Generan ganancias y cambian la mentalidad: las cooperativas de mujeres detrás del cambio social en los Territorios Palestinos Ocupados

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Khitam Sameeh, directora de la Cooperativa Baita, vende los bienes y productos del grupo en su primera tienda, que fue abierta con el apoyo del Fondo para la Igualdad de Género de ONU Mujeres. Foto: Centro Bisan para la Investigación y el Desarrollo

Cuando era niña, Khitam Sameeh soñaba con terminar la escuela secundaria en los Territorios Palestinos Ocupados y hacer una carrera. Sin embargo, fue víctima de un matrimonio arreglado a los 15 años y terminó con cinco hijos y pocas opciones para facilitar su lucha económica diaria. El suyo no es un caso único: según la Oficina Central Palestina de Estadísticas, en 2011 un 92,3 por ciento de las mujeres de entre 15 y 29 años estaba casada.

Pese a los retos que enfrentaba, Khitam finalmente ha logrado su meta. A sus 42 años terminó el año pasado un programa de cooperativa de mujeres con nuevas capacidades, una nueva fuente de ingresos mensual y una renovada confianza en sí misma. “El proyecto ha cambiado completamente mi personalidad, dice. “¡Ahora soy una mujer productiva! El año pasado gané 1.430 shekels israelíes (US$353), lo que me permitió probarme ante mi familia, la cooperativa y la comunidad.

Las mujeres están en particular desventaja en los Territorios Palestinos Ocupados, donde la mentalidad protectora tradicional se ve intensificada por otras restricciones diarias. Generalmente se da prioridad a la educación de los varones, la mayoría de los trabajos remunerados son para los hombres, y se espera que las mujeres vivan en sus casas, dedicadas a tareas domésticas no remuneradas. Aunque el nivel de alfabetización de las mujeres ha mejorado en los últimos años, Palestina todavía se encuentra rezagada a nivel mundial, ya que la cantidad de mujeres analfabetas es cuatro veces mayor que la de los hombres.

Con el propósito de ayudar a las mujeres de los Territorios Palestinos Ocupados a prosperar económica y políticamente, el Fondo para la Igualdad de Género de ONU Mujeres está trabajando con la ONG Centro Bisan para la Investigación y el Desarrollo y con sus organismos socios para crear y convertir las cooperativas de mujeres en lugares donde puedan reunirse, aprender y trabajar con la aprobación de sus familias y comunidades.

Esta asociación ha ayudado a seis cooperativas existentes y ha creado dos más en Cisjordania, empoderando a mil mujeres entre 2010 y 2011, y a muchas más desde entonces. Ya sea en el procesamiento de alimentos, la cría de animales o la apicultura, las mujeres aprenden nuevas técnicas que les permiten prosperar individualmente y como grupo.

Miembros de la Cooperativa Baita, cerca de Nablus, preparan pasteles locales. Foto: Cooperativa Baita.

“Por ejemplo, el programa ha enseñado a las mujeres de las cooperativas sobre la administración y el valor del modelo cooperativo; sobre cómo distribuir equitativamente las horas de trabajo, las ganancias y las pérdidas; y sobre cómo aprovechar los recursos y los conocimientos, explica Rana El-Houjeiri, la especialista de programas del Fondo para los Estados Árabes. “También recibieron clases de finanzas y gestión con el propósito de ayudarlas a identificar oportunidades de negocios y a ampliar su espacio político. Cada una ahora gana un sueldo estable y además puede tener un ingreso anual adicional. En Baita, por ejemplo, las mujeres han ganado más de 380 dólares anuales cada una.

Las cooperativas han empezado a formar coaliciones de defensa, trabajando con los sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil para, entre otras cosas, obtener una mejor protección social para las trabajadoras informales. Comenzaron a implicarse igualmente en las estrategias administrativas locales. En un caso particularmente exitoso, el Consejo Legislativo Palestino aceptó la demanda de las mujeres de una enmienda a la ley sobre la protección social que rige las cooperativas del Territorio, y la ha presentado para ser discutida en el Consejo.

Las mujeres hablan de profundos cambios en sus perspectivas. Muchas dicen sentirse más confiadas en general y más conscientes de su potencial en cuanto que miembros de la comunidad. “El 90 por ciento de mis conocimientos sobre mis derechos surge de esta experiencia de hacer cabildeo y campañas, informa una de las miembros. “Es aquí donde comprendí cuáles son mis derechos y dónde, cuándo y cómo defenderlos.

A medida que asumen un rol social y económico más dinámico, la mentalidad de su entorno ha comenzado a cambiar. “Nuestra comunidad ahora nos reconoce como miembros activos de una cooperativa, como mujeres que somos importantes empresarias que producen, dice Khitam, que ahora dirige la cooperativa. “En la actualidad salimos de casa y no necesitamos tener el permiso de un esposo o de un hermano, sino que hacemos lo que es correcto para nosotras.

El Fondo para la Igualdad de Género trabaja para empoderar a las mujeres y a las niñas de todo el mundo gracias a subsidios y préstamos de alto impacto a varios años, que pueden alcanzar el millón de dólares, otorgados directamente a las organizaciones de mujeres y los organismos gubernamentales comprometidos con la igualdad de género.