subsahariana sugieren un aumento del riesgo de infección por el VIH entre las mujeres con discapacidad en comparación con las mujeres sin discapacidad (ONUSIDA Disability and HIV, 2017).

Hay varias iniciativas importantes en marcha que utilizan el conocimiento de los factores de riesgo y se centran en crear capacidades para aplicar con éxito las mejores prácticas.

La aplicación de medidas urgentes orientadas a poner fin a leyes discriminatorias contra aquellas personas en riesgo de contraer VIH, así como para fomentar el empoderamiento y la creación de un entorno jurídico justo, han dado lugar a un llamado sin precedentes para poner a las mujeres y las niñas en el centro del sistema de salud, así como a la firma de la Declaración conjunta de las Naciones Unidas para poner fin a la discriminación en los centros sanitarios por parte de ONU Mujeres y 11 organismos asociados.

El programa SASA!, que se originó en Uganda, ha utilizado con éxito la comprensión de la relación entre la discriminación, la violencia y la infección por el VIH para invertir la situación mediante el activismo, la promoción y la capacitación locales que llevaron a una significativa reducción de la aceptación e incidencia de violencia contra la pareja, incluida la violencia sexual, en el seno de las comunidades (Abramsky, 2014). El Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Eliminar la Violencia contra las Mujeres, administrado por ONU Mujeres, ha apoyado la aplicación del programa SASA! en Kenya, Haití y Tanzania.

 No dejar atrás a ninguna mujer o niña en la respuesta al VIH significa garantizar su participación y compromiso plenos en el diseño de esa respuesta, mejorando el acceso a los servicios y reclamando su derecho a la salud. Para ello, debemos promover las voces y el liderazgo de las mujeres y apoyar su espacio en la mesa de toma de decisiones. En 2016, ONU Mujeres apoyó redes de mujeres que viven con el VIH en 31 países, con miras a aumentar su participación en el sistema nacional de respuestas al VIH.

Asimismo, estamos desarrollando las habilidades de liderazgo de las adolescentes y las mujeres jóvenes para que participen en foros de fijación de agendas y deliberaciones a nivel nacional sobre la eliminación del sida, mediante tecnologías digitales. Así, por ejemplo, en Malawi, Uganda y Kenya, nuestro programa "Compromiso + Empoderamiento = Igualdad" movilizó en tan sólo nueve meses a más de 1.000 jóvenes campeonas, incluidas 250 niñas que viven con el VIH, mediante asesoramiento en línea y presencial, proporcionando apoyo de pares y programas en las redes sociales que llegaron a miles de mujeres jóvenes. La voz y el activismo de las jóvenes es especialmente importante cuando consideramos que las mujeres jóvenes constituyen el 74 % de las nuevas infecciones en África oriental, y el 91 % de las nuevas infecciones en África meridional entre 15 y 19 años de edad (ONUSIDA, 2016).

En este Día Mundial del SIDA, ONU Mujeres hace un llamado para alcanzar un compromiso que priorice y llegue a todas las mujeres y las niñas que estén quedando atrás en la respuesta al VIH: cada mujer y cada niña. No dejar a nadie atrás significa incluirlas a todas, sin excepción ni discriminación.