Aliados contra la violencia: formación de padres para poner fin a la discriminación contra las mujeres en Turquía

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Unal Kurtal, uno de los padres que participó en la formación ofrecida por ACEV, carga en brazos a su hija menor durante un viaje organizado por los participantes de este grupo de apoyo a la paternidad en Turquía en 2012. Foto: Fundación Madre Hijo (ACEV).

En una escuela primaria de Estambul, un grupo de hombres están sentados en pequeñas sillas de madera y discuten animadamente. Algunos levantan la mano pidiendo el turno para hablar, mientras otros prestan atención y toman notas. No es la primera vez que los hombres han ocupado el aula, pero su presencia sigue causando asombro. “Es realmente extraño ver a 15 hombres reunidos hablando de sus esposas, hijos e hijas, y no de fútbol, dice sonriendo Izzet Sengel, formadora especialista de la Fundación Madre Hijo (ACEV).

ACEV es una organización turca que sostiene y trabaja por un cambio positivo en los hombres a través de sus roles de padres. Su “programa de paternidad que se realiza conjuntamente con el Fondo Fiduciario de la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres, apoya en la actualidad a un grupo de 210 activistas que organizan asambleas de intercambio de ideas cuya participación está reservada a los hombres en las escuelas de seis provincias.

Su objetivo es prevenir la violencia doméstica a través de la incorporación de los hombres en cuanto que aliados en este asunto, y de promover la sensibilidad por los asuntos de género y la equidad entre los padres. En el programa de tres meses que consta de reuniones semanales, los miembros comparten sus experiencias como padres y discuten temas que muchas veces no son familiares, como por ejemplo cómo mejorar la capacidad de escucha y de reprimir la ira, o bien el modo en que la violencia muchas veces tiene sus orígenes en estereotipos de género.

El enfoque es una respuesta innovadora a un problema que ha causado un daño sin precedentes en la sociedad en general.

En Turquía, casi el 45 por ciento de las mujeres casadas han sido víctimas de violencia por parte de sus compañeros -ya sea física (39 por ciento), sexual (15 por ciento) y/o emocional (44 por ciento)- según un informe de 2009 del Ministerio de la Familia y de los Asuntos Sociales. Según las mujeres encuestadas, las causas van desde disputas relacionadas con las familias de los esposos o con los hijos, los problemas económicos y la ira del hombre causada por celos.

En la escala de temas tabús en Turquía, éste se encuentra entre los primeros lugares. Sin embargo, la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos y acarrea considerable costo para la salud y el bienestar social y económico de la sociedad turca en general.

Parece ambicioso querer cambiar comportamientos de toda una vida y normas sociales arraigadas en tan sólo 13 semanas, y Sengel y otros miembros de la ACEV lo saben, pero su trabajo ya ha dado resultados. Gracias a que se han utilizado formadores como maestros y trabajadores sociales que ya gozan de respeto en la comunidad, han podido marcar una diferencia importante en las opiniones de los hombres de las comunidades en que trabajan. “Cuando observo el cambio pienso que todos los padres deberían tomar este curso, dice Unal Kurtal, un padre de tres hijos de 43 años de edad y miembro del grupo en Estambul. “Siempre me sentí orgulloso de ser padre, pero ahora veo que era demasiado protector. Me enojaba con facilidad. Ahora, gracias a este curso, aprendí a controlar mi ira.

A través de las discusiones, los formadores tratan de poner en tela de juicio las pautas tradicionales de la crianza de los hijos y la percepción de los roles de los hombres en la familia. No obstante, se hace participar a toda la familia: hay dos sesiones que dan a las esposas una idea sobre los temas que se cubren durante el programa y un folleto que contiene los detalles de las instituciones, las leyes, los planes nacionales de acción en relación con los derechos de las mujeres y la información sobre lugares y servicios de apoyo para mujeres y niñas víctimas de violencia.

Al finalizar el programa se celebra una ceremonia organizada por los grupos a nivel provincial, a la que asisten los hijos y las esposas. Ésta es la oportunidad para reconocer los progresos y logros de los padres que se gradúan, que ya son 1.951 desde que comenzó el programa en septiembre de 2011.

El cambio es contagioso: Ozge, la esposa de Unal, dice: “Después de que mi esposo comenzara el curso, aprendí que la violencia emocional puede hacer tanto daño como la violencia física. Me hizo prestar atención a cómo me comportaba con mis hijas. Decidí unirme a la lucha contra la violencia contra las mujeres y las niñas.

En lo que representa un paso positivo, el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de la Familia y los Asuntos Sociales de Turquía comenzaron recientemente a brindar apoyo al programa y han solicitado que se le amplíe. La familia Kurtal está de acuerdo: “Este certificado tendría que ser necesario antes de casarse, dice Unal sonriendo.